Brote separatista en Bolivia, roces entre Colombia y Nicaragua

Santa Cruz, motor del separatismo, Tarija, Beni y Pando se aprestan a declarar la autonomía de hecho. Pero, al parecer, Brasil y Argentina buscan una soluciòn, en consulta con España y Estados Unidos.

13 diciembre, 2007

Pablo Klinski, presidente de la “asamblea pro autonomía” de Santa Cruz de la Sierra (la provincia más rica del país, bastión separatista desde hace casi un siglo), anunció la declaración para este sábado. En realidad, su único aliado de peso es Tarija. Pando y Beni son vastos espacios vacíos.

Naturalmente, La Paz califica el acto de ilegal y enviará cuatrocientos policías a la provincia secesionista “para custodiar edificios públicos”. Entretanto, el presidente Evo Morales sigue emitiendo señales contradictorias. Por una parte, recién en julio –una eternidad- llamará a refrendo para aceptar o rechazar la endeble constitución impuesta por el oficialismo.

Por la otra, ha presentado un proyecto para otro referendo. En este caso, nada menos que revocatorio de su propio mandato, junto con los de los nueve prefectos provinciales. La iniciativa choca con el otro plebiscito pues, de ganarlo el gobierno central, se llamará a elecciones en sesenta días.

Tanta confusión revela un presidente desorientado y da pábulo al separatismo. Mientras, Brasil, Argentina, España y Estados Unidos analizan en tema en absoluta reserva. Máxime porque, de sopetón, Nicaragua moviliza tropas y se recalienta un viejo litigio con Colombia por unos islotes caribeños.

Pablo Klinski, presidente de la “asamblea pro autonomía” de Santa Cruz de la Sierra (la provincia más rica del país, bastión separatista desde hace casi un siglo), anunció la declaración para este sábado. En realidad, su único aliado de peso es Tarija. Pando y Beni son vastos espacios vacíos.

Naturalmente, La Paz califica el acto de ilegal y enviará cuatrocientos policías a la provincia secesionista “para custodiar edificios públicos”. Entretanto, el presidente Evo Morales sigue emitiendo señales contradictorias. Por una parte, recién en julio –una eternidad- llamará a refrendo para aceptar o rechazar la endeble constitución impuesta por el oficialismo.

Por la otra, ha presentado un proyecto para otro referendo. En este caso, nada menos que revocatorio de su propio mandato, junto con los de los nueve prefectos provinciales. La iniciativa choca con el otro plebiscito pues, de ganarlo el gobierno central, se llamará a elecciones en sesenta días.

Tanta confusión revela un presidente desorientado y da pábulo al separatismo. Mientras, Brasil, Argentina, España y Estados Unidos analizan en tema en absoluta reserva. Máxime porque, de sopetón, Nicaragua moviliza tropas y se recalienta un viejo litigio con Colombia por unos islotes caribeños.

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