China: se triplicó en 2005 el superávti de comercio exterior

Beijing informó haber alcanzado US$ 102.000 millones de excedente en el intercambio. Semejante monto probablemente recalentará fricciones y debates sobre un yüan presuntamente subvaluado y un dólar demasiado caro.

20 enero, 2006

En otras palabras, Estados Unidos y la Unión Europea reanudarán, por canales formales e informales, presiones para que se acelere el soñoliento ritno de ajuste hacia arriba del yüan. En verdad, Washington y Bruselas no han cejado durante casi todo 2005 en sus aprietes.

Ambos quieren, claro, una moneda china más cara, lo cual presupone dólar y euro más baratos. Esa combinación promovería importaciones chinas y exportaciones a ese país. Interesa señalar que, en el informe oficial, hay indicios de que –durante el cuarto trimestre- las importaciones empezaban a elevarse y las exportaciones a contraerse, en leves márgenes.

No obstante, estos récords comerciales subrayan que China es ya una potencia económica. Por supuesto, no en términos de consumo, calidad de vida ni producto bruto por habitante. Ello no obsta para que las ventas al exterior hayan marcado un máximo absoluto de US$ 762.000 millones (28% sobre 2004), igual que las compras (US$ 660.000 millones, casi 18% por encima del año previos) y el conjunto del intercambio, que asciende a US$ 1,4 billón.

Así, el país sube al cuarto puesto mundial por comercio total. Sólo lo superan la Unión Europea, Estados Unidos y Japón. Hace apenas un decenio, el intercambio chino no pasaba de US$ 289.000 millones. En la actualidad, circulan por todo el mundo electrónicos de uso final, juguetes, textiles, vestimenta y mobiliario con la etiqueta “made in China”. Eso se nota particularmente en EE.UU., la UE y Latinoamérica.

Por otro lado, el superávit comercial con EE.UU. también es récord, con US$ 114.700 millones. La cifra deja 43,4% atrás a los 80.000 millones de 2004 y 310% atrás a los modestos 28.000 millones de 2001. Pero, excluyendo EE.UU,, el resto del intercambio da US$ 12.000 millones de déficit, esencialmente con Japón y los países petroleros.

Según Washington, empero, el superávit chino es muy superior al admitido en Beijing. Hasta octubre, la oficina norteamericana de estadística y censos contabilizaba ya US$ 166.000 millones de saldo positivo. Un grupo de analistas de mercado sostiene que exportaciones y transacciones con yüan explican que China avance en el contexto global. Pero muchos economistas sistémicos no comparten la euforia, pues la composición del comercio exterior sigue correspondiendo a la de una economía en desarrollo y parte de los buenos números se relacionan con una población de 1.300 millones.

Obviamente, tomando el PBI total, China puede haber alcanzado del sexto al cuarto lugar. Máxime luego de que el gobierno, elevase –en diciembre- US$ 280.000 millones la estimación de 2004. Poco antes, el paíse declaraba US$ 794.000 millones en reservas internacionales, cerca de Japón, líder con 828.000 millones.

En otras palabras, Estados Unidos y la Unión Europea reanudarán, por canales formales e informales, presiones para que se acelere el soñoliento ritno de ajuste hacia arriba del yüan. En verdad, Washington y Bruselas no han cejado durante casi todo 2005 en sus aprietes.

Ambos quieren, claro, una moneda china más cara, lo cual presupone dólar y euro más baratos. Esa combinación promovería importaciones chinas y exportaciones a ese país. Interesa señalar que, en el informe oficial, hay indicios de que –durante el cuarto trimestre- las importaciones empezaban a elevarse y las exportaciones a contraerse, en leves márgenes.

No obstante, estos récords comerciales subrayan que China es ya una potencia económica. Por supuesto, no en términos de consumo, calidad de vida ni producto bruto por habitante. Ello no obsta para que las ventas al exterior hayan marcado un máximo absoluto de US$ 762.000 millones (28% sobre 2004), igual que las compras (US$ 660.000 millones, casi 18% por encima del año previos) y el conjunto del intercambio, que asciende a US$ 1,4 billón.

Así, el país sube al cuarto puesto mundial por comercio total. Sólo lo superan la Unión Europea, Estados Unidos y Japón. Hace apenas un decenio, el intercambio chino no pasaba de US$ 289.000 millones. En la actualidad, circulan por todo el mundo electrónicos de uso final, juguetes, textiles, vestimenta y mobiliario con la etiqueta “made in China”. Eso se nota particularmente en EE.UU., la UE y Latinoamérica.

Por otro lado, el superávit comercial con EE.UU. también es récord, con US$ 114.700 millones. La cifra deja 43,4% atrás a los 80.000 millones de 2004 y 310% atrás a los modestos 28.000 millones de 2001. Pero, excluyendo EE.UU,, el resto del intercambio da US$ 12.000 millones de déficit, esencialmente con Japón y los países petroleros.

Según Washington, empero, el superávit chino es muy superior al admitido en Beijing. Hasta octubre, la oficina norteamericana de estadística y censos contabilizaba ya US$ 166.000 millones de saldo positivo. Un grupo de analistas de mercado sostiene que exportaciones y transacciones con yüan explican que China avance en el contexto global. Pero muchos economistas sistémicos no comparten la euforia, pues la composición del comercio exterior sigue correspondiendo a la de una economía en desarrollo y parte de los buenos números se relacionan con una población de 1.300 millones.

Obviamente, tomando el PBI total, China puede haber alcanzado del sexto al cuarto lugar. Máxime luego de que el gobierno, elevase –en diciembre- US$ 280.000 millones la estimación de 2004. Poco antes, el paíse declaraba US$ 794.000 millones en reservas internacionales, cerca de Japón, líder con 828.000 millones.

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