Chávez: las empresas no invirtieron bastante en gas natural
Tras reunirse con Néstor Kirchner para hablar del gasoducto sudamericano, el presidente de Venezuela reprochó a las petroleras locales por su renuencia inversora. De paso, confirmó un crédito para SanCor.
Aunque Hugo Chávez optó por generalizar y dado que desde los años 90 no existe “empresa estatal testigo” (Enargás es muy reciente), parece obvio que las críticas se dirigían al sector privado. En verdad, la compañía más
activa en exploraciones –Petrobrás- es estatal y testigo en su país.
Por otra parte, se confirmó que los costos del futuro gasoducto sudamericano orillarán los US$ 23.000 millones. “Ustedes no tienen reservas suficientes no porque no las haya, sino porque no han invertido en su búsqueda”, reiteró Hugo Chávez. “Afortunadamente, a nosotros nos sobran”.
En un plano reservados, el visitante analista con su anfitrión un tema que ya había tocado con Luiz Inácio da Silva: Bolivia. A criterio de los tres presidentes, Evo Morales no acierta a manejar una oposición salvaje ni a sus propios aliados.
Brasil está especialmente preocupado porque el centro de los problemas, Santa Cruz de la Sierra, es casi una prolongación de Matto Grosso. Pewro los medios locales optaron por preguntar por el conflicto entre Argentina y Uruguay, asunto que no compete a Chávez (aunque sí a Lula). Otro tema abordado puertas adentro es Ecuador, cuyo nuevo gobierno –afín al venezolano- piensa en el Mercosur (que Montevideo quisiera abandonar).
El triunfo izquierda en Quito aísla a Colombia, virtual operador de Estados Unidos en la zona, precisamente mientras se licúan los proyectos hegemónicos de George Bush en el “patio trasero”. Por de pronto, los legisladores demócratas designará e Christopher Dodd a cargo de problemas latinoamericanos en el senado. Como se sabe, éste no responde ni a los cubanos de Miami ni, mucho menos, a las ideas de la Casa Blanca. Tampoco apoya incondicionalmente a Bogotá, cuyo gobierno no consigue neutralizar a las guerrillas de izquierda ni a los paramilitares de derecha.
En cuanto a SanCor, está a punto de aceptar un preacuerdo con Caracas por una línea de US$ 80 millones. Esa suma ayudaría a cubrir deudas totales por US$ 200 millones y dejar de lado el acuerdo de asociación con Adecoagro, grupo donde George Sörös participa, pero de ninguna manera maneja ni controla, como suele decirse. Al igual que su amigo Warren Buffett, el húngaro se ha dejado la primera línea de sus negocios.
Tras la partida de Chávez, autoridades de SanCor solicitarán este fin de semana precisiones. Por ejemplo, cuántas toneladas anuales serán necesarias para cancelar el futuro préstamo. Al principio, se pensaba en cinco mil, pero eso era cuando se suponía que el crédito ascendería a US$ 120 millones.
Por otra parte, la firma argentina quiere asegurarse de que los derechos de exportación sobre la leche en polvo (10%) no se eleven, pues SanCor ya vende a Venezuela unas 15.000 toneladas anuales, por US$20 millones, es decir casi 16% de sus exportaciones totales. Entretanto, esta operación es resistida por políticos y analistas conservadores.
Aunque Hugo Chávez optó por generalizar y dado que desde los años 90 no existe “empresa estatal testigo” (Enargás es muy reciente), parece obvio que las críticas se dirigían al sector privado. En verdad, la compañía más
activa en exploraciones –Petrobrás- es estatal y testigo en su país.
Por otra parte, se confirmó que los costos del futuro gasoducto sudamericano orillarán los US$ 23.000 millones. “Ustedes no tienen reservas suficientes no porque no las haya, sino porque no han invertido en su búsqueda”, reiteró Hugo Chávez. “Afortunadamente, a nosotros nos sobran”.
En un plano reservados, el visitante analista con su anfitrión un tema que ya había tocado con Luiz Inácio da Silva: Bolivia. A criterio de los tres presidentes, Evo Morales no acierta a manejar una oposición salvaje ni a sus propios aliados.
Brasil está especialmente preocupado porque el centro de los problemas, Santa Cruz de la Sierra, es casi una prolongación de Matto Grosso. Pewro los medios locales optaron por preguntar por el conflicto entre Argentina y Uruguay, asunto que no compete a Chávez (aunque sí a Lula). Otro tema abordado puertas adentro es Ecuador, cuyo nuevo gobierno –afín al venezolano- piensa en el Mercosur (que Montevideo quisiera abandonar).
El triunfo izquierda en Quito aísla a Colombia, virtual operador de Estados Unidos en la zona, precisamente mientras se licúan los proyectos hegemónicos de George Bush en el “patio trasero”. Por de pronto, los legisladores demócratas designará e Christopher Dodd a cargo de problemas latinoamericanos en el senado. Como se sabe, éste no responde ni a los cubanos de Miami ni, mucho menos, a las ideas de la Casa Blanca. Tampoco apoya incondicionalmente a Bogotá, cuyo gobierno no consigue neutralizar a las guerrillas de izquierda ni a los paramilitares de derecha.
En cuanto a SanCor, está a punto de aceptar un preacuerdo con Caracas por una línea de US$ 80 millones. Esa suma ayudaría a cubrir deudas totales por US$ 200 millones y dejar de lado el acuerdo de asociación con Adecoagro, grupo donde George Sörös participa, pero de ninguna manera maneja ni controla, como suele decirse. Al igual que su amigo Warren Buffett, el húngaro se ha dejado la primera línea de sus negocios.
Tras la partida de Chávez, autoridades de SanCor solicitarán este fin de semana precisiones. Por ejemplo, cuántas toneladas anuales serán necesarias para cancelar el futuro préstamo. Al principio, se pensaba en cinco mil, pero eso era cuando se suponía que el crédito ascendería a US$ 120 millones.
Por otra parte, la firma argentina quiere asegurarse de que los derechos de exportación sobre la leche en polvo (10%) no se eleven, pues SanCor ya vende a Venezuela unas 15.000 toneladas anuales, por US$20 millones, es decir casi 16% de sus exportaciones totales. Entretanto, esta operación es resistida por políticos y analistas conservadores.
