<p>El sábado, miles de manifestantes volvían a chocar con ejército y policía. Exigían la renuncia de la junta. Exactamente lo mismo que la poderosa Hermandad Musulmana, hasta hace poco virtual aliada de Hosní Mubarak y su títere, el general Mohammed Huséin Tantawí, presidente de la junta.<br />
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La cofradía fundada en 1928 y, hasta hace algunos años, enemiga jurada del régimen, ha cortado todos sus nexos con los militares. El motivo es claro: hoy el partido Libertad y Justicia, brazo político de la Hermandad, domina el Parlamento. Desde ahí, denuncia a la junta por la violencia vesánic en Puerto Sa’id, El Cairo, Ismailía, Alejandría, etc. Hasta ahora, las explosiones masivas han costado casi 100 muertos y 1.300 heridos.<br />
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En efecto, a casi un año de haber tomado el poder, la junta afronta la creciente frustración popular y su propia incapacidad de manejar una caldera de 85 millones de habitantes. Este factor pesa más que el fútbol y puede acabar con Tantawí de un momento a otro.<br />
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En cuanto a los barras bravas (ultras), parece que los de varios equipos operan coordinadamente contra el Gobierno. El mismo que, hasta los incidentes de plaza Tahrir, sostenía a clubes como el-Zamalek o al-Masr y perseguía a los hinchas de al-Ahlí, campeón nacional de raigambre proletaria. En esta etapa, todos se han unido para derrocar a la junta. El eje de estas movidas, sin duda, es la Hermandad Musulmana y su partido.<br />
Siria es otra cosa: una guerra civil que ha costado ya 6.000 vidas (niños entre ellos) y 12.000 exilados. Pero ha surgido otro riesgo, derivado de la asfixia económica o financiera y la creciente carestía de alimentos y otros bienes de primera necesidad. En los grandes, antiguos zocos, ya no se oyen los gritos de los vendedores ni se ven hordas de turistas, alejadas por el caos.<br />
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Por ejemplo, la tumba de Saida Zeinab, nieta de Mahoma, lugar de peregrinaje shiita, fue visitada en 2009 por dos millones. Este año no llegarán ni a un tercio. En un plano más terrenal, muchas mercancías están por las nubes y desbordan la capacidad adquisitiva de la gente. Los precios suben en dirección contraria a la libra siria, que acumulaba el jueves 40% de deterioro. En el mercado negro, el dólar pasa de 75 libras, contra una cotización oficial de 57.<br />
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Problemas como apagones, agio y especulación reflejan sanciones internacionales. Damasco cuenta solo con Rusia, Irán y, hasta cierto punto, Iraq. En otra dimensión, surge algo que los Asad no han sabido ni podido neutralizar durante años: la miseria. Alrededor de 35% de sirios sobrevive bajo la línea de pobreza estructural. Tardíamente, Bashar as-Asad ha restituido los subsidios a familias de bajos recursos, pero no ha sido suficiente para impedir que se agrave una crisis paralela a la guerra civil. <br />
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Caos en Egipto, colapso socioeconómico en Siria
Durante el fin de semana tras el feriado islámico (viernes), cundía en El Cairo y otras ciudades la impresión de que la junta militar tiene los días contados. Similar destino acecha a los Asad, en su caso porque la escasez arrincona a la población.