Calisto Tanzi, un capomafia de los negocios

Ya en la cárcel, el fundador del grupo Parmalat seguía sacando fondos del país. Merced a una red de cómplices, todavía el 31 de diciembre desviaba millones. Banqueros y auditores son ahora objetos de sospecha.

9 enero, 2004

Como si fuese un “capomafia” siciliano o norteamericano, capaz de mover los hilos estando entre rejas, el ex presidente ejecutivo del gigante lácteo continuó operando desde San Vittore. Su “organización informal” abarcaba a ocho ex ejecutivos, también en prisión.

Ahora, la justicia de Milán cree que uno de ellos –quizá Fausto Tonna, ex director financiero- se las arregló para “armar una alcancía familiar vía depósitos en cuentas secretas”. Tras detectar una de ellas, los fiscales estiman factible recobrar los nuevos desfalcos, más alrededor de € 750 millones substraídos a la empresa por disposición de Tanzi… en los años 80.

Algunos observadores creen que la enorme cifra lanzada el jueves (€ 7.000 millones) era una lectura incorrecta. Dado que los desvíos “antiguos” estaban en liras, alguien hizo mal la conversión a euros. Las últimas maniobras de Tanzi y los datos previos a 1988 –ocultos hasta el viernes- acentúan la borrasca política en torno de Banca d’Italia (banco central, curiosamente llamado “Bankitalia” por una prensa de veleidades anglosajonas).

La red financiera de los Tanzi, sus cómplices y ciertos bancos de conducta poco explicable motivaban, en paralelo, una investigación dispuesta por el fiscal general de Luxemburgo. La causa se caratula “asociación ilícita para lavar dinero” e incluye –desde el miércoles- una gran volumen de datos y documentos confiscados a Satalux, “caja fuerte” local de los Tanzi.

La acción luxemburguesa deriva de una confesión de Luciano Soldato –otro ex director financiero-, quien reveló detalles atinentes a Satalux y su controlante, Sata-Coloniale, Esta firma es propiedad de la familia (Calisto, Stefano y una sobrina) a través de Angelo Ugolotti, un empleado que figura a la cabeza de 25 sociedades ficticias.

Las cosas no paran ahí. El jueves a última hora, la fiscalía milanesa resolvió citar a dos ejecutivos de Deloitte & Touche SpA, que venían certificando balances desde 1999. Entre ellos, el de 2002, recién anulado por los reguladores italianos. Son Adolfo Mamoli, que acaba de renunciar a la presidencia de la Associazione del Revisori, y Giuseppe Rovelli, auditor jefe del estudio, ahora suspendido.

Al parecer, Alberto Ferraris –también ex director financiero del grupo, hoy detenido- los acusó de “declaraciones mendaces y contradictorias, por ante la Consob (Commissione Nazionale per Società e Borse) , respecto de firmas vinculadas a Parmalat”. Otro citado es Luca Sala, hasta junio gerente de Bank of America a cargo de colocar bonos de la empresa.

Según manifestaciones de Ferraris, Sala y Tonna, BofA contribuyó a crear “títulos falsos”. Irónicamente, ese mismo banco desencadenó la crisis, hace pocas semanas, declarando ficticios certificados de depósito por € 4.920 millones en favor de Bonlat Financing, Caimán. También esta semana, reguladores alemanes iniciaron investigaciones sobre Deutsche Bank, sospechoso de dar al grupo “tratamiento privilegiado” para evitar el descalabro.

En el frente político, los roces entre Antonio Fazio, jefe del banco central, y Forza Italia, la coalición derechista que sostiene a Silvio Berlusconi, no son el único problema. La mañana del jueves, el contador Sergio Cusani pidió audiencia con el fiscal Francesco Grecco. Éste maneja el caso Tanzi y aquél está preso desde 1993 por su papel en el superescándalo “Tangentopoli”.

A Cusani le faltan dos años de cárcel y, deducen medios peninsulares, quizás ofrezca datos sobre el nuevo escándalo a cambio de la libertad condicional. Grecco fue quien indagó a Cusani. Si éste puede crearle nuevas dificultades a Parmalat, cabe preguntarse qué sucedería, en Argentina, si se investigara el papel de los Tanzi en el caso de la leche en mal estado, un escándalo típico de los 90.

