Bush pide casi casi US$ 700.000 millones más para gastos bélicos

“O no sabe lo que dice o busca el juicio político” comentaban algunos legisladores. Para pagar la factura, George W.Bush recortará programas sociales. Pero también insiste en los US$ 2,35 billones en rebajas impositivas a sectores pudientes.

5 febrero, 2007

Si bien el planteo presidencial incluye a Afganistán, el grueso de los gastos de guerra se centra en Irak. Cabe asimismo la posibilidad de que la Casa Blanca baraje un ataque directo a Irán, esta vez unilateralmente o con aliados en la región.

Bush también advirtió que, en las futuras solicitudes para los presupuestos 2007/8/9, las partidas bélicas podrían sumar US$ 2,9 billones. Este párrafo levantó fuertes críticas en el recinto, con intervenciones de demócratas y varios republicanos. Por de pronto, las conducciones opositoras de ambas cámaras estaban la noche del lunes reunidas para hundir buena parte de las partidas incluidas en el proyecto del poder ejecutivo. Dos o tres grandes operadores de Wall Street telefonearon a Henry Paulson (secretario de hacienda, ex CEO de Goldman Sachs) para manifestarle sus preocupaciones.

En caso de que esas partidas pasasen los filtros parlamentarios –algo muy difícil-, Estados Unidos gastaría de ahora a septiembre de 2008 alrededor de US$ 661.900 millones en Irak, Afganistán y “misiones relacionadas” (¿Irán?).

Las cosas empeoran políticamente porque Bush pide, además, prolongar sin limite de tiempo US$ 2,35 billones en tres paquetes de rebajas tributarias a sectores de altos ingresos, aprobadas en 2001/3, que terminarán de expirar en 2011. La contracara: recortes o supresiones en programas federales para atención médica a jubilados, asistencia social, educación y ambiente.

“Nuestra prioridad es proteger al pueblo y las tropas norteamericanas, dándoles todo lo necesario para que cumplan con su misión. También temeos prioridades en materia de parques nacionales, educación y salud”, concluyó Bush. Tal vez no había leído bien el proyecto presupuestario sometido por Paulson a su firma.

Mientras tanto, la situación en Levante empeoraba. El viernes, la última “estimación nacional de inteligencia” señalaba que, de todos modos, una evacuación desordenada sería peor. En lo atinente a la guerra civil en sí, sostenía: “la movilización sectaria y la polarización consiguiente determinarán que quien venza se quede con todo. El aparato local de seguridad es ineficaz y el éxodo de población urbana se agrava”.

A criterio del documento, “en doce a dieciocho meses la división del país en dos o tres será inevitable. Quizás emerja un hombre fuerte shiita capaz de controlar su territorio y el de la minoría sunnita”. Teniendo presente lo sucedido en la ex Yugoslavia, eso seria al precio de una “limpieza étnica”. Así teme la evaluación conjunta de dieciséis agencias federales.

En esta fase, los kurdos se ven estables, desde que en 1991 empezaron a manejarse autónomamente. Sus fuerzas se calculan en unos 13.450 hombres. Alrededor de Bagdad pelean entre sí o con los norteamericanos alrededor de 13.600 efectivos, pero el grueso de la fuerza shiita está en el sudeste (33.400 hombres). Las zonas poco habitadas del oeste, el sudoeste y el noroeste representan cerca de 18.000 tropas de ambas confesiones.

Frente a ellos, hay 135.000 norteamericanos, que pueden aumentar en 21.500, de los cuales 17.500 se destinan al área capitalina, única donde sobrevive una especie de gobierno. La disparidad de número revela que las tropas ocupantes no son muy eficientes o no están motivadas.

En ese contexto, el nuevo planteo financiero de Bush resulta absurdo y va contra las señales políticas emitidas por los demócratas. En primer lugar, la oficina presupuestaria del congreso descubrió que los 21.500 hombres de refuerzo necesitan otros 20.000 de apoyo. En segundo lugar, los US$ 100.000 solicitados ahora se agregan a 70.000 recibidos en el ejercicio fiscal 2006/7. Si, además, se añaden otros 145.000 millones para 2007/8, esta guerra habrá costado casi US$ 700.000 millones.

