viernes, 25 de abril de 2025

Bush deja la guerra y se centra en la economía

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Tras cerrar el capítulo militar en Irak, el presidente de Estados Unidos vuelve a concentrarse en los asuntos internos de su país, donde la economía no logra despertar de su letargo.

Consciente de que fue precisamente la preocupación por la situación económica lo que costó a Bush padre la reelección en 1992, el presidente quiere hacer hincapié en los asuntos domésticos para comenzar a preparar la campaña electoral de 2004.

Así, el presidente estadounidense tiene previsto pronunciar un discurso en Santa Mónica, en pleno Silicon Valley, en California, donde la crisis que atraviesa el sector de la alta tecnología ha golpeado más duro.

En su discurso, Bush promocionará de nuevo su programa de recorte de impuestos, que prevé una rebaja de 550.000 millones de dólares en diez años y que actualmente se debate en el Congreso de EEUU, que podría votarlo la próxima semana.

Bush quiere desarrollar una intensa campaña de presión política y desplazarse a distintos puntos del país para recabar apoyo a este programa, que ha sido acogido con escepticismo, incluso entre el ala moderada del Partido Republicano.

Aunque la Administración estadounidense asegura que el plan de recortes servirá para reactivar la economía, los escépticos apuntan que sólo beneficiará a los más adinerados y provocará un aumento del déficit fiscal, ya de por sí a niveles récord.

Su idea es evitar la percepción pública que costó la presidencia a su padre -que estaba, a los ojos de los votantes, demasiado preocupado por el exterior- y presentarse como un líder capaz de intervenir en la política internacional y atajar las cuestiones domésticas al mismo tiempo.

Si consigue la aprobación de su programa fiscal, unido a la victoria en Irak, Bush recibiría un impulso muy importante para su campaña electoral, para la que sus asesores aspiran a recaudar cerca de 200 millones de dólares, el doble de los obtenidos en 2000.

Esta campaña estará dirigida por su director de Comunicaciones, Karl Rove, quien ya se encargó de la del 2000 y está considerado el principal responsable del sorprendente triunfo electoral republicano en las elecciones legislativas del pasado noviembre.

No es casualidad, desde luego, que el disparador de la campaña, la convención republicana, vaya a tener lugar en Nueva York y pocos días antes del tercer aniversario de los atentados del 11 de septiembre.

Fuente: EFE

Consciente de que fue precisamente la preocupación por la situación económica lo que costó a Bush padre la reelección en 1992, el presidente quiere hacer hincapié en los asuntos domésticos para comenzar a preparar la campaña electoral de 2004.

Así, el presidente estadounidense tiene previsto pronunciar un discurso en Santa Mónica, en pleno Silicon Valley, en California, donde la crisis que atraviesa el sector de la alta tecnología ha golpeado más duro.

En su discurso, Bush promocionará de nuevo su programa de recorte de impuestos, que prevé una rebaja de 550.000 millones de dólares en diez años y que actualmente se debate en el Congreso de EEUU, que podría votarlo la próxima semana.

Bush quiere desarrollar una intensa campaña de presión política y desplazarse a distintos puntos del país para recabar apoyo a este programa, que ha sido acogido con escepticismo, incluso entre el ala moderada del Partido Republicano.

Aunque la Administración estadounidense asegura que el plan de recortes servirá para reactivar la economía, los escépticos apuntan que sólo beneficiará a los más adinerados y provocará un aumento del déficit fiscal, ya de por sí a niveles récord.

Su idea es evitar la percepción pública que costó la presidencia a su padre -que estaba, a los ojos de los votantes, demasiado preocupado por el exterior- y presentarse como un líder capaz de intervenir en la política internacional y atajar las cuestiones domésticas al mismo tiempo.

Si consigue la aprobación de su programa fiscal, unido a la victoria en Irak, Bush recibiría un impulso muy importante para su campaña electoral, para la que sus asesores aspiran a recaudar cerca de 200 millones de dólares, el doble de los obtenidos en 2000.

Esta campaña estará dirigida por su director de Comunicaciones, Karl Rove, quien ya se encargó de la del 2000 y está considerado el principal responsable del sorprendente triunfo electoral republicano en las elecciones legislativas del pasado noviembre.

No es casualidad, desde luego, que el disparador de la campaña, la convención republicana, vaya a tener lugar en Nueva York y pocos días antes del tercer aniversario de los atentados del 11 de septiembre.

Fuente: EFE

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