Brasil y una América latina que influye más en el mundo

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En el primer trimestre, el gigante sudamericano creció más de lo proyectado y registra 9% de aumento en el producto bruto internos. Vale decir, durante los doce meses entre abril de 2009 y marzo último. Nunca había ocurrido en la historia del país.

<p>El ritmo del PBI brasile&ntilde;o, pues, s&oacute;lo queda todav&iacute;a superado por China, que pas&oacute; el 10% anual en 2006, 2007 y 2008. Como ocurre con otras econom&iacute;as emergentes &ndash;India, Rusia, Argentina-, las claves del auge brasile&ntilde;o residen en la demanda interna, que arrastra la produci&oacute;n industrial y promueve inversi&oacute;n externa directa.<br />
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Por las dudas, este mi&eacute;rcoles el banco central elevar&aacute; la tasa referencial de 9,5 a 10,25% anual, un margen prudente que no satisface a la banca privada, especialmente a la extranjera. Sea como fuere, para este a&ntilde;o se espera una inflaci&oacute;n moderada, 6%, lo cual implica un apreciable margen entre el tipo de inter&eacute;s y la inflaci&oacute;n misma.<br />
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Internacionalmente, Brasil mejora su posici&oacute;n en el cuarteto emergente l&iacute;der, que completan China, Rusia e India. Este conjunto m&aacute;s algunos otros integrantes del grupo de los 20 son quienes est&aacute;n impulsando la econom&iacute;s occidental fuera de la crisis sist&eacute;mica iniciada con el colapso hipotecario norteamericano de 2006/7. Resulta ir&oacute;nico que, d&iacute;as atr&aacute;s en Surcorea, ese mismo g-20 no pudierse debatir una &ldquo;tasa Tobin&rdquo; sobre el negocio financiero multinacional, justamente por un &ldquo;lobby&rdquo; que operaba sobre varios bancos centrales y ministros de hacienda.<br />
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Siempre dados a los gestos desmedidos, analistas y medios de Estados Unidos, Europa occidental o hasta Latinoam&eacute;rica dictaminan que esta regi&oacute;n pas&oacute; de ser un caso perdido a convertirse en una especie de potencia econ&oacute;mica. Pero se omite un detalle: varios pa&iacute;ses del &aacute;rea han tirado por la borda las viejas recetas del Fondo Monetario Internacional, que resultaron contraproducentes en la crisis sist&eacute;mica de 1997/8.<br />
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Hoy el propio FMI abandona &ndash;aunque con parsimonia- la cartilla neocl&aacute;sica, forzado por otra crisis, la del endeudamiento en la Uni&oacute;n. En cierto sentido, el problema es otra incumplible ortodoxia, la de Maastricht (1992). <br />
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