Berlusconi: The Economist exige un juicio político

“Desafiamos al primer ministro italiano”, proclama en tapa el semanario conservador “The Economist”. En carta abierta, pone en duda la honestidad y la capacidad de Silvio Berlusconi para guiar su país y presidir la Unión Europea.

1 agosto, 2003

El gesto es completamente inédito y pone en posición desairada al ya acosado Tony Blair, pues Silvio Berlusconi –junto con su amigo José María Aznar- es el aliado más sumiso de George W.Bush. La revista también abre brechas en el frente neoconservador “histórico”, que defiende a rajatabla la gran banca anglosajona. La misma que apoya –desde Wall Street- la reelección del presidente norteamericano, aunque no su desastrosa gestión fiscal.

William Emmott, director del semanario, exige “abrir un proceso político público a quien ha obtenido una escandalosa inmunidad para sí y sus amigos, en causas todavía abiertas”. Pero, como apuntaba Niccolò Ghedini –abogado personal del primer ministro-, “esa revista no dice nada del apresurado desprocesamiento de Jean-Claude Trichet, logrado por Jacques Chirac para ponerlo al frente del Banco Central Europeo”. Como se ve, abunda la munición gruesa desde ambas trincheras.

Obviamente, los adláteres del italiano conocen los nexos entre “The Economist” y la influyente tecnocracia del Banco de Inglaterra, cuyo anterior jefe (Edward George) es colaborador tan estable como anónimo del semanario. “No es apto para guiar Italia –sostiene Emmott, repitiendo lo dicho hace dos años- y, mucho menos, la Unión Europea”.

Apuntando a presiones para que el parlamento italiano dé luz verde al “control oligopólico de medios” en favor de altos funcionarios y dirigentes políticos, el editorial acusa al premier de “aprovechar el cargo para hacer negocios personales y eternizarse en el poder. Este personaje representa lo peor de la vieja Italia, inclusive más que Giulio Andreotti” (a quien, de paso, la gran prensa italiana trata de blanquear). Berlusconi “es el caso europeo más extremo de los abusos que cierto capitalismo comete contra democracia”.

El violento editorial preludia un “dossier” que cubre once años más veintiocho causas y demandas judiciales donde Berlusconi figura como procesado, imputado o partícipe. Desde el caso SME hasta el escándalo de sobornos a jueces y fiscales. El detallado trabajo pone énfasis en la tormenta que sacude hoy a los tres poderes, la endeble coalición derechista y la opinión pública en Italia: el primer ministro y sus amigos hacen lo imposible para no ser bombardeados por exhortos y citaciones.

Por supuesto, el “dossier” pasa revista a los obscuros orígenes del “Cavaliere”, su imperio mediático y su ascenso político, tan veloz como cuestionable. “Esto es una maniobra de la izquierda y replicaremos contra tantas difamaciones ante la justicia”, salió diciendo Paolo Bonaiuti, vocero de Berlusconi.

Hasta ahora, nadie se había animado a tachar de “izquierdoso” al semanario inglés. Tampoco a presionar a los circuitos de distribución, para impedir que la revista llegase a los quioscos en Milán, Roma, Génova, Venecia, Turín, Florencia y Nápoles. Por supuesto, todo el material estaba en Internet ya el jueves y “Corriere della Sera”, el diario más influyente de la península, le dedicó una página entera más un recuadro en tapa. Con media Europa sumida en debates alrededor de este asunto, cabe resaltar una ironía: Berlusconi llegó al poder por vía mediática y, ahora, lo ataca una de las publicaciones más antiguas del mundo, editada en el país que virtualmente inventó la prensa.

El gesto es completamente inédito y pone en posición desairada al ya acosado Tony Blair, pues Silvio Berlusconi –junto con su amigo José María Aznar- es el aliado más sumiso de George W.Bush. La revista también abre brechas en el frente neoconservador “histórico”, que defiende a rajatabla la gran banca anglosajona. La misma que apoya –desde Wall Street- la reelección del presidente norteamericano, aunque no su desastrosa gestión fiscal.

William Emmott, director del semanario, exige “abrir un proceso político público a quien ha obtenido una escandalosa inmunidad para sí y sus amigos, en causas todavía abiertas”. Pero, como apuntaba Niccolò Ghedini –abogado personal del primer ministro-, “esa revista no dice nada del apresurado desprocesamiento de Jean-Claude Trichet, logrado por Jacques Chirac para ponerlo al frente del Banco Central Europeo”. Como se ve, abunda la munición gruesa desde ambas trincheras.

Obviamente, los adláteres del italiano conocen los nexos entre “The Economist” y la influyente tecnocracia del Banco de Inglaterra, cuyo anterior jefe (Edward George) es colaborador tan estable como anónimo del semanario. “No es apto para guiar Italia –sostiene Emmott, repitiendo lo dicho hace dos años- y, mucho menos, la Unión Europea”.

Apuntando a presiones para que el parlamento italiano dé luz verde al “control oligopólico de medios” en favor de altos funcionarios y dirigentes políticos, el editorial acusa al premier de “aprovechar el cargo para hacer negocios personales y eternizarse en el poder. Este personaje representa lo peor de la vieja Italia, inclusive más que Giulio Andreotti” (a quien, de paso, la gran prensa italiana trata de blanquear). Berlusconi “es el caso europeo más extremo de los abusos que cierto capitalismo comete contra democracia”.

El violento editorial preludia un “dossier” que cubre once años más veintiocho causas y demandas judiciales donde Berlusconi figura como procesado, imputado o partícipe. Desde el caso SME hasta el escándalo de sobornos a jueces y fiscales. El detallado trabajo pone énfasis en la tormenta que sacude hoy a los tres poderes, la endeble coalición derechista y la opinión pública en Italia: el primer ministro y sus amigos hacen lo imposible para no ser bombardeados por exhortos y citaciones.

Por supuesto, el “dossier” pasa revista a los obscuros orígenes del “Cavaliere”, su imperio mediático y su ascenso político, tan veloz como cuestionable. “Esto es una maniobra de la izquierda y replicaremos contra tantas difamaciones ante la justicia”, salió diciendo Paolo Bonaiuti, vocero de Berlusconi.

Hasta ahora, nadie se había animado a tachar de “izquierdoso” al semanario inglés. Tampoco a presionar a los circuitos de distribución, para impedir que la revista llegase a los quioscos en Milán, Roma, Génova, Venecia, Turín, Florencia y Nápoles. Por supuesto, todo el material estaba en Internet ya el jueves y “Corriere della Sera”, el diario más influyente de la península, le dedicó una página entera más un recuadro en tapa. Con media Europa sumida en debates alrededor de este asunto, cabe resaltar una ironía: Berlusconi llegó al poder por vía mediática y, ahora, lo ataca una de las publicaciones más antiguas del mundo, editada en el país que virtualmente inventó la prensa.

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