Byelorrusia, Lukashenko y un país en quiebra
La última dictadura europea reprime al estilo estalinista, su deuda pública es récord y los supermercados las están vacíos. Alyexandr Lukashenko sobrevive gracias la ayuda de Rusia: hoy trata de malvenderle su parte en el gasoducto de Minsk.
27 mayo, 2011
<p>La ex república soviética de Byelarús –nombre autóctono- se convirtió en Byelorrusia en 1991 y tiene presidente vitalicio desde 1994. Ese año, un plesbiscito fraudulento lo entronizó en Minsk. El método fue repetido varias veces hasta 2010, con el éxito de siempre: 80 a 85% de votos aprobatorios.<br />
<br />
En la última oportunidad, las protestas juntaron 600 manifestantes en las calles y casi todos dieron con sus huesos en prisión. Como en ocasiones anteriores, hubo denuncias internacionales por torturas contra el KGB. El byelorruso, no el ruso, ya desaparecido.<br />
<br />
Ahora, con las filiales del Byelarusbank sin un dólar en caja, pero atiborradas de “rublos blancos” que no valen casi nada, Lukashenko no tiene otra opción que malvender activos estatales a su enorme “socio” oriental. Por ejemplo, el ramal septentrional del gasoducto que se divide en dos poco antes de penetrar en Byelorrusia. El meridional se drige a Ucrania y el otro se dobla en dos pasando Minsk.<br />
<br />
Lukashenko tiene un solo cliente para ese ducto, que vale unos US$ 2.500 millones (primer tramo), y otros activos públicos. ¿Por qué no hay interesados en el oeste? Porque el presidente y 150 allegados no pueden salir en gira de ventas, a riesgo de ser arrestados por sus excesos represivos. Aparte, la Unión Europea y Estados Unidos han impuesto a Byelorrusia sanciones apenas menos duras que las aplicadas a Libia o Siria.<br />
</p>