Brasil inquieto por extraños proyectos norteamericanos

El ejército y la inteligencia temen que la Amazonia genere conflictos geopolíticos, asociados a Colombia o al separatismo en Santa Cruz de la Sierra. Al respecto, preocupa la injerencia de Estados Unidos en países de la región.

30 enero, 2007

La versión publicada en “Jornal do Brasil” alude asimismo a reivindicaciones indígenas y ONG manejadas por extranjeros. En ese momento, ya había zozobrado una especie inversa: el “proyecto de alianza EE.UU.-Brasil para combustibles alternativos”. En realidad, un esquema para aíslar a Venezuela, Argentina y el gasoducto sudamericano.

No obstante, las nuevas preocupaciones hacen a Colombia, virtual satélitee de EE.UU. Un trabajo atribuido al “grupo de trabalho Amazonas” sostiene que “la creciente presencia de asesores militares norteamericanos y la venta de complejos equipos a las fuerzas armadas de Bogotá, supuestamente para luchar contra el narcotráfico, pueden relacionarse con las Fuerzas armadas revolucionarias (FARC) y el Ejército de liberación (ELN)”.

El informe brasileño va más lejos. Cita “riesgos de invasión” y los vincula con “tropas estadounidenses en Guyana, Perú, Paraguay, Ecuador y Bolivia”. La mención de los dos últimos países es extraña, dadas las escasas simpatías por Washington que tienen sus gobiernos. En realidad, hasta ahora la estrategia norteamericana busca aislar Venezuela; no, como sostiene ese documento, “asegurar presencia militar en el área andinoamazónica y el cono sur alrededor de Brasil”.

La versión del diario carioca parece apoyarse, más bien, en opiniones de un militar retirado, el coronel Geraldo Cavagnari. Como es todavía muy común en Brasil, este jubilado es profesor en una universidad, la de Campinas. A su juicio, “sólo EE.UU. tiene capacidad para invadir Amazonia, pero ocuparla es muy difìcil”. En la situación actual, por cierto, Washington no podría siquiera tomar el delta del Orinoco o la “triple frontera II” (Brasil-Bolivia-Paraguaym, vale decir el pantanal de los Xarayes).

La versión publicada en “Jornal do Brasil” alude asimismo a reivindicaciones indígenas y ONG manejadas por extranjeros. En ese momento, ya había zozobrado una especie inversa: el “proyecto de alianza EE.UU.-Brasil para combustibles alternativos”. En realidad, un esquema para aíslar a Venezuela, Argentina y el gasoducto sudamericano.

No obstante, las nuevas preocupaciones hacen a Colombia, virtual satélitee de EE.UU. Un trabajo atribuido al “grupo de trabalho Amazonas” sostiene que “la creciente presencia de asesores militares norteamericanos y la venta de complejos equipos a las fuerzas armadas de Bogotá, supuestamente para luchar contra el narcotráfico, pueden relacionarse con las Fuerzas armadas revolucionarias (FARC) y el Ejército de liberación (ELN)”.

El informe brasileño va más lejos. Cita “riesgos de invasión” y los vincula con “tropas estadounidenses en Guyana, Perú, Paraguay, Ecuador y Bolivia”. La mención de los dos últimos países es extraña, dadas las escasas simpatías por Washington que tienen sus gobiernos. En realidad, hasta ahora la estrategia norteamericana busca aislar Venezuela; no, como sostiene ese documento, “asegurar presencia militar en el área andinoamazónica y el cono sur alrededor de Brasil”.

La versión del diario carioca parece apoyarse, más bien, en opiniones de un militar retirado, el coronel Geraldo Cavagnari. Como es todavía muy común en Brasil, este jubilado es profesor en una universidad, la de Campinas. A su juicio, “sólo EE.UU. tiene capacidad para invadir Amazonia, pero ocuparla es muy difìcil”. En la situación actual, por cierto, Washington no podría siquiera tomar el delta del Orinoco o la “triple frontera II” (Brasil-Bolivia-Paraguaym, vale decir el pantanal de los Xarayes).

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