Ban Ki-mun: el alza de alimentos genera una grave crisis mundial

El secretario general de Naciones Unidas abordó el problema este viernes. Concretamente, citó el aumentó del arroz, que tocó más récords un día antes en Occidente y Asia oriental/sudoriental. Se trata de un grano básico en dietas milenarias.

25 abril, 2008

El alto funcionario advirtió que los temores sobre oferta de cereales y oleaginosos (se puso en boga llamarla “seguridad”) encarecen todos esos rubros y pueden desatar o acentuar hambrunas –y violencia social- en muchos países. “No sólo los más pobres”, agregó.

Hablando con la prensa en Viena, Ban Ki-mun insistipo en definir esto como “una severa crisis general”. Por cierto, la ira pública ante incrementos especulativos de alimentos y combustibles continúa provocando protestas y disturbios. Hasta puede desestabilizar gobiernos, como ha ocurrido en Haití, Indonesia, Chad, etc.

En el tercio oeste de la Española, el lugar más pobre de Latinoamérica y el Caribe, la furia popular abatió un gabinete y dejó muertos. En Camarones, golfo de Benín, perecieron no menos de veinticinco personas en manifestaciones contra el alza masiva de precios.

Pero el panorama no mejora, más bien al revés. Varios gobiernos exportadores de alimentos –desvelados por la carestía interna- han impuesto restricciones. Esto agrava la situación en mercados ya afectados por la caída de existencias o la especulación con futuros y opciones (Chicago, Londres).

Ban Ki-mun señaló que la crisis será abordada durante la asamblea semestral del Fondo Monetario y el Banco Mundial, el 28 y el 29 de este mes en Berna. Si bien el secretario general se comprometió a adoptar medidas, no aclaró cuáles. Al mismo tiempo, el virtual colapso de la ronda Dohá reduce la Organización Mundial de Comercio a simple árbitro de disputas entre miembros.

El alto funcionario advirtió que los temores sobre oferta de cereales y oleaginosos (se puso en boga llamarla “seguridad”) encarecen todos esos rubros y pueden desatar o acentuar hambrunas –y violencia social- en muchos países. “No sólo los más pobres”, agregó.

Hablando con la prensa en Viena, Ban Ki-mun insistipo en definir esto como “una severa crisis general”. Por cierto, la ira pública ante incrementos especulativos de alimentos y combustibles continúa provocando protestas y disturbios. Hasta puede desestabilizar gobiernos, como ha ocurrido en Haití, Indonesia, Chad, etc.

En el tercio oeste de la Española, el lugar más pobre de Latinoamérica y el Caribe, la furia popular abatió un gabinete y dejó muertos. En Camarones, golfo de Benín, perecieron no menos de veinticinco personas en manifestaciones contra el alza masiva de precios.

Pero el panorama no mejora, más bien al revés. Varios gobiernos exportadores de alimentos –desvelados por la carestía interna- han impuesto restricciones. Esto agrava la situación en mercados ya afectados por la caída de existencias o la especulación con futuros y opciones (Chicago, Londres).

Ban Ki-mun señaló que la crisis será abordada durante la asamblea semestral del Fondo Monetario y el Banco Mundial, el 28 y el 29 de este mes en Berna. Si bien el secretario general se comprometió a adoptar medidas, no aclaró cuáles. Al mismo tiempo, el virtual colapso de la ronda Dohá reduce la Organización Mundial de Comercio a simple árbitro de disputas entre miembros.

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