Brasil: Cristina Kirchner, en pos de nuevaa alianzas estratégicas

Los desplantes internacionales de Hugo Chávez, su autoritarismo interno y su apertura a Colombia tornan Venezuela en socio poco fiable para Argentina. El tema será tocado por Cristina Kirchner en su visita a Luiz Inácio da Silva, el lunes.

13 noviembre, 2007

El hallazgo de yacimientos submarinos de hidrocarburos frente al litoral sudeste de Brasil puede modificar varios ejes geopolíticos. En primer lugar, su dimensión tentativa (equivalente a 6.000/8.000 millones de barriles) pone en segundo plano los descubrimientos británicos al norte y noroeste de Malvinas. Ello tal vez enfríe las pretensiones de Londres en la propia Antártida, ya inviables –detalle extrañamente soslayado por tirios y troyanos- tras la firma (1959) del tratado que veda actos soberanos más allá del círculo polar.

Hasta ahora, Brasil extraía unos 1.800.000 de barriles diarios y disponía de reservas cubicadas por alrededor de 12.500 millones. Merced a Petrobrás, una empresa estatal testigo –como lo fuera Yacimientos Petrolíferos Fiscales en Argentina, 1922/89-, en algo más de cincuenta años la primera economía latinoamericana pasó de importar al autobastecimiento y, ahora, a ser exportadora neta.

Por supuesto, Venezuela sigue siendo una potencia en hidrocarburos (no es lo mismo que “energía”). Pero las veleidades casi circenses de Chávez descolocan inclusive proyectos como el gasoducto del sur. En este punto, hasta la Bolivia de Evo Morales parece más seria.

Sin duda, los hallazgos brasileños dejan sin asidero “mitos geológicos” inventados por las hoy cuatro hermanas y los jeques musulmanes, ya cuestionados por la Comunidad de Estados Independientes (ex Unión Soviética), primer productor mundial con Rusia al frente. Se suponía que –fuera de Levante o la OPEP- no quedaban probabilidades de encontrar hidrocarburos en gran escala.

Pero Petrobrás, empresa en vías de desempeñar el papel de testigo también en Argentina, ha descubierto yacimientos en una zona ya explotada. Sólo que explorando a mayor profundidad. No son ajenos a eso cuatro años de alza de crudos, que rozan los US$ 100 (WTI) o 94 (Brent) el barril.

Para Brasil, se trata de desempeñar papel dominante en la geografía petrolera, compensar la nacionalización boliviana (que quizás se atenúe) y colocar al resto del Mercosur como aliado inevitable. Desde el punto de vista argentino, las cosas son claras: carente de vocación exploradora –se perdió con la venta de YPF-, el país debe resignarse a ser nuevamente importador. Mientras Chávez siga con sus arrestos “boliviarianos”, Brasil será indispensable, aun para ahorrar en costos de transporte.

El cimbronazo operado ahora en la bolsa de San Pablo (cayó 4,34% el lunes) ilustra el punto, pues lo desencadenó un mal balance de Petrobrás, cuya acción cedió hasta 7% y recortó a 6%. Parte del fenómeno se originó en la euforia posterior al hallazgo petrolero, la semana pasada.

El hallazgo de yacimientos submarinos de hidrocarburos frente al litoral sudeste de Brasil puede modificar varios ejes geopolíticos. En primer lugar, su dimensión tentativa (equivalente a 6.000/8.000 millones de barriles) pone en segundo plano los descubrimientos británicos al norte y noroeste de Malvinas. Ello tal vez enfríe las pretensiones de Londres en la propia Antártida, ya inviables –detalle extrañamente soslayado por tirios y troyanos- tras la firma (1959) del tratado que veda actos soberanos más allá del círculo polar.

Hasta ahora, Brasil extraía unos 1.800.000 de barriles diarios y disponía de reservas cubicadas por alrededor de 12.500 millones. Merced a Petrobrás, una empresa estatal testigo –como lo fuera Yacimientos Petrolíferos Fiscales en Argentina, 1922/89-, en algo más de cincuenta años la primera economía latinoamericana pasó de importar al autobastecimiento y, ahora, a ser exportadora neta.

Por supuesto, Venezuela sigue siendo una potencia en hidrocarburos (no es lo mismo que “energía”). Pero las veleidades casi circenses de Chávez descolocan inclusive proyectos como el gasoducto del sur. En este punto, hasta la Bolivia de Evo Morales parece más seria.

Sin duda, los hallazgos brasileños dejan sin asidero “mitos geológicos” inventados por las hoy cuatro hermanas y los jeques musulmanes, ya cuestionados por la Comunidad de Estados Independientes (ex Unión Soviética), primer productor mundial con Rusia al frente. Se suponía que –fuera de Levante o la OPEP- no quedaban probabilidades de encontrar hidrocarburos en gran escala.

Pero Petrobrás, empresa en vías de desempeñar el papel de testigo también en Argentina, ha descubierto yacimientos en una zona ya explotada. Sólo que explorando a mayor profundidad. No son ajenos a eso cuatro años de alza de crudos, que rozan los US$ 100 (WTI) o 94 (Brent) el barril.

Para Brasil, se trata de desempeñar papel dominante en la geografía petrolera, compensar la nacionalización boliviana (que quizás se atenúe) y colocar al resto del Mercosur como aliado inevitable. Desde el punto de vista argentino, las cosas son claras: carente de vocación exploradora –se perdió con la venta de YPF-, el país debe resignarse a ser nuevamente importador. Mientras Chávez siga con sus arrestos “boliviarianos”, Brasil será indispensable, aun para ahorrar en costos de transporte.

El cimbronazo operado ahora en la bolsa de San Pablo (cayó 4,34% el lunes) ilustra el punto, pues lo desencadenó un mal balance de Petrobrás, cuya acción cedió hasta 7% y recortó a 6%. Parte del fenómeno se originó en la euforia posterior al hallazgo petrolero, la semana pasada.

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