Cinco temas centrales en el país del día a día

El último año de la gestión kirchnerista será muy complejo. Un ritmo que se preanuncia nada tranquilo: hay un horizonte de certezas que no se extiende más allá de la semana, tanto en las empresas como en los hogares. Incluso el día a día.

15 abril, 2015

Por Juan Pablo Ronderos (*)

 

El gobierno es quien demarca esta variable temporal de decisiones, ya que acorralado en su propio laberinto, ha decidido jugar con estas reglas de vencimientos inmediatos. Sin alternativas a mano para evitar reordenar la macroeconomía como condición necesaria para una verdadera estabilidad, el objetivo oficial será administrar las variables para sostener un orden más o menos tolerable. Y sin herramientas ni predisposición para hacer lo que habría que hacer, la única posibilidad es administrar con un horizonte muy próximo.

(Esta es una versión abreviada del artículo aparecido en la edición de marzo de Mercado. Si se quiere consultar la versión completa: http://www.mercado.com.ar/notas/anlisis-%7C-perspectiva/8017548/cinco-temas-centrales-en-la-argentina-del-da-a-da)

¿En base a qué administrará el día a día? Principalmente concentrando el ojo en dos factores: 1) La evolución de las reservas internacionales; y 2) El conflicto social y/o el clima político. El puente entre ambos es el nivel de actividad y el empleo, ya que luego de varios años de restricciones, la oferta local se mueve de la mano de las divisas a las que puede acceder para producir, determinando al final de la jornada cuánto crece o no la economía y, por ende, cuántos puestos de trabajo se necesitan –clima político o social-.

Por supuesto que se trata de una estrategia de costo elevado y alto riesgo. Administrar el día a día implica un plazo extremadamente breve para elegir las mejores opciones de política económica para las autoridades, pero también para empresas y para consumidores en materia de producción, inversión y/o consumo. Lo que finalmente termina desalentando el crecimiento. Es en este contexto queesperamos para 2015 una nueva contracción del PIB real del orden de 0,5%.

En este escenario, habrá que monitorear las siguientes variables para evaluar cómo se desarrollará este año en materia económica:

 

Reservas internacionales: desde fines de 2014 el Gobierno ha logrado acumular divisas de la mano de diversos mecanismos como el swap con China y el BIS (Bank for International Settlements, o Banco de Pagos Internacionales, con sede en Basilea, Suiza); la licitación de 4G en el campo de las telecomunicaciones; la presión a exportadores para liquidación de sus ventas y, recientemente, la colocación de deuda de YPF en el exterior y el endurecimiento intempestivo de las restricciones a las compras al exterior a principios de febrero. Además, se esperan para los próximos meses colocaciones de deuda por parte de las provincias que aporten más divisas al Banco Central.

 

Cuentas fiscales: el año pasado las cuentas del fisco mostraron un fuerte deterioro, alcanzando un déficit primario sin computar los aportes del BCRA ni ANSES del orden de 5% del PBI. Y para 2015 no se esperan grandes cambios, considerando que es un año electoral en el que el Gobierno, si bien no compite directamente, querrá dejar la imagen de una bonanza económica que refuerce el “relato”.

 

Mercado laboral: en un contexto recesivo, o al menos de estancamiento de la actividad, el mercado laboral es la clave para entender el nexo entre economía y política. El gobierno volverá a centrar el foco en el empleo al igual que lo ha hecho durante todo su mandato, y en especial en 2014 donde su objetivo fue evitar despidos masivos en los sectores afectados por la contracción.

En este caso también habrá que estar muy atentos a la evolución de los salarios, que el año pasado perdieron -por primera vez en la última década- frente a la inflación.

 

Clima político: El clima político y el social pueden tornarse determinantes respecto de la actividad económica. Hoy la expectativa de cambio de gobierno es un aliado del actual, ya que muchas empresas siguen sosteniendo empleos y tomando decisiones con la mirada en el nuevo ciclo que se iniciaría en 2016. Es que, a pesar de que la tarea para quien sea elegido como sucesor, no será para nada sencilla, la sensación generalizada es que lo que viene será mejor sea quien sea el que gane.

 

Contexto externo: en un contexto de incertidumbre y donde el horizonte de decisión se reduce drásticamente, el escenario internacional aporta otras turbulencias. Nos enfrentamos a un mundo cada vez más vertiginoso, donde las principales variables que afectan a nuestro país también se deterioran sin pausa. Como es el caso de Brasil y su anunciado ajuste, con efectos sobre el crecimiento esperado y, por ende, sobre nuestras exportaciones.

(*) Juan Pablo Ronderos es economista, gerente de Desarrollo de Negocios de abeceb.com

 

 

 

 

 

 

 

 

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