martes, 13 de mayo de 2025

Como se preveía, Míjail Jodorkovsky fue declarado culpable

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Siguiendo órdenes de Vladyímir Putin, la justicia rusa condena al fundador y ex presidente de Yukos –virtualmente extinta- por fraude fiscal agravado. El magnate esá entre rejas desde hace casi año y medio.

Por supuesto, la defensa, la bolsa de Estocolmo, medios financieros y varias compañías petroleras internacionales califican el proceso como “una farsa torpe” (términos citados por el sueco Dagens nyheter. La lectura del veredicto tomará un par de días y sólo queda por definir si, además, a Jodorkovsky le endilgarán asociación ilícita.

El ex directuvo estaba entre los grandes empresarios que se oponían a las ambiciones hegemónicas del “zar” Putin, antiguo jefe de la KGB e integrante de la poderosa burocracia soviética (la “nomyenklatura”). Por su parte, el hoy condenado y sus amigos también provenían de ese estrato y virtualmente saquearon las arcas soviéticas –partido inclusive- y se levantaron con más de US$10.000 millones. Parte del dinero se lavó vía partidos comunistas en varios países europeos y latinoamericanos, con ayuda de La Habana (que sigue repartiendo subsidios a dirigentes, intelectuales y comunicadores).

Por supuesto, el mejor negocio de los oligarcas consistió en comprar por monedas grandes empresas soviéticas en sectores básicos (petróleo, gas, siderurgia, plástico, transportes). Pero Putin fue más astuto: comprendiendo la mentalidad rusa, advirtió que –desde Pedro I y Catalina II- el verdadero poder es político. Ni siquiera los militares, aun después de vencer a los alemanes, podían pasar por encima del partido, como demuestra el caso del mariscal Gyorghi Dshukov.

La ofensiva del Kremlin contra Yukos se apoyó en reclamos impositivos sin mucho sustento contable. Entre 2002 y 2004, por ejemplo, la deuda en mora fue pasando de US$2.800 a 27.000 millones. Al ser detenido en 2003, se congelaron los activos de la empresa y, 13 meses después, Yuganskñeftyegaz, división operativa de Yukos, fue estatizada en una maniobra escandalosa (US$9.300 millones).

Ahora bien, ¿cómo Jodorkovsky no se la vio venir, conociendo el paño? Experiencia política tenía: en los ´80 era dirigente de la juventud comunista (Konsomol). En 1999, ya creaba la banca Myenatyep y, hacia 2002, era el hombre más rico del país. Su fortuna personal, de origen poco claro, sumaba US$15.000 millones. En 1996 hace un excelente meganegocio financiando la campaña de Boris Yeltsin. Como premio, obtiene Yukos por apenas US$350 millones, aunque –según analistas británicos- ese activo representase no menos de 2.500 millones. Años más tarde y contra el consejo de Yeltsin, forma un frente de oligarcas para oponerse al ascenso de Putin. Fue el peor error de su vida.

Por supuesto, la defensa, la bolsa de Estocolmo, medios financieros y varias compañías petroleras internacionales califican el proceso como “una farsa torpe” (términos citados por el sueco Dagens nyheter. La lectura del veredicto tomará un par de días y sólo queda por definir si, además, a Jodorkovsky le endilgarán asociación ilícita.

El ex directuvo estaba entre los grandes empresarios que se oponían a las ambiciones hegemónicas del “zar” Putin, antiguo jefe de la KGB e integrante de la poderosa burocracia soviética (la “nomyenklatura”). Por su parte, el hoy condenado y sus amigos también provenían de ese estrato y virtualmente saquearon las arcas soviéticas –partido inclusive- y se levantaron con más de US$10.000 millones. Parte del dinero se lavó vía partidos comunistas en varios países europeos y latinoamericanos, con ayuda de La Habana (que sigue repartiendo subsidios a dirigentes, intelectuales y comunicadores).

Por supuesto, el mejor negocio de los oligarcas consistió en comprar por monedas grandes empresas soviéticas en sectores básicos (petróleo, gas, siderurgia, plástico, transportes). Pero Putin fue más astuto: comprendiendo la mentalidad rusa, advirtió que –desde Pedro I y Catalina II- el verdadero poder es político. Ni siquiera los militares, aun después de vencer a los alemanes, podían pasar por encima del partido, como demuestra el caso del mariscal Gyorghi Dshukov.

La ofensiva del Kremlin contra Yukos se apoyó en reclamos impositivos sin mucho sustento contable. Entre 2002 y 2004, por ejemplo, la deuda en mora fue pasando de US$2.800 a 27.000 millones. Al ser detenido en 2003, se congelaron los activos de la empresa y, 13 meses después, Yuganskñeftyegaz, división operativa de Yukos, fue estatizada en una maniobra escandalosa (US$9.300 millones).

Ahora bien, ¿cómo Jodorkovsky no se la vio venir, conociendo el paño? Experiencia política tenía: en los ´80 era dirigente de la juventud comunista (Konsomol). En 1999, ya creaba la banca Myenatyep y, hacia 2002, era el hombre más rico del país. Su fortuna personal, de origen poco claro, sumaba US$15.000 millones. En 1996 hace un excelente meganegocio financiando la campaña de Boris Yeltsin. Como premio, obtiene Yukos por apenas US$350 millones, aunque –según analistas británicos- ese activo representase no menos de 2.500 millones. Años más tarde y contra el consejo de Yeltsin, forma un frente de oligarcas para oponerse al ascenso de Putin. Fue el peor error de su vida.

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