<p>En el caso del arroz, Vietnam –mayor exportador mundial-, China, India y once gobiernos más limitan o prohíben la venta al exterior. Otros quince, entre ellos Pakistán, hacen igual con el trigo. Por fin, una docena restringe salidas de maíz y Kazajstán lo hace con el girasol.</p>
<p>Apelando a lo sentimental, la Organización de Cooperación pro Desarrollo Económico (OCDE, manejada por monetaristas franceses) sostiene que “estas medidas dificultan a países importadores, especialmente los más pobres, obtener alimentos básicos a precios accesibles”.</p>
<p>“Sin duda, esas limitaciones fomentan especulación y ulteriores aumentos”, señala otro francés, Pascal Lamy, presidente de la Organización Mundial de Comercio. Pero él mismo es viejo adalid de los enormes subsidios agrícolas que mantienen las tres mayores economías del mundo -Unión Europea, Estados Unidos, Japón-, pese al encarecimiento general.</p>
<p>En virtual hibernación tras el colapso de la ronda Dohá, la OMC no ha formulado una sola propuesta. Tampoco la OCDE ha dicho palabra sobre los subsidios que esos prósperos pesos pesados globales otorgan a sus ineficientes productores para competir con exportadores pobres o en desarrollo.</p>
<p>En verdad, los problemas de fondo datan de los años 80. Desde entonces hasta 2007, los valores de bienes industriales y servicios –ajustados por inflación- se han triplicado. Por el contrario, los precios de alimentos subieron menos de 75% por un motivo sencillo: la densa trama de tarifas y subsidios al comercio agrícola, urdida por Bruselas, Washington y Tokio en favor de sus productores, gracias a su influencia política.</p>
<p>Por ende, mientras las tres principales economías siguen con sus subsidios, en tanto EEUU. es castigado por inundaciones, Australia por sequías y Argentina por una absurda pelea gobierno-sector rural. De ahí que el mercado dependa de proveedores denostados por la FAO, la OCDE y la OMC. Verbigracia, Brasil, Tailandia, Vietnam, India, Polonia, Ucrania, Rusia, Canadá y Nueva Zelanda. Sólo los dos últimos son “políticamente correctos”.</p>
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Carestía alimentaria: Occidente culpa a países en desarrollo
No menos de veintinueve estados han restringido significativamente exportaciones de alimentos, arguyendo que sus habitantes no tienen comida suficiente a precios razonables. Así sostiene una FAO sesgada en pro de los importadores.