Bajará el costo del crédito

Así lo afirma el Gobierno. La caída se produciría en los próximos 90 días y será posible por los menores intereses en EE.UU. Además influiría el canje de títulos públicos por US$ 9.600 millones. Se aceleraría la reactivación.

5 enero, 2001

El Ministerio de Economía anunció que las tasas de interés bajarán con fuerza en las próximas semanas; en base a ese pronóstico, el Presidente vaticinó que el PBI argentino crecerá más de lo que se había previsto (ver ” De la Rúa pronosticó un crecimiento de más de 4%”).

El Gobierno intentará ayudar al abaratamiento del dinero, acelerando los trámites para el canje de deuda pública que se había anunciado el mismo día en que se presentó en sociedad el blindaje financiero.

La aspiración de mínima de Economía es que, tras diversas propuestas de canje que implicarían un rescate de deuda por US$ 9.600 millones, las tasas de corto plazo bajen al menos 2 puntos anuales y queden a menos de 10% anual; eso se trasladaría a los tomadores de créditos (empresas y personas físicas) impulsando la reactivación.

La idea es rescatar deuda que vence en 2002, por bonos que venzan después del 2007; con esto el Gobierno se garantizaría:

· Reducir el riesgo de incertidumbre sobre posibles dificultades para afrontar los vencimientos inmediatos de la deuda.

· Achicar la tasa de corto plazo, porque habrá menos papeles, y los bonos de similares vencimientos rendirán menos.

· Bajar la tasa de referencia (la que paga el Estado), y por consiguiente, reducir los intereses que deberían pagar los privados.

En la secretaría de Finanzas ya manejan propuestas de los principales bancos de inversión, tanto del exterior como de las más importantes entidades del país, y Economía dividió esas ofertas en paquetes, para concretar cuatro canjes distintos:

· Rescatar US$ 3.000 millones en Bocones, bonos Brady a tasa flotante y Bontes. Se entregaría un bono que vencería en 7 ó 10 años, y además los compradores de estos papeles tendrían una opción para canjear el bono recibido por uno con vencimiento a un plazo todavía mayor.

· Canjear otros US$ 1.500 millones de bonos en Euros. La idea es similar a la anterior, pero el problema es que estos papeles están en manos de pequeños inversores. Por eso el rescate será más engorroso.

· Rescate de US$ 2.100 millones de Bonos Pagaré. Estos títulos vencen en julio y noviembre; la idea es entregar a cambio bonos que venzan entre el 2003 y el 2005.

· Ofrecerles a las AFJP un bono a largo plazo. A cambio se les pedirá que no hagan efectivo el cobro de cupones de diversos bonos que tienen en su cartera.

Todos estos canjes tienen el mismo objetivo: postergar vencimientos inmediatos. Y por retrasar el cobro de utilidades, los inversores se llevarían como premio un bono que les asegura una tasa alta (será difícil que sea muy inferior al 12% anual) por varios años. Los analistas recibieron todas estas noticias con optimismo.

La directora para la Argentina de la calificadora estadounidense Standard & Poors, Diana Mondino, afirmó: “la baja de tasas tendrá mayor efecto en el sector privado, que tiene toda su deuda a tasa variable”.

El marco es favorable, dijo, sobre todo recordando que “la economía argentina sufrió mucho estos dos años y mostró una gran resistencia”.

A su vez, Marcelo Castro, gerente del Banco Río, estimó que el Gobierno tiene más margen de maniobra: “Podrá elegir entre usar el dinero del blindaje o acudir al mercado sin sufrir la presión de tener que pagar tasas exageradamente altas”.

El Ministerio de Economía anunció que las tasas de interés bajarán con fuerza en las próximas semanas; en base a ese pronóstico, el Presidente vaticinó que el PBI argentino crecerá más de lo que se había previsto (ver ” De la Rúa pronosticó un crecimiento de más de 4%”).

El Gobierno intentará ayudar al abaratamiento del dinero, acelerando los trámites para el canje de deuda pública que se había anunciado el mismo día en que se presentó en sociedad el blindaje financiero.

La aspiración de mínima de Economía es que, tras diversas propuestas de canje que implicarían un rescate de deuda por US$ 9.600 millones, las tasas de corto plazo bajen al menos 2 puntos anuales y queden a menos de 10% anual; eso se trasladaría a los tomadores de créditos (empresas y personas físicas) impulsando la reactivación.

La idea es rescatar deuda que vence en 2002, por bonos que venzan después del 2007; con esto el Gobierno se garantizaría:

· Reducir el riesgo de incertidumbre sobre posibles dificultades para afrontar los vencimientos inmediatos de la deuda.

· Achicar la tasa de corto plazo, porque habrá menos papeles, y los bonos de similares vencimientos rendirán menos.

· Bajar la tasa de referencia (la que paga el Estado), y por consiguiente, reducir los intereses que deberían pagar los privados.

En la secretaría de Finanzas ya manejan propuestas de los principales bancos de inversión, tanto del exterior como de las más importantes entidades del país, y Economía dividió esas ofertas en paquetes, para concretar cuatro canjes distintos:

· Rescatar US$ 3.000 millones en Bocones, bonos Brady a tasa flotante y Bontes. Se entregaría un bono que vencería en 7 ó 10 años, y además los compradores de estos papeles tendrían una opción para canjear el bono recibido por uno con vencimiento a un plazo todavía mayor.

· Canjear otros US$ 1.500 millones de bonos en Euros. La idea es similar a la anterior, pero el problema es que estos papeles están en manos de pequeños inversores. Por eso el rescate será más engorroso.

· Rescate de US$ 2.100 millones de Bonos Pagaré. Estos títulos vencen en julio y noviembre; la idea es entregar a cambio bonos que venzan entre el 2003 y el 2005.

· Ofrecerles a las AFJP un bono a largo plazo. A cambio se les pedirá que no hagan efectivo el cