Caída récord de las inversiones externas en la Argentina

Según el World Investment Report 2003, los 1.000 millones de dólares de los EE.UU. recibidos por la Argentina en concepto de IED representaron sólo el 10% del promedio anual de entradas recibidas durante el decenio de 1992 a 2001.

4 septiembre, 2003

De todas maneras, la información analizada y distribuida por la UNCTAD -Organismo de Naciones Unidas que se ocupa de la inversión extranjera directa- muestra pese a los efectos de la crisis económica y financiera de principios de esta década en las operaciones de las empresas transnacionales (ETN) en la Argentina, en realidad son muy pocas las que han abandonado el país.

No obstante, en el componente de reinversión de utilidades y de préstamos entre filiales de la IED hubo grandes saldos negativos, lo que indica que las ETN establecidas han venido reduciendo sus inversiones en el país.

Por otro lado, la crisis argentina también dio a las empresas extranjeras la oportunidad de adquirir activos a bajo costo. Por ejemplo, Petrobras adquirió una participación mayoritaria en Pérez Compac por 1.100 millones de dólares de los EE.UU. en agosto de 2002, la mayor adquisición del año en la región.

Sin embargo, la caída no se da exclusivamente en la Argentina. En 2002, las entradas de inversión extranjera directa (IED) a América Latina y el Caribe bajaron por tercer año consecutivo en 28 de las 40 economías de la región.

Las corrientes se han reducido en un tercio, a 56.000 millones de dólares de los EE.UU., la cifra más baja desde 1996.

La disminución ha sido general en la región, pero se concentró fundamentalmente en el sector de servicios.

Además de los factores mundiales, la afluencia de IED a la región disminuyó debido a la contracción del PIB, a las crisis financieras y la incertidumbre en materia política en algunas economías de la región y a las devaluaciones que afectaron negativamente a la IED con fines de penetración en los mercados.

La UNCTAD considera que, en 2003, las corrientes de IED en la región probablemente se mantengan en niveles parecidos a los de 2002. Si bien el clima político y económico de la región mejoran, es probable que la recuperación sea lenta. Los factores que en 2002 frenaron la IED con fines de penetración en mercados siguen estando presentes este año y tardarán en desaparecer.

No obstante, las empresas transnacionales (ETN) seguirán sintiéndose atraídas por los recursos naturales de la región, especialmente si se mantienen los altos precios del petróleo; por lo que es posible que este año la IED con fines de mejora de la eficiencia en México y la cuenca del Caribe se mantenga en los niveles de 2002.

La inversión extranjera directa seguirá afluyendo al sector manufacturero del Brasil y hay probabilidades de que se reanude en la Argentina ya que su economía empieza a recuperarse.

En 2002, el principal receptor de IED fue Brasil, con entradas de 17.000 millones de dólares, cifra inferior a los 22.000 millones de 2001 (véase el gráfico).

La caída se hizo sentir principalmente en las industrias de telecomunicaciones, electricidad y gas. En la década de 1990, la liberalización, la privatización y las perspectivas de un mercado en alza atrajeron a las ETN a esos sectores, pero la reciente recesión económica y la devaluación de la moneda han mermado la rentabilidad de sus filiales y frenado las nuevas inversiones.

Las corrientes de IED hacia México experimentaron una estrepitosa caída: de 25.000 millones de dólares en 2001 a 14.000 millones en 2002. Esto se explica fundamentalmente por el hecho de que en 2002 no hubo ninguna transacción comparable a la adquisición de Banamex por Citygroup en 2001. El sector manufacturero recibió tanta IED como en 2001, pese a la desaceleración de la economía en los EE.UU. y a la competencia de China y otros países con menores costos.

Estos son los dos factores que inciden de forma más importante en las actividades intensivas en mano de obra de las ETN y otras empresas en México. (En la actualidad las maquiladoras cuentan con 200.000 puestos de trabajo menos que en su mejor momento en 2000).

Por otro lado, la productividad de las industrias de mediana y alta tecnología de México y algunos otros países de América Latina rivaliza con la de sus contrapartes de los países desarrollados, por lo que las perspectivas para la IED en nuevas industrias son prometedoras.

Chile fue otro país en el que las entradas de inversiones disminuyeron de manera considerable. La Comunidad Andina, cuyo motor principal son los recursos naturales, se vio menos afectada por la desaceleración, con excepción de Venezuela. En América Central y el Caribe, las entradas de IED disminuyeron en un 15 y un 19%, respectivamente.

Entre las ETN latinoamericanas, dominan las empresas mexicanas

Entre las ETN de los países latinoamericanos, las empresas mexicanas dominan el escenario y siete de sus empresas figuran en la lista de la UNCTAD de las principales 50 ETN de los países en desarrollo. En la lista figuran otras cinco empresas de otros países de América Latina, de las que cuatro pertenecen al sector petrolero.

En vista de la disminución de las corrientes de IED, los gobiernos de América Latina insisten más en las políticas selectivas de IED, vinculadas con una estrategia general de desarrollo. Si bien no se han cerrado las puertas a la IED, es evidente que ahora se presta atención a la calidad más que a la cantidad. Hasta el momento, el caso más notable de una iniciativa nacional en relación con la IED que haya ido más allá de la liberalización y la apertura ha sido el de Costa Rica, al designar sectores y empresas concretos según su estrategia de desarrollo, pero Chile y México también están formulando nuevas iniciativas en este sentido.

Algunas iniciativas de privatización han sido aplazadas o descartadas por falta de apoyo político, como en el Ecuador, el Paraguay y el Perú. Esta actitud de los países receptores ha coincidido con un planteamiento más cauteloso de las ETN en las industrias afectadas, como la de las telecomunicaciones. En consecuencia, la privatización ha dejado de ser una fuente importante de IED en la región, al menos por el momento. La privatización de la mayor compañía de seguros de México, Aseguradora Hidalgo, el año pasado constituyó una importante excepción. La empresa fue adquirida por la estadounidense MetLife por 962 millones de dólares.

Los países latinoamericanos y del Caribe recurren cada vez más a los acuerdos de integración regionales y bilaterales para captar y sacar provecho de la IED, siendo el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC) el ejemplo más notable. Las entradas de capital en México procedieron fundamentalmente de los EE.UU. y se concentraron en el ensamblaje de productos manufacturados destinados al mercado de ese país. La combinación de un mayor acceso a los mercados y de ventajas de la localización, como la mano de obra barata, indujeron a las ETN a localizar sus actividades manufactureras en México, especialmente en las zonas próximas a la frontera con los EE.UU. El TLC también supuso una consolidación de la reforma de la política de IED que se había iniciado en México a mediados de la década de 1980 y que abrió la economía a los inversionistas extranjeros.

¿Quién se guarda la plata?

Las corrientes de inversión extranjera directa (IED) hacia los países desarrollados descendieron por segundo año consecutivo en 2002, pasando de 590.000 millones de dólares de los EE.UU en 2001 a 460.000 millones.

Los Estados Unidos y el Reino Unido suman ellos solos el 54% aproximadamente del descenso registrado en el conjunto de los países donde disminuyeron las entradas de IED en 2002.

La UNCTAD prevé que las entradas de IED aumenten en algunos países desarrollados durante este año, pero es probable que las corrientes hacia el conjunto de los países desarrollados no superen los niveles de 2002.

Los Estados Unidos perdieron el año pasado su posición de primer país receptor de IED y se situaron en cuarto lugar entre los países desarrollados mayores receptores de esta inversión. El país experimentó el mayor descenso de las entradas de IED de ese grupo, seguido del Reino Unido. La continua ralentización de la inversión de las empresas causada por la precaria situación económica y las menores perspectivas de beneficios, el estancamiento de la consolidación en algunas industrias y la baja de los precios de las acciones fueron los principales factores que provocaron la caída, que se produjo paralela y principalmente en forma de un descenso de las FAS.

En los Estados Unidos las entradas de capital extranjero para la compra de acciones disminuyeron a medida que se reducían las FAS transfronterizas (especialmente por parte de empresas de la Unión Europea), en gran medida debido al lento crecimiento económico en los Estados Unidos y en varios países de origen de la Unión Europea, así como a las inciertas perspectivas de recuperación.
Los cuantiosos reembolsos de préstamos entre filiales contrarrestaron en parte las entradas de capital para compra de acciones y las utilidades reinvertidas.

En la Unión Europea las entradas de IED descendieron un 4%, en parte debido al empeoramiento de la situación económica y a la reducción de las FAS transfronterizas.

Los principales receptores de IED en la Unión Europea fueron Luxemburgo, Francia y Alemania. Entre los países de la UE donde aumentaron las entradas de IED se encuentran Finlandia, Alemania, Irlanda y Luxemburgo.

Las entradas en otros países de la Europa occidental también disminuyeron en general el año pasado, y tuvieron un comportamiento desigual según los países: disminuyeron en Islandia y Noruega mientras que en Suiza aumentaron y, como en el pasado, se dirigieron sobre todo a la rama de servicios. En el Japón las entradas de IED aumentaron en un 50%, principalmente por la adquisición de sociedades financieras japonesas; las entradas procedentes de la UE prácticamente se duplicaron.

Las entradas de IED en Australia prácticamente se triplicaron, con lo que alcanzaron un máximo histórico, mientras que las entradas en Nueva Zelandia y el Canadá disminuyeron.
Las salidas de IED de los países desarrollados cayeron un 9% entre 2001 y 2002, de 661.000 millones de dólares de los EE.UU. a 600.000 millones.

La composición del grupo de los cinco mayores inversores en el extranjero de entre los países desarrollados cambió, ya que el Japón superó a Alemania y se situó en el quinto lugar después de Luxemburgo, Francia, los Estados Unidos y el Reino Unido (véase el gráfico). Las salidas procedentes de ocho de 25 economías desarrolladas aumentaron, y los incrementos más importantes en términos relativos fueron los de Noruega, Suecia y Austria. Aproximadamente un tercio de las salidas de Austria durante el año pasado fueron a parar a países de la Europa central y oriental.

Las salidas de IED de los Estados Unidos también aumentaron aproximadamente en un 15%. Mientras que las salidas de IED de los Estados Unidos con destino a casi todos los países desarrollados aumentaron, en cambio hacia los países en desarrollo disminuyeron aproximadamente en un 20%, sobre todo hacia América Latina. En contraste, las empresas de la Unión Europea invirtieron cada vez más en la región de la Europa central y oriental (así como en China), al igual que las de otros países desarrollados, como Suiza. El principal destino de las salidas japonesas de IED en 2002 fueron, una vez más, los Estados Unidos, con un aumento de las corrientes de aproximadamente un 10% respecto al año anterior.

Las 100 mayores empresas transnacionales (ETN) no financieras del mundo, casi exclusivamente de países desarrollados, se vieron afectadas por la caída de la actividad económica, a escala mundial: la composición de la lista cambió, y aproximadamente una cuarta parte de las empresas que antes figuraban en la lista desaparecieron de ella. Las nuevas incorporaciones a la lista provienen principalmente del sector terciario. No hay ningún cambio en los primeros puestos de la clasificación: a la cabeza de la lista está de nuevo Vodafone (Reino Unido), seguida por General Electric (Estados Unidos).

Durante el descenso de la actividad económica de 2001-2002, el número de países desarrollados que introdujeron cambios en sus regímenes de la IED aumentó, de 12 en 2001 a 19 en 2002. Sólo en este último año se produjeron 45 cambios en la legislación reguladora. Más del 95% de todas las nuevas medidas de política nacional adoptadas por los países desarrollados durante el período 2001-2002 otorgaron a la IED un trato más favorable e incluyeron, por ejemplo, medidas como la concesión de incentivos fiscales (como en el caso de Bélgica, Canadá e Irlanda) o el establecimiento de garantías (como en el caso de Bélgica, Irlanda y Nueva Zelandia). Los países desarrollados continuaron suscribiendo acuerdos bilaterales y regionales a un ritmo rápido, con un número acumulado de 1.169 acuerdos de inversión bilaterales y 1.663 acuerdos sobre doble tributación para finales de 2002.

