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<p>Un reciente comentario desalentador describía a la economía brasilera como “vuelo de gallina”, queriendo significar con esto una tendencia a experimentar momentos de gran crecimiento seguidos por estrepitosas caídas a tierra. Pero para Mantega no es para nada así.</p>
<p>Unos meses atrás cuando el Credit Suisse vaticinó que Brasil crecería este año menos de 2%, Mantega respondió que se trataba de un chiste. Unos días atrás aceptó que su país crecería este año 1,65%. Un dato nada alentador para la emergente potencia latinoamericana cuyo PBI superó al de Inglaterra el año pasado y que en 2010 creció 7,5%.</p>
<p>Hasta hace poco Brasil era la niña mimada de los mercados y la preferida de los inversionistas extranjeros, por encima incluso de los otros miembros del BRIC, Rusia, India y China. Pero de un día para el otro pasó del boom al estancamiento. Sin embargo, Mantega sostiene que Brasil está de nuevo en el camino correcto, a pesar de las dificultades de la economía global.</p>
<p>“Estamos tomando medidas para asegurar el crecimiento de largo plazo”, dijo Mantega recientemente, al tiempo que vaticinaba un crecimiento de 4% para el final del año, “aun con Europa cerca de la recesión y la economía estadounidense avanzando marginalmente”. Y olvidó mencionar a China, su principal socio comercial, inmersa en una crisis cada vez más profunda.</p>
<p>Muchos han venido cuestionando la sustentabilidad del modelo brasileño. Durante la pasada década el país sufrió el boom de las commodities, al igual que otros países sudamericanos (Paraguay llegó a tener la tasa de crecimiento más alta del mundo). Y la economía interna disfrutó una explosión de crédito para el consumo.</p>
<p>Los críticos sostienen que esta política ya se quedó sin aire y que para compensar Brasil apuesta al Estado en vez de enfocarse en el sector privado para reavivar el crecimiento. Además, se quejan de un superregulado mercado de trabajo, un muy complejo sistema de impuestos y una insuficiente infraestructura.</p>
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<p>Mantega sostiene que están viendo a Brasil a través de un espejo retrovisor y que cuando el Estado actúa es para proveer un impulso anticíclico, o para corregir fallos del mercado. Y cita el ejemplo del Banco de Brasil, un banco del Estado que obtiene ingresos del nivel de los bancos privados, pero que bajo recientes órdenes gubernamentales recortó las tasas para préstamos. Y fue seguidamente imitado por la banca privada.</p>
<p>Mantega, de 63 años, es quien decide la economía brasileña desde la época de Lula, y reacciona con fervor cuando se le dice que el errático crecimiento de Brasil es resultado de la exagerada intervención estatal y que otros países latinoamericanos como Chile y México consiguen crecimientos más consistentes con políticas más amistosas hacia los mercados. Con números en la mano, Mantega demuestra que en los últimos seis años el crecimiento promedio de la segunda economía latinoamericana fue exactamente la mitad de la obtenida por Brasil, de 4,2%. “Yo no llamaría a esto vuelo de gallina”.</p>
<p>Con respecto al futuro, Mantega argumenta que una serie de medidas –rebajas impositivas y de costos de la electricidad y un paquete de estímulos financieros por un total de US$66.000 millones a aplicarse en proyectos privados de infraestructura- provocarán la reducción del alto costo de hacer negocios en Brasil. “No estamos hablando de deseos, es algo que está sucediendo ahora”, sostiene el ministro. “Seguiremos reduciendo costos e impuestos”.</p>
<p>Al tiempo que promociona sus políticas de estímulos al crecimiento, Mantega critica las de la primera potencia mundial. “Si Estados Unidos sigue con su QE (Quantitative Easing), seguirá teniendo un crecimiento modesto. Y las economías emergentes verán afectada su competitividad, mientras Estados Unidos busca exportar más”. (El QE de la Reserva Federal consiste en inyectar dólares al mercado. Parte de estos dólares ingresan a Brasil como inversión extranjera, fortaleciendo el real y haciéndole perder competitividad en el mercado internacional)</p>
<p>Brasil es a menudo criticado en el mercado mundial por sus medidas proteccionistas. Este año decidió una drástica reducción de la cuota de importación de autos mexicanos, cuando las marcas brasileñas se vieron afectadas por aumento de costos y la valorización del real. Pero para Mantega la imagen proteccionista de Brasil es un mito. “Tenemos que buscar compensación contra los subsidios y las medidas proteccionistas de otros países”. Obviamente no se refiere a México. “Estados Unidos, Inglaterra y Europa son más proteccionistas que nosotros”. </p>