California: ilusiones torpedeadas por ejecuciones hipotecarias

“Sueño áureo a orillas de Pacífico”. Así definía el gobernador Arnold Schwarzenegger a la octava economía del mundo por producto bruto interno. Pero la crisis hipotecaria lo torna en pesadilla para mucha gente.

2 agosto, 2007

En verdad, cuando el atleta austríaco pronunció esa frase (2003), California aún vivía un auge inmobiliario impresionante. Ahora, miles de propietarios otrora felices afrontan ejecuciones y pueden perder casas que habitan desde hace décadas.

Los expertos no están de acuerdo sobré cómo terminará la historia. ¿Será un desplome de variables, no sólo de bienes raíces? ¿o apenas un problema reducido al segmento de hipotecas usurarias, que algún despistado define como “industria”?

Sea como fuere, cientos de jubilados californianos ven que el viejo sueño de la casa propia vacila al borde del colapso. En especial, los ingenuos propietarios que, en 2006, fueron engañados por bancos e inmobiliarias, renovaron hipotecas a tasa ajustable –no ya fija- y, hoy, afrontan el riesgo de ser ejecutados y quedarse sin techo. “Homeless” era palabra tabú en ese paraíso donde Hollywood coexiste con Silicon valley.

A la gente se les explicaba que las nuevas hipotecas eran a tasa fija, pero no lo eran y, por eso, algunas víctimas –que todavía pueden pagar abogados- están radicando demandas civiles. Pero nadie habla de acciones colectivas, como las iniciadas muy a tiempo por Ohio y otros estados jurídicamente más modernos. Según un litigante particular, “una vez que se pagan servicios, impuestos y la hipoteca móvil, no queda plata para casi nada. Pero mucha gente ni siquiera tiene para la hipoteca”.

.

A criterio del analista Christopher Thornberg (Beacon Economista, Los Ángeles), “el panorama económico y social seguirá ensombreciéndose a medida como los perjudicados eliminen otros gastos, inclusive el consumo, para pagar hipotecas cada vez más caras. En particular, las tomadas por deudores de baja calificación crediticia, que afrontan tasas usurarias”.

De acuerdo con un informe de DataQuick Systems, el cuadro es dramático. La consultoría estima que, a fin de junio, se llegó al récord de 17.408 viviendas ejecutadas por deudas hipotecarias. Pésimas noticias para el futuro político de Schwarzenegger y los republicanos. Esto lo sintetiza la caricatura de un diario azteca: filas de californiano sin techo saltan el nuevo muro contra inmigrantes, pero en pos de ranchitos mexicanos.

En verdad, cuando el atleta austríaco pronunció esa frase (2003), California aún vivía un auge inmobiliario impresionante. Ahora, miles de propietarios otrora felices afrontan ejecuciones y pueden perder casas que habitan desde hace décadas.

Los expertos no están de acuerdo sobré cómo terminará la historia. ¿Será un desplome de variables, no sólo de bienes raíces? ¿o apenas un problema reducido al segmento de hipotecas usurarias, que algún despistado define como “industria”?

Sea como fuere, cientos de jubilados californianos ven que el viejo sueño de la casa propia vacila al borde del colapso. En especial, los ingenuos propietarios que, en 2006, fueron engañados por bancos e inmobiliarias, renovaron hipotecas a tasa ajustable –no ya fija- y, hoy, afrontan el riesgo de ser ejecutados y quedarse sin techo. “Homeless” era palabra tabú en ese paraíso donde Hollywood coexiste con Silicon valley.

A la gente se les explicaba que las nuevas hipotecas eran a tasa fija, pero no lo eran y, por eso, algunas víctimas –que todavía pueden pagar abogados- están radicando demandas civiles. Pero nadie habla de acciones colectivas, como las iniciadas muy a tiempo por Ohio y otros estados jurídicamente más modernos. Según un litigante particular, “una vez que se pagan servicios, impuestos y la hipoteca móvil, no queda plata para casi nada. Pero mucha gente ni siquiera tiene para la hipoteca”.

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A criterio del analista Christopher Thornberg (Beacon Economista, Los Ángeles), “el panorama económico y social seguirá ensombreciéndose a medida como los perjudicados eliminen otros gastos, inclusive el consumo, para pagar hipotecas cada vez más caras. En particular, las tomadas por deudores de baja calificación crediticia, que afrontan tasas usurarias”.

De acuerdo con un informe de DataQuick Systems, el cuadro es dramático. La consultoría estima que, a fin de junio, se llegó al récord de 17.408 viviendas ejecutadas por deudas hipotecarias. Pésimas noticias para el futuro político de Schwarzenegger y los republicanos. Esto lo sintetiza la caricatura de un diario azteca: filas de californiano sin techo saltan el nuevo muro contra inmigrantes, pero en pos de ranchitos mexicanos.

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