Comienza a licuarse en Davos el mito de la globalización

Desde el extinto consenso de Washington (1989), un grupo de potencias, banqueros, transnacionales y académicos promovían la globalización económica como instrumento clave del crecimiento. Mejor dicho, de atender sus intereses tras esfumarse la guerra fría.

28 enero, 2009

<p>Pese a sus diferencias, Estados Unidos, la Uni&oacute;n Europea y los pa&iacute;ses petroleros aliados a Washington apoyaron la continuidad de esa integraci&oacute;n. Tras el colapso sovi&eacute;tico, Occidente erigi&oacute; al sector privado como motor globalizante. Justamente esa constelaci&oacute;n de intereses se encarnaba en el Foro Econ&oacute;mico Mundial, Davos (que databa de 1978).&nbsp; </p>
<p>Pol&iacute;ticos, analistas, bur&oacute;cratas, banqueros y empresarios hablaban el mismo idioma. Cuando Jeffrey Sachs, cerebro del FEM, se larg&oacute; a pensar por cuenta propia, Klaus Schwab (cofundador y beneficiario de Davos) se lo sac&oacute; suavemente de encima. Todo era discreto en esa aldea suiza. Pero la edici&oacute;n 2009 &ndash;mi&eacute;rcoles a domingo- demuestra que la globalizaci&oacute;n ingresa a su propia crisis.</p>
<p>Lo que las turbulencias internacionales ponen en tela de juicio es que la integraci&oacute;n econ&oacute;mica fomente prosperidad real. En realidad, parece surtir el efecto opuesto: dispersa virus peligrosos y amenaza con una depresi&oacute;n como la de los a&ntilde;os 30. O peor.</p>
<p>En anteriores oportunidades, las estrellas de Davos eran banqueros de inversi&oacute;n, magos de las finanzas cuyas especulaciones aceitaban los engranajes globalizadores. Esta vez, muchos de ellos no acudir&aacute;n. Sea porque se quedaron sin trabajo, optan por el perfil bajo o est&aacute;n en la c&aacute;rcel.</p>
<p>Por el contrario, los pol&iacute;ticos asisten en n&uacute;mero r&eacute;cord: cuarenta, contra 20/25, que era la cifra habitual. Sin el presidente norteamericano en la lista, las estrellas ser&aacute;n Wen Jiabao y Vlady&iacute;mir Putin, primeros ministros chino y ruso, nunca afectos a globalizaciones convencionales. Washington env&iacute;a al general James Jones (consejo de seguridad nacional, NSC) y Lawrence Summers, asesor econ&oacute;mico presidencial. </p>
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