China cubre en Ãfrica los huecos de Occidente

Chad es un país mediterráneo muy aislado, uno de los más pobres e inestables. Guerras civiles e invasiones extranjeras son moneda corriente desde que Francia lo dejó en 1960. Nada de eso asusta a los chinos ahí ni en una decena de estados turbulentos.

10 julio, 2010

<p>En pocos meses, compraron derechos de exploraci&oacute;n petrolera en una regi&oacute;n sin caminos, electricidad ni tel&eacute;fonos. As&iacute; opera Beijing en el &Aacute;frica subsahariana y nororiental. Esencialmente en pa&iacute;ses exportadores de hidrocarburos como Angola o Nigeria, donde construye o repara rutas y ferrocarriles, en tanto obtiene enormes contratos de cateo en Congo (Kinshasa, Brazzaville) y Guinea. <br />
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En pa&iacute;ses mineros, dejados por inversores convencionales por violencia o corrupci&oacute;n sist&eacute;mica, compa&ntilde;&iacute;as chinas reviven explotaciones de cobalto, cobre, bauxita, etc. El gigante inclusive promueve actividades agropecuarias en Costa de Marfil (otrora joya del imperio poscolonial franc&eacute;s), cuya nueva capital &ndash;Yamusukro- se levanta con empr&eacute;stitos, fondos e ingenieros chinos. Historias similares exhiben Senegal, Mal&iacute; o Burkina Faso, ex Alto Volta.<br />
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Durante 1965 a 1980, la ola de inter&eacute;s occidental se esfum&oacute; junto con el fracaso de las imposibles democracias africanas. Al rev&eacute;s de Latinoam&eacute;rica, pesaban siglos de colonia y, luego, estados totalitarios. En efecto, &Aacute;frica no ha tenido un siglo y medio para ensayar reg&iacute;menes pol&iacute;ticos y sociales. <br />
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Al sur del Atlas, hab&iacute;a escasos estados org&aacute;nicos hasta la ocupaci&oacute;n europea sistem&aacute;tica (desde 1883) y &eacute;sta termin&oacute; hace poco menos de cincuenta a&ntilde;os. Por eso, resulta absurdo que Occidente reproche a esos pa&iacute;ses corrupci&oacute;n cr&oacute;nica y anarqu&iacute;a. Pero no lo es que los africanos lamenten compromisos incumplidos, escasa asistencia y un sistema econ&oacute;mico internacional inicuo.<br />
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Es un marco a medida de los chinos, que acuden a pa&iacute;ses como Chad, Sud&aacute;n o Malawi con la bolsa llena (han asignado ya en 2005 unos US$ 200.000 millones para inversi&oacute;n externa), pocas exigencias sobre conducta de los gobiernos y la idea de que todos tienen posibilidades de prosperar, si hay buen financiamiento. Particularmente en infraestructura. De ah&iacute; el programa puesto en marcha en N&rsquo;djamena: la primera refiner&iacute;a petrolera, caminos, canales de irrigaci&oacute;n y una red telef&oacute;nica inal&aacute;mbrica.<br />
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Este tipo de inversiones y esfuerzos intensivos ha llevado el intercambio China-&Aacute;frica subsahariana de menos de US$ 10 millones anuales hace veinte a&ntilde;os a 75.000 millones en 2008 y probablemente 80.000 millones en 2009. Para llegar a eso, Beijing no tuvo en cuenta a entidades como el an&eacute;mico Banco Internacional de Reconstrucci&oacute;n y Fomento (BIRF, Banco mundial) o el Fondo Monetario, ignorando sus normas m&iacute;nimas de transparencia, licitaciones abiertas, respeto al ambiente y pol&iacute;tica fiscal.<br />
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En varios sentidos, esto remite a tiempos de pol&iacute;ticas coloniales hoy consideradas desastrosas. Por entonces, los pa&iacute;ses tomadores de pr&eacute;stamos deb&iacute;an contratar s&oacute;lo empresas de pa&iacute;ses prestamistas y dar prioridad a los negocios sobre el desarrollo o el bienestar social. China va m&aacute;s lejos al firmar contratos de largo plazo que permiten a pa&iacute;ses de baja calificaci&oacute;n crediticia repagar deudas en hidrocarburos o minerales.<br />
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Naturalmente, las dudas cunden en Occidente. &iquest;Pueden las necesidades chinas de materias primas promover un despegue africano? &iquest;o la indiferencia de Beijing hacia la disciplina financiera local, las buenas pr&aacute;cticas de negocios o los derechos civiles reproducir&aacute; auges pasados, enriquecer&aacute; &eacute;lites corruptas y se ir&aacute; dejando el continente peor que antes? En realidad, as&iacute; sucedi&oacute; pero con el ex Congo belga entre 1883 y 1958. <br />
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Chad es un buen banco de pruebas. Uno de los cuatro pa&iacute;ses peor ubicados en la lista de desarrollo humano compilada por Naciones Unidas, es pieza clave para los intereses chinos en la regi&oacute;n, cuyo pivote es el vecino Sud&aacute;n. Entre ambos, media una bomba de tiempo llamada Darfur.<br />
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Por cierto, el sue&ntilde;o chino es hacer hallazgos petroleros y, usando un poliducto ya financiado por el BM (US$ 4.200 millones), llevar el producto a la cosa atl&aacute;ntica v&iacute;a Camarones. Pero Beijing necesita un segundo ducto, al este, que cruce Sud&aacute;n y alcance el mar Rojo. Esto exige restablecer la paz entre el r&eacute;gimen de Jartum y Darfur. Dura tarea: en pocos a&ntilde;os, han muerto no menos de 200.000 personas en tanto unos 2.500.000 se exilaban a Libia y… Chad.</p>
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