<p>En 2002, Benjamin Bernanke todavía no presidía la Reserva Federal, pero seguía fiel a Milton Friedman (1912/2006) y sus mitos neoclásicos. En un homenaje al numen, citó una vieja aseveración suya: “la RF fue culpable de la depresión en los años 30 por no haber hecho lo necesario para salvar la economía”.<br />
Para BB, Friedman tenía razón “y no volveremos a cometer ese error”. En realidad, como señalan Joseph Stiglitz y Paul Krugman (Nobel 2001 y 2008), el banco central de EE.UU. “está haciendo exactamente lo mismo. Por supuesto, las cosas no están aún tan mal como en 1933 lo cual no es para felicitarse”. Al igual que en aquellos días, cada propuesta de mejora provoca un huracán, ya no sólo en la envalentonada oposición republicana, sino también en las principales economías del globo, salvó quizá Japón, Gran Bretaña, Canadá u Holanda.<br />
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Obama viene diluyendo un esquema tras otro y manifiesta convicciones poco firmes ante una oposición que, en realidad, carece de programa consistente. Esos peligrosos síntomas “minan las posibilidades de cooperación internacional” opina Jacob Zuma, presidente sudafricano. Similares expresiones son compartidas por Angela Merkel (Alemania), Luiz Inácio da Silva (Brasil), Hu Jintao (China), etc.<br />
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Los argumentos en pro de una RF proactiva, como se ve, pueden naufragar en una cumbre borrascosa. Por motivos geopolíticos pero, también, porque –apunta Stiglitz- “Washington no tiene hoy posibilidades de aplicar una política monetaria convencional. En particular uno, las tasas básicas de interés, demasiado cerca del cero”.<br />
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Por ende, la RF deja de tomar sólo deuda a corto plazo y pasa al largo plazo, vía lo que ahora se estila llamar “flexibilización o expansión cuantitativa”. Ni ambos economistas ni varios otros saben quién acuñó el neologismo, usado para no mentar la “maquinita emisora” que demonizaba Friedman y parecía cosa de economías periféricas.<br />
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En esta fase de una incipiente ruptura dentro de las economías centrales y entre una de ellas (EE.UU.) y casi todas las demás, “el clamor de los republicanos y el Tea Party, que no entienden estos temas, y de varios países convergen –afirma Krugman- contra medidas en verdad nada descabelladas de la RF”. Por ejemplo, la inyección de US$ 600.000 millones en títulos del tesoro.</p>
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Brasil, Rusia, Alemania, EU, China y otros, contra EE.UU.
Faltan apenas dos días para la cumbre del grupo de los 20 en Surcorea y casi todos se lanzan ya sobre Estados Unidos. Tampoco se recuerda que la la última superpotencia (cita de Dimitri Medvediev) haya estado tan sola frente al resto del mundo.