De todas maneras, la información analizada y distribuida por la UNCTAD -Organismo de Naciones Unidas que se ocupa de la inversión extranjera directa- muestra pese a los efectos de la crisis económica y financiera de principios de esta década en las operaciones de las empresas transnacionales (ETN) en la Argentina, en realidad son muy pocas las que han abandonado el país.

No obstante, en el componente de reinversión de utilidades y de préstamos entre filiales de la IED hubo grandes saldos negativos, lo que indica que las ETN establecidas han venido reduciendo sus inversiones en el país.

Por otro lado, la crisis argentina también dio a las empresas extranjeras la oportunidad de adquirir activos a bajo costo. Por ejemplo, Petrobras adquirió una participación mayoritaria en Pérez Compac por 1.100 millones de dólares de los EE.UU. en agosto de 2002, la mayor adquisición del año en la región.

Sin embargo, la caída no se da exclusivamente en la Argentina. En 2002, las entradas de inversión extranjera directa (IED) a América Latina y el Caribe bajaron por tercer año consecutivo en 28 de las 40 economías de la región.

Las corrientes se han reducido en un tercio, a 56.000 millones de dólares de los EE.UU., la cifra más baja desde 1996.

La disminución ha sido general en la región, pero se concentró fundamentalmente en el sector de servicios.

Además de los factores mundiales, la afluencia de IED a la región disminuyó debido a la contracción del PIB, a las crisis financieras y la incertidumbre en materia política en algunas economías de la región y a las devaluaciones que afectaron negativamente a la IED con fines de penetración en los mercados.

La UNCTAD considera que, en 2003, las corrientes de IED en la región probablemente se mantengan en niveles parecidos a los de 2002. Si bien el clima político y económico de la región mejoran, es probable que la recuperación sea lenta. Los factores que en 2002 frenaron la IED con fines de penetración en mercados siguen estando presentes este año y tardarán en desaparecer.

No obstante, las empresas transnacionales (ETN) seguirán sintiéndose atraídas por los recursos naturales de la región, especialmente si se mantienen los altos precios del petróleo; por lo que es posible que este año la IED con fines de mejora de la eficiencia en México y la cuenca del Caribe se mantenga en los niveles de 2002.

La inversión extranjera directa seguirá afluyendo al sector manufacturero del Brasil y hay probabilidades de que se reanude en la Argentina ya que su economía empieza a recuperarse.

En 2002, el principal receptor de IED fue Brasil, con entradas de 17.000 millones de dólares, cifra inferior a los 22.000 millones de 2001 (véase el gráfico).

La caída se hizo sentir principalmente en las industrias de telecomunicaciones, electricidad y gas. En la década de 1990, la liberalización, la privatización y las perspectivas de un mercado en alza atrajeron a las ETN a esos sectores, pero la reciente recesión económica y la devaluación de la moneda han mermado la rentabilidad de sus filiales y frenado las nuevas inversiones.

Las corrientes de IED hacia México experimentaron una estrepitosa caída: de 25.000 millones de dólares en 2001 a 14.000 millones en 2002. Esto se explica fundamentalmente por el hecho de que en 2002 no hubo ninguna transacción comparable a la adquisición de Banamex por Citygroup en 2001. El sector manufacturero recibió tanta IED como en 2001, pese a la desaceleración de la economía en los EE.UU. y a la competencia de China y otros países con menores costos.

Estos son los dos factores que inciden de forma más importante en las actividades intensivas en mano de obra de las ETN y otras empresas en México. (En la actualidad las maquiladoras cuentan con 200.000 puestos de trabajo menos que en su mejor momento en 2000).

Por otro lado, la productividad de las industrias de mediana y alta tecnología de México y algunos otros países de América Latina rivaliza con la de sus contrapartes de los países desarrollados, por lo que las perspectivas para la IED en nuevas industrias son prometedoras.

