Kennedy acaba de renunciar a su cargo de embajadora de Estados Unidos ante Japón luego de 3 años en funciones que calificó, en un mensaje de despedida al país, como “el mayor privilegio de su vida”. Actualmente con 59 años, fue nombrada para ocupar ese cargo por el presidente Barack Obama en 2013. El equipo de transición de Donald Trump había emitido la orden de que todos aquellos con cargos políticos debían renunciar el mismo día de su inauguración.
Una fuente cercana a la embajadora dijo que Carolina ha realizado una excelente tarea en Japón y que confía en que salte al ruedo por una banca en el Senado por la ciudad de Nueva York y con posibles ambiciones más altas para más adelante.
Otra fuente reveló que Carolina es mirada como la próxima Hillary Clinton solo que para ella el apellido no es una mochila: simboliza la posibilidad de volver a vivir otro Camelot.
Muchas versiones afirman que su sueño es convertirse en senadora por Nueva York siguiendo los pasos de su tío, el también asesinado Robert F. Kennedy.
Sería la candidata perfecta para el Partido Demócrata. Toda una vida dedicada al servicio público mientras simultáneamente ha mantenido una vida profundamente privada y sin escándalos.