Según ese acuerdo, cuya rigidez aumenta presiones en buena parte de la Unmión Europea para revisarlo o derogarlo, determina que el déficit fiscal no puede superar el 3% del PBI. Italia, Alemania y Francia ya han desbordado ese techo. España, la más “ortodoxa” en materia de disciplina, estaría igual de no ser por los subsidios obtenidos de Bruselas.
A criterio del instituto estadigráfico de la CE, Roma alcanzará 3,6% en 2005 y, si no se aviene a las exigenciaa del Banco Central Europeo (cuyo jefe, Jean-Claude Trichet, pierde apoyo como resultado indirecto del fracaso constitucional), superará 4,5% en 2006. Resulta un poco irónico que un español, Joaquín Almunia, sea fiscal en la causa contra Italia.
Como podía preverse, el gobierno de Silvio Berlusconi se resiste al tratamiento, como lo hicieron Alemania y Francia en 2004. “Lo que nos piden es inútil –sostiene Domenico Siniscalco, ministro de Economía- e involucra sacrificios desmedidos”. Mientras su antecesor y ahora viceprimer ministro, Giulio Tremonti, respalda a Siniscalco, Francesco Speroni (otro dirigente de la Liga norte, separatista) reiteró el planteo de “volver a la lira y abandonar la Eurozona, que no nos ha creaco más que problemas”. De paso, otros políticos de derecha criticaban el “fundamentalismo por cuenta ajena” de los españoles “que aprovechan ventajas otorgadas por la CE para comprar bancos italianos”.
Según ese acuerdo, cuya rigidez aumenta presiones en buena parte de la Unmión Europea para revisarlo o derogarlo, determina que el déficit fiscal no puede superar el 3% del PBI. Italia, Alemania y Francia ya han desbordado ese techo. España, la más “ortodoxa” en materia de disciplina, estaría igual de no ser por los subsidios obtenidos de Bruselas.
A criterio del instituto estadigráfico de la CE, Roma alcanzará 3,6% en 2005 y, si no se aviene a las exigenciaa del Banco Central Europeo (cuyo jefe, Jean-Claude Trichet, pierde apoyo como resultado indirecto del fracaso constitucional), superará 4,5% en 2006. Resulta un poco irónico que un español, Joaquín Almunia, sea fiscal en la causa contra Italia.
Como podía preverse, el gobierno de Silvio Berlusconi se resiste al tratamiento, como lo hicieron Alemania y Francia en 2004. “Lo que nos piden es inútil –sostiene Domenico Siniscalco, ministro de Economía- e involucra sacrificios desmedidos”. Mientras su antecesor y ahora viceprimer ministro, Giulio Tremonti, respalda a Siniscalco, Francesco Speroni (otro dirigente de la Liga norte, separatista) reiteró el planteo de “volver a la lira y abandonar la Eurozona, que no nos ha creaco más que problemas”. De paso, otros políticos de derecha criticaban el “fundamentalismo por cuenta ajena” de los españoles “que aprovechan ventajas otorgadas por la CE para comprar bancos italianos”.