Si bien el planteo presidencial incluye a Afganistán, el grueso de los gastos de guerra se centra en Irak. Cabe asimismo la posibilidad de que la Casa Blanca baraje un ataque directo a Irán, esta vez unilateralmente o con aliados en la región.

Bush también advirtió que, en las futuras solicitudes para los presupuestos 2007/8/9, las partidas bélicas podrían sumar US$ 2,9 billones. Este párrafo levantó fuertes críticas en el recinto, con intervenciones de demócratas y varios republicanos. Por de pronto, las conducciones opositoras de ambas cámaras estaban la noche del lunes reunidas para hundir buena parte de las partidas incluidas en el proyecto del poder ejecutivo. Dos o tres grandes operadores de Wall Street telefonearon a Henry Paulson (secretario de hacienda, ex CEO de Goldman Sachs) para manifestarle sus preocupaciones.

En caso de que esas partidas pasasen los filtros parlamentarios –algo muy difícil-, Estados Unidos gastaría de ahora a septiembre de 2008 alrededor de US$ 661.900 millones en Irak, Afganistán y “misiones relacionadas” (¿Irán?).

Las cosas empeoran políticamente porque Bush pide, además, prolongar sin limite de tiempo US$ 2,35 billones en tres paquetes de rebajas tributarias a sectores de altos ingresos, aprobadas en 2001/3, que terminarán de expirar en 2011. La contracara: recortes o supresiones en programas federales para atención médica a jubilados, asistencia social, educación y ambiente.

“Nuestra prioridad es proteger al pueblo y las tropas norteamericanas, dándoles todo lo necesario para que cumplan con su misión. También temeos prioridades en materia de parques nacionales, educación y salud”, concluyó Bush. Tal vez no había leído bien el proyecto presupuestario sometido por Paulson a su firma.

Mientras tanto, la situación en Levante empeoraba. El viernes, la última “estimación nacional de inteligencia” señalaba que, de todos modos, una evacuación desordenada sería peor. En lo atinente a la guerra civil en sí, sostenía: “la movilización sectaria y la polarización consiguiente determinarán que quien venza se quede con todo. El aparato local de seguridad es ineficaz y el éxodo de población urbana se agrava”.

A criterio del documento, “en doce a dieciocho meses la división del país en dos o tres será inevitable. Quizás emerja un hombre fuerte shiita capaz de controlar su territorio y el de la minoría sunnita”. Teniendo presente lo sucedido en la ex Yugoslavia, eso seria al precio de una “limpieza étnica”. Así teme la evaluación conjunta de dieciséis agencias federales.

En esta fase, los kurdos se ven estables, desde que en 1991 empezaron a manejarse autónomamente. Sus fuerzas se calculan en unos 13.450 hombres. Alrededor de Bagdad pelean entre sí o con los norteamericanos alrededor de 13.600 efectivos, pero el grueso de la fuerza shiita está en el sudeste (33.400 hombres). Las zonas poco habitadas del oeste, el sudoeste y el noroeste representan cerca de 18.000 tropas de ambas confesiones.

Frente a ellos, hay 135.000 norteamericanos, que pueden aumentar en 21.500, de los cuales 17.500 se destinan al área capitalina, única donde sobrevive una especie de gobierno. La disparidad de número revela que las tropas ocupantes no son muy eficientes o no están motivadas.

En ese contexto, el nuevo planteo financiero de Bush resulta absurdo y va contra las señales políticas emitidas por los demócratas. En primer lugar, la oficina presupuestaria del congreso descubrió que los 21.500 hombres de refuerzo necesitan otros 20.000 de apoyo. En segundo lugar, los US$ 100.000 solicitados ahora se agregan a 70.000 recibidos en el ejercicio fiscal 2006/7. Si, además, se añaden otros 145.000 millones para 2007/8, esta guerra habrá costado casi US$ 700.000 millones.

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