Chile fue otro país en el que las entradas de inversiones disminuyeron de manera considerable. La Comunidad Andina, cuyo motor principal son los recursos naturales, se vio menos afectada por la desaceleración, con excepción de Venezuela. En América Central y el Caribe, las entradas de IED disminuyeron en un 15 y un 19%, respectivamente.

Entre las ETN latinoamericanas, dominan las empresas mexicanas

Entre las ETN de los países latinoamericanos, las empresas mexicanas dominan el escenario y siete de sus empresas figuran en la lista de la UNCTAD de las principales 50 ETN de los países en desarrollo. En la lista figuran otras cinco empresas de otros países de América Latina, de las que cuatro pertenecen al sector petrolero.

En vista de la disminución de las corrientes de IED, los gobiernos de América Latina insisten más en las políticas selectivas de IED, vinculadas con una estrategia general de desarrollo. Si bien no se han cerrado las puertas a la IED, es evidente que ahora se presta atención a la calidad más que a la cantidad. Hasta el momento, el caso más notable de una iniciativa nacional en relación con la IED que haya ido más allá de la liberalización y la apertura ha sido el de Costa Rica, al designar sectores y empresas concretos según su estrategia de desarrollo, pero Chile y México también están formulando nuevas iniciativas en este sentido.

Algunas iniciativas de privatización han sido aplazadas o descartadas por falta de apoyo político, como en el Ecuador, el Paraguay y el Perú. Esta actitud de los países receptores ha coincidido con un planteamiento más cauteloso de las ETN en las industrias afectadas, como la de las telecomunicaciones. En consecuencia, la privatización ha dejado de ser una fuente importante de IED en la región, al menos por el momento. La privatización de la mayor compañía de seguros de México, Aseguradora Hidalgo, el año pasado constituyó una importante excepción. La empresa fue adquirida por la estadounidense MetLife por 962 millones de dólares.

Los países latinoamericanos y del Caribe recurren cada vez más a los acuerdos de integración regionales y bilaterales para captar y sacar provecho de la IED, siendo el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC) el ejemplo más notable. Las entradas de capital en México procedieron fundamentalmente de los EE.UU. y se concentraron en el ensamblaje de productos manufacturados destinados al mercado de ese país. La combinación de un mayor acceso a los mercados y de ventajas de la localización, como la mano de obra barata, indujeron a las ETN a localizar sus actividades manufactureras en México, especialmente en las zonas próximas a la frontera con los EE.UU. El TLC también supuso una consolidación de la reforma de la política de IED que se había iniciado en México a mediados de la década de 1980 y que abrió la economía a los inversionistas extranjeros.

¿Quién se guarda la plata?

Las corrientes de inversión extranjera directa (IED) hacia los países desarrollados descendieron por segundo año consecutivo en 2002, pasando de 590.000 millones de dólares de los EE.UU en 2001 a 460.000 millones.

Los Estados Unidos y el Reino Unido suman ellos solos el 54% aproximadamente del descenso registrado en el conjunto de los países donde disminuyeron las entradas de IED en 2002.

La UNCTAD prevé que las entradas de IED aumenten en algunos países desarrollados durante este año, pero es probable que las corrientes hacia el conjunto de los países desarrollados no superen los niveles de 2002.

Los Estados Unidos perdieron el año pasado su posición de primer país receptor de IED y se situaron en cuarto lugar entre los países desarrollados mayores receptores de esta inversión. El país experimentó el mayor descenso de las entradas de IED de ese grupo, seguido del Reino Unido. La continua ralentización de la inversión de las empresas causada por la precaria situación económica y las menores perspectivas de beneficios, el estancamiento de la consolidación en algunas industrias y la baja de los precios de las acciones fueron los principales factores que provocaron la caída, que se produjo paralela y principalmente en forma de un descenso de las FAS.

En los Estados Unidos las entradas de capital extranjero para la compra de acciones disminuyeron a medida que se reducían las FAS transfronterizas (especialmente por parte de empresas de la Unión Europea), en gran medida debido al lento crecimiento económico en los Estados Unidos y en varios países de origen de la Unión Europea, así como a las inciertas perspectivas de recuperación.
Los cuantiosos reembolsos de préstamos entre filiales contrarrestaron en parte las entradas de capital para compra de acciones y las utilidades reinvertidas.