Como si fuese un “capomafia” siciliano o norteamericano, capaz de mover los hilos estando entre rejas, el ex presidente ejecutivo del gigante lácteo continuó operando desde San Vittore. Su “organización informal” abarcaba a ocho ex ejecutivos, también en prisión.

Ahora, la justicia de Milán cree que uno de ellos –quizá Fausto Tonna, ex director financiero- se las arregló para “armar una alcancía familiar vía depósitos en cuentas secretas”. Tras detectar una de ellas, los fiscales estiman factible recobrar los nuevos desfalcos, más alrededor de € 750 millones substraídos a la empresa por disposición de Tanzi… en los años 80.

Algunos observadores creen que la enorme cifra lanzada el jueves (€ 7.000 millones) era una lectura incorrecta. Dado que los desvíos “antiguos” estaban en liras, alguien hizo mal la conversión a euros. Las últimas maniobras de Tanzi y los datos previos a 1988 –ocultos hasta el viernes- acentúan la borrasca política en torno de Banca d’Italia (banco central, curiosamente llamado “Bankitalia” por una prensa de veleidades anglosajonas).

La red financiera de los Tanzi, sus cómplices y ciertos bancos de conducta poco explicable motivaban, en paralelo, una investigación dispuesta por el fiscal general de Luxemburgo. La causa se caratula “asociación ilícita para lavar dinero” e incluye –desde el miércoles- una gran volumen de datos y documentos confiscados a Satalux, “caja fuerte” local de los Tanzi.

La acción luxemburguesa deriva de una confesión de Luciano Soldato –otro ex director financiero-, quien reveló detalles atinentes a Satalux y su controlante, Sata-Coloniale, Esta firma es propiedad de la familia (Calisto, Stefano y una sobrina) a través de Angelo Ugolotti, un empleado que figura a la cabeza de 25 sociedades ficticias.

Las cosas no paran ahí. El jueves a última hora, la fiscalía milanesa resolvió citar a dos ejecutivos de Deloitte & Touche SpA, que venían certificando balances desde 1999. Entre ellos, el de 2002, recién anulado por los reguladores italianos. Son Adolfo Mamoli, que acaba de renunciar a la presidencia de la Associazione del Revisori, y Giuseppe Rovelli, auditor jefe del estudio, ahora suspendido.

Al parecer, Alberto Ferraris –también ex director financiero del grupo, hoy detenido- los acusó de “declaraciones mendaces y contradictorias, por ante la Consob (Commissione Nazionale per Società e Borse) , respecto de firmas vinculadas a Parmalat”. Otro citado es Luca Sala, hasta junio gerente de Bank of America a cargo de colocar bonos de la empresa.

Según manifestaciones de Ferraris, Sala y Tonna, BofA contribuyó a crear “títulos falsos”. Irónicamente, ese mismo banco desencadenó la crisis, hace pocas semanas, declarando ficticios certificados de depósito por € 4.920 millones en favor de Bonlat Financing, Caimán. También esta semana, reguladores alemanes iniciaron investigaciones sobre Deutsche Bank, sospechoso de dar al grupo “tratamiento privilegiado” para evitar el descalabro.

En el frente político, los roces entre Antonio Fazio, jefe del banco central, y Forza Italia, la coalición derechista que sostiene a Silvio Berlusconi, no son el único problema. La mañana del jueves, el contador Sergio Cusani pidió audiencia con el fiscal Francesco Grecco. Éste maneja el caso Tanzi y aquél está preso desde 1993 por su papel en el superescándalo “Tangentopoli”.

A Cusani le faltan dos años de cárcel y, deducen medios peninsulares, quizás ofrezca datos sobre el nuevo escándalo a cambio de la libertad condicional. Grecco fue quien indagó a Cusani. Si éste puede crearle nuevas dificultades a Parmalat, cabe preguntarse qué sucedería, en Argentina, si se investigara el papel de los Tanzi en el caso de la leche en mal estado, un escándalo típico de los 90.

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