Bush nombra otro personaje controvertido en el Caribe
Mientras el departamento de estado busca atenuar errores, George W.Bush elige un impresentable: Norman Bailey. En efecto, lo propuso como director de inteligencia para Cuba y Venezuela O sea, a cargo de eventuales destabilizaciones.
“Es como poner el loco de John Bolton al frente de negociaciones sobre Irak”, señalan senadores de ambas bancadas. Nancy Pelosi, la futura presidente de la cámara baja, va más lejos: “Esto es una maniobra del vicepresidente (Richard Cheney), para asegurarle otro cargo a Bolton. Sabe que su pliego será rechazado por el nuevo senado y ubica al viejo Bailey para que le cuide el puesto hasta que pierda el cargo en Naciones Unidas”.
Duro crítico de Hugo Chávez y Néstor Kirchner, es operador de otro personaje desprestigiado, John Negroponte, jefe de la red de inteligencia norteamericana y, como tal, futuro superior de Bailey. A los 75 años, el hombre estaba casi jubilado, aunque seguía vinculado a usinas ultraconservadoras.
Pero Bailey no está solo. En lo que parece la formación de un equipo opuesto a Condoleezza Rice y al comité sobre Irak de James Baker, su nombramiento se suma a otros cinco “halcones a destiempo” (así los llama el senador Edward Kennedy), dependientes directos de Negroponte. Los fines políticos se evidencian en el momento elegido para el anuncio: Thomas Shannon, subsecretario para Latinoamérica –en órbita de Rice-, trata de reducir roces con Venezuela y otros gobiernos “·izquierdistas”.
Precisamente, el martes se difundía un informe del consejo de relaciones exteriores, proponiendo que “todos los funcionarios estadounidenses secundasen al departamento de estado. Deben moderar la retórica empleada hasta ahora respecto de Venezuela y su presidente”. Exactamente lo contrario de lo que hacen -vía la cadena Fox y columnistas latinos residentes en Miami- Negroponte, Bolton, Bailey, etc. No obstante, el objetivo real de Cheney parece ser otro: forzar la caída de Rice entregando, a cambio, ese grupo y, quizá también, al jefe de la CIA, Michael Hayden. Ninguno de ellos encaja en la nueva “estrategia de diálogo” prevalente.
“Es como poner el loco de John Bolton al frente de negociaciones sobre Irak”, señalan senadores de ambas bancadas. Nancy Pelosi, la futura presidente de la cámara baja, va más lejos: “Esto es una maniobra del vicepresidente (Richard Cheney), para asegurarle otro cargo a Bolton. Sabe que su pliego será rechazado por el nuevo senado y ubica al viejo Bailey para que le cuide el puesto hasta que pierda el cargo en Naciones Unidas”.
Duro crítico de Hugo Chávez y Néstor Kirchner, es operador de otro personaje desprestigiado, John Negroponte, jefe de la red de inteligencia norteamericana y, como tal, futuro superior de Bailey. A los 75 años, el hombre estaba casi jubilado, aunque seguía vinculado a usinas ultraconservadoras.
Pero Bailey no está solo. En lo que parece la formación de un equipo opuesto a Condoleezza Rice y al comité sobre Irak de James Baker, su nombramiento se suma a otros cinco “halcones a destiempo” (así los llama el senador Edward Kennedy), dependientes directos de Negroponte. Los fines políticos se evidencian en el momento elegido para el anuncio: Thomas Shannon, subsecretario para Latinoamérica –en órbita de Rice-, trata de reducir roces con Venezuela y otros gobiernos “·izquierdistas”.
Precisamente, el martes se difundía un informe del consejo de relaciones exteriores, proponiendo que “todos los funcionarios estadounidenses secundasen al departamento de estado. Deben moderar la retórica empleada hasta ahora respecto de Venezuela y su presidente”. Exactamente lo contrario de lo que hacen -vía la cadena Fox y columnistas latinos residentes en Miami- Negroponte, Bolton, Bailey, etc. No obstante, el objetivo real de Cheney parece ser otro: forzar la caída de Rice entregando, a cambio, ese grupo y, quizá también, al jefe de la CIA, Michael Hayden. Ninguno de ellos encaja en la nueva “estrategia de diálogo” prevalente.