En la Unión Europea las entradas de IED descendieron un 4%, en parte debido al empeoramiento de la situación económica y a la reducción de las FAS transfronterizas.

Los principales receptores de IED en la Unión Europea fueron Luxemburgo, Francia y Alemania. Entre los países de la UE donde aumentaron las entradas de IED se encuentran Finlandia, Alemania, Irlanda y Luxemburgo.

Las entradas en otros países de la Europa occidental también disminuyeron en general el año pasado, y tuvieron un comportamiento desigual según los países: disminuyeron en Islandia y Noruega mientras que en Suiza aumentaron y, como en el pasado, se dirigieron sobre todo a la rama de servicios. En el Japón las entradas de IED aumentaron en un 50%, principalmente por la adquisición de sociedades financieras japonesas; las entradas procedentes de la UE prácticamente se duplicaron.

Las entradas de IED en Australia prácticamente se triplicaron, con lo que alcanzaron un máximo histórico, mientras que las entradas en Nueva Zelandia y el Canadá disminuyeron.
Las salidas de IED de los países desarrollados cayeron un 9% entre 2001 y 2002, de 661.000 millones de dólares de los EE.UU. a 600.000 millones.

La composición del grupo de los cinco mayores inversores en el extranjero de entre los países desarrollados cambió, ya que el Japón superó a Alemania y se situó en el quinto lugar después de Luxemburgo, Francia, los Estados Unidos y el Reino Unido (véase el gráfico). Las salidas procedentes de ocho de 25 economías desarrolladas aumentaron, y los incrementos más importantes en términos relativos fueron los de Noruega, Suecia y Austria. Aproximadamente un tercio de las salidas de Austria durante el año pasado fueron a parar a países de la Europa central y oriental.

Las salidas de IED de los Estados Unidos también aumentaron aproximadamente en un 15%. Mientras que las salidas de IED de los Estados Unidos con destino a casi todos los países desarrollados aumentaron, en cambio hacia los países en desarrollo disminuyeron aproximadamente en un 20%, sobre todo hacia América Latina. En contraste, las empresas de la Unión Europea invirtieron cada vez más en la región de la Europa central y oriental (así como en China), al igual que las de otros países desarrollados, como Suiza. El principal destino de las salidas japonesas de IED en 2002 fueron, una vez más, los Estados Unidos, con un aumento de las corrientes de aproximadamente un 10% respecto al año anterior.

Las 100 mayores empresas transnacionales (ETN) no financieras del mundo, casi exclusivamente de países desarrollados, se vieron afectadas por la caída de la actividad económica, a escala mundial: la composición de la lista cambió, y aproximadamente una cuarta parte de las empresas que antes figuraban en la lista desaparecieron de ella. Las nuevas incorporaciones a la lista provienen principalmente del sector terciario. No hay ningún cambio en los primeros puestos de la clasificación: a la cabeza de la lista está de nuevo Vodafone (Reino Unido), seguida por General Electric (Estados Unidos).

Durante el descenso de la actividad económica de 2001-2002, el número de países desarrollados que introdujeron cambios en sus regímenes de la IED aumentó, de 12 en 2001 a 19 en 2002. Sólo en este último año se produjeron 45 cambios en la legislación reguladora. Más del 95% de todas las nuevas medidas de política nacional adoptadas por los países desarrollados durante el período 2001-2002 otorgaron a la IED un trato más favorable e incluyeron, por ejemplo, medidas como la concesión de incentivos fiscales (como en el caso de Bélgica, Canadá e Irlanda) o el establecimiento de garantías (como en el caso de Bélgica, Irlanda y Nueva Zelandia). Los países desarrollados continuaron suscribiendo acuerdos bilaterales y regionales a un ritmo rápido, con un número acumulado de 1.169 acuerdos de inversión bilaterales y 1.663 acuerdos sobre doble tributación para finales de 2002.

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