Comisión Europea: Barroso se debate entre peleas y escándalos
José Manoel Durão Barroso no tiene paz. La presidencia de la CE parece algo demasiado grande para este portugués conservador, sin apoyo en el europarlamento, brillo político ni intelectual.
Este fin de semana, se cayó el senador rumano Varujan Vosganian, de origen armenio, como candidato a integrar la CE. El personaje estaba envuelto en un escándalo político mayor: haber sido espía de Nicolae Ceausescu cuando éste era dictador de su país. Eso pone en evidencia un error estratégico de la Unión Europea: apresurarse a incorporar Rumania y Bulgaria sin beneficio de inventario.
Pero los problemas de Barroso no acaban ahí. Su entorno es un caldero de brujas y vive internas venenosas, facilitadas por su pálido manejo político. Por ejemplo, luego de confesar que el ingreso de Turquía era un trauma, medios ingleses se lanzaron contra él y Francia.
Olvidando que Gran Bretaña ni siquiera acepta el euro como moneda compra –y funciona como quinta columna de Estados Unidos en la UE-, exigen que no se trabe la entrada turca. Desdeñan las masacres de armenios y kurdos (la de 1915 la atribuyen al extinto imperio Otomano) y la postura francesa al respecto.
El caso Vosganian puede ser devastador porque, además, su candidatura a la CE fue sorpresiva. De hecho, todos apostaban por Monica Macovei, ministra anticorrupción en Rumania. Entretanto, la búlgara Myélena Kúnyeva le arebató al delegado chipriota el comisariato de protección a consumidores. En cuanto al senador, también se descubrió que estaba a sueldo de Sorin Ovidiu, magnate de medios mucho más turbio que Silvio Berlusconi.
En un plano menos duro pero más picante, Barroso se quedó sin su segundo, el alemán de origen holandés Günter Verheugen, un personaje hasta ahora más influyente que su jefe y ex ministro de su país. Casado y con hijos, hizo nombrar en un alto cargo técnico a su amante de turno. En medio de tantos líos, el presidente de la CE puede perder dos colaboradores relevantes –el belga Louis Michel y la sueca Margot Wallström- justo mientras se acerca el 7 de noviembre, fecha fijada para entregar el informe de la CE sobre Turquía.
Este fin de semana, se cayó el senador rumano Varujan Vosganian, de origen armenio, como candidato a integrar la CE. El personaje estaba envuelto en un escándalo político mayor: haber sido espía de Nicolae Ceausescu cuando éste era dictador de su país. Eso pone en evidencia un error estratégico de la Unión Europea: apresurarse a incorporar Rumania y Bulgaria sin beneficio de inventario.
Pero los problemas de Barroso no acaban ahí. Su entorno es un caldero de brujas y vive internas venenosas, facilitadas por su pálido manejo político. Por ejemplo, luego de confesar que el ingreso de Turquía era un trauma, medios ingleses se lanzaron contra él y Francia.
Olvidando que Gran Bretaña ni siquiera acepta el euro como moneda compra –y funciona como quinta columna de Estados Unidos en la UE-, exigen que no se trabe la entrada turca. Desdeñan las masacres de armenios y kurdos (la de 1915 la atribuyen al extinto imperio Otomano) y la postura francesa al respecto.
El caso Vosganian puede ser devastador porque, además, su candidatura a la CE fue sorpresiva. De hecho, todos apostaban por Monica Macovei, ministra anticorrupción en Rumania. Entretanto, la búlgara Myélena Kúnyeva le arebató al delegado chipriota el comisariato de protección a consumidores. En cuanto al senador, también se descubrió que estaba a sueldo de Sorin Ovidiu, magnate de medios mucho más turbio que Silvio Berlusconi.
En un plano menos duro pero más picante, Barroso se quedó sin su segundo, el alemán de origen holandés Günter Verheugen, un personaje hasta ahora más influyente que su jefe y ex ministro de su país. Casado y con hijos, hizo nombrar en un alto cargo técnico a su amante de turno. En medio de tantos líos, el presidente de la CE puede perder dos colaboradores relevantes –el belga Louis Michel y la sueca Margot Wallström- justo mientras se acerca el 7 de noviembre, fecha fijada para entregar el informe de la CE sobre Turquía.
