Barack Obama, primer demócrata en campaña presidencial

La carrera por los comicios de 2008 acaba de ser anticipada. No obstante, el precandidato recién formalizará el anuncio en su ciudad natal, Chicago, el 10 de febrero. Pero Obama ha creado ya clima y todos miran hacia Hillary Rodham Clinton.

16 enero, 2007

Así como Clinton puede ser la primera presidente norteamericana, Obama sería el primer negro en llegar al salón oval. No sólo eso: su nombre de pila -aun mal deletreado- significa “bendito” en árabe (bárak). Por de pronto, el legislador formó este mares un comité para recaudar fondos y un equipo de campaña.

Se abre, entonces, la puja por la sucesión de George W.Bush, o de quien esté en la Casa Blanda en 2008. “La dirigencia oficialista parece ya incapaz de trabaja de consuno en aras del bien común. La política se ha hecho tan amarga y partidista, tan sujeta al dinero o las influencias cabilderas, que ya no atina a afrontar los grades problemas y, mucho menos, hallar soluciones”, sostuvo Obama en su primer mensaje. A su criterio, “debemos cambiar los ejes de la política interna y exterior”.

Con 45 años de edad, ingresa a un campo dominado por la senadora Clinton. Por su parte, ella prefiere un cauto silencio, dado que –creen varios analistas-su alto grado de exposición pública (desde que su esposo era presidente) sugiere que le conviene entrar “tarde” en la competencia.

En todo caso, aún deben aparecer los precandidatos republicanos, entre quienes destaca otro senador, John McCain. En su caso, el problema es qué ocurrirá con el nuevo plan de Bush en Irak. Mientras tanto, los aspirantes oficialistas caminarán por el filo de la navaja, entre la lealtad partidaria a un presidente desprestigiado y sus propios futuros políticos.

Las elecciones presidenciales en Estados Unidos tienen dos etapa. En la que precede a la serie de internas locales (“primarias”), el juego es abierto, especialmente para el partido fuera del gobierno. La segunda parte opera como una cadena de eliminatorias.

Así como Clinton puede ser la primera presidente norteamericana, Obama sería el primer negro en llegar al salón oval. No sólo eso: su nombre de pila -aun mal deletreado- significa “bendito” en árabe (bárak). Por de pronto, el legislador formó este mares un comité para recaudar fondos y un equipo de campaña.

Se abre, entonces, la puja por la sucesión de George W.Bush, o de quien esté en la Casa Blanda en 2008. “La dirigencia oficialista parece ya incapaz de trabaja de consuno en aras del bien común. La política se ha hecho tan amarga y partidista, tan sujeta al dinero o las influencias cabilderas, que ya no atina a afrontar los grades problemas y, mucho menos, hallar soluciones”, sostuvo Obama en su primer mensaje. A su criterio, “debemos cambiar los ejes de la política interna y exterior”.

Con 45 años de edad, ingresa a un campo dominado por la senadora Clinton. Por su parte, ella prefiere un cauto silencio, dado que –creen varios analistas-su alto grado de exposición pública (desde que su esposo era presidente) sugiere que le conviene entrar “tarde” en la competencia.

En todo caso, aún deben aparecer los precandidatos republicanos, entre quienes destaca otro senador, John McCain. En su caso, el problema es qué ocurrirá con el nuevo plan de Bush en Irak. Mientras tanto, los aspirantes oficialistas caminarán por el filo de la navaja, entre la lealtad partidaria a un presidente desprestigiado y sus propios futuros políticos.

Las elecciones presidenciales en Estados Unidos tienen dos etapa. En la que precede a la serie de internas locales (“primarias”), el juego es abierto, especialmente para el partido fuera del gobierno. La segunda parte opera como una cadena de eliminatorias.

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