<p>Mientras a la canciller le quedan apenas diecinueve votos de ventaja en el parlamento federal (Bundestag), su antecesor socialdemócrata Gerhard Schröder no cree que el euro peligre, pero auspicia una “unión política amplia en la Eurozona”. En otras palabras, el líder opositor acaba coincidiendo con Axel Weber, ex presidente del Bundesbank y otrora candidato de Merkel para el Banco Central Europeo.<br />
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En síntesis, crece la cantidad de opiniones calificadas a favor de una Unión Europea en dos andariveles. Vale decir, un “super euro” para economías líderes (Alemania, Austria, Francia, Holanda, Finlandia, Luxemburgo, etc.) y un “segundo euro” para el resto. Pero ¿la Eurozona tendrá paciencia con el malestar alemán, por un lado, y una perifería borrascosa, con Grecia a la cabeza?<br />
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Los resultados obtenidos en el sondeo de la cadena televisiva ZDF ilustran la ambivalencia del público germano. Por una parte, ve con buenos ojos una creciente integración política de la Eurozona (no de la UE). Por otra, no quiere pagar más facturas de rescates periféricos, particularmente el griego.<br />
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Las señales provenientes de Atenas tampoco ayudan. Especialmente las que sugieren una posible vuelta al dracma, la moneda local. Aparte del trauma consiguiente, eso ubicaría a Grecia con el resto de la UE (diez países hasta ahora).<br />
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Respecto del BCE, el intransigente Jürgen Stark dejará en manos de Jörg Asmussen su silla en el directorio. Propuesto por Wolfgang Schäuble, hasta ahora era viceministro de Hacienda, justamente. Según varios medios alemanes, el relativamente joven Asmussen (45 años) representa una camada de tecnócratas pragmáticos e internacionalistas. Algunos observadores estiman que asumirá recién cuando el italiano Mario Draghi suceda a Jean-Claude Trichet al frente del BCE (2 de noviembre).<br />
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Con crisis, malestar en Alemania y BCE
Los desastres electorales de Angela Merkel reflejan un problema sociopolítico: 76% de una encuesta no quiere que se aumente el Fondo pro Estabilidad Económica y Financiera (FEEF, 440.000 millones). Pero 55% apoyaría una mayor integración europea.