China: el PBI subió 10,5% en 2006 y acumula 63,3% desde 2000

Este prodigioso crecimiento, no obstante, tiene efectos sociales y ambientales sumamente negativos. En la cuarta economía mundial se sopesan esos resultados, que incluyen un PBI nominal de +12,6% el año pasado.

25 enero, 2007

En el mismo lapso, se ha ampliado la brecha de ingresos entre población urbana (aproximadamente US$ 1.250 anuales, un alza de 9,3% en 2006) y rural, que recibe apenas 375 por cabeza: poco más de un dólar diario, si bien aumentó 6,2%. Vale decir, ciudades al nivel de economías en desarrollo y campo en condiciones africanas. Difícilmente, China sea el “éxito geopolítico arrollador” que imaginan analistas allegados al negocio financiero o a los mercados bursátiles.

Por supuesto, los desempeños “macro” de 2006 o de 2000-6 son espectaculares y, en un plazo razonable, el país podría ser la primera economía del globo en PBI. Pero le llevará largo tiempo serlo en términos de PB por habitante. Sea como fuere, dos números del año pasado (+10,5% en el PBI real, +12,6% en el nominal) no tienen parangón en el planeta.

Meses atrás, el banco central comenzó efectivamente a enfriar ese ritmo. Por de pronto, la proyección anual del PBI era 11,1% en el primer semestre, bajó a 9,9% en el segundo y promedió aquel 10,5% real. Hacia septiembre, algunos medios de Asia oriental reflejaban preocupaciones del comité central (praesidium) del partido Comunista sobre costos sociales del crecimiento.

Dicho de otro modo, se armó un panel para reexaminar algunos objetivos del plan quinquenal… lanzado en marzo de 2006. Pero sin tocar el principal: reducir brechas entre ciudades y campo, entre el próspero litoral marítimo y el resto del territorio.

Entretanto, la autoridad monetaria elevaba dos veces la tasa básica (redescuento a la banca comercial) y aceleraba –muy poco- la repreciación del yüan contra la canasta dólar-euro-yen. Dato poco conocido: el dólar de Hongkong se ha revalorizado a mayor ritmo que el yüan, lo cual implica una especie de desdoblamiento entre ambos mercados, que los medios occidentales no mencionan y a los bancos no les conviene publicitar.

Entre 2000 y 2006, el PBI real ha venido de récord en récord: +8,4% el primer año de normalización estadística, + 8,5% en 2001, +9,1% en 2002, +10% en 2003, +10,1% en 2004, +9,9% en 2005, +10,5% en 2006. Siete años de vacas gordas (menos mal que los chinos no leen la Biblia). Hay un síntoma claro: en volumen, la inversión externa directa del año pasado asciende a US$ 177.500 millones, 74% sobre 2005. No obstante, el informe oficial difundido el miércoles desde Beijing omite un número significativo: el volumen en dólares del PBI.

En el mismo lapso, se ha ampliado la brecha de ingresos entre población urbana (aproximadamente US$ 1.250 anuales, un alza de 9,3% en 2006) y rural, que recibe apenas 375 por cabeza: poco más de un dólar diario, si bien aumentó 6,2%. Vale decir, ciudades al nivel de economías en desarrollo y campo en condiciones africanas. Difícilmente, China sea el “éxito geopolítico arrollador” que imaginan analistas allegados al negocio financiero o a los mercados bursátiles.

Por supuesto, los desempeños “macro” de 2006 o de 2000-6 son espectaculares y, en un plazo razonable, el país podría ser la primera economía del globo en PBI. Pero le llevará largo tiempo serlo en términos de PB por habitante. Sea como fuere, dos números del año pasado (+10,5% en el PBI real, +12,6% en el nominal) no tienen parangón en el planeta.

Meses atrás, el banco central comenzó efectivamente a enfriar ese ritmo. Por de pronto, la proyección anual del PBI era 11,1% en el primer semestre, bajó a 9,9% en el segundo y promedió aquel 10,5% real. Hacia septiembre, algunos medios de Asia oriental reflejaban preocupaciones del comité central (praesidium) del partido Comunista sobre costos sociales del crecimiento.

Dicho de otro modo, se armó un panel para reexaminar algunos objetivos del plan quinquenal… lanzado en marzo de 2006. Pero sin tocar el principal: reducir brechas entre ciudades y campo, entre el próspero litoral marítimo y el resto del territorio.

Entretanto, la autoridad monetaria elevaba dos veces la tasa básica (redescuento a la banca comercial) y aceleraba –muy poco- la repreciación del yüan contra la canasta dólar-euro-yen. Dato poco conocido: el dólar de Hongkong se ha revalorizado a mayor ritmo que el yüan, lo cual implica una especie de desdoblamiento entre ambos mercados, que los medios occidentales no mencionan y a los bancos no les conviene publicitar.

Entre 2000 y 2006, el PBI real ha venido de récord en récord: +8,4% el primer año de normalización estadística, + 8,5% en 2001, +9,1% en 2002, +10% en 2003, +10,1% en 2004, +9,9% en 2005, +10,5% en 2006. Siete años de vacas gordas (menos mal que los chinos no leen la Biblia). Hay un síntoma claro: en volumen, la inversión externa directa del año pasado asciende a US$ 177.500 millones, 74% sobre 2005. No obstante, el informe oficial difundido el miércoles desde Beijing omite un número significativo: el volumen en dólares del PBI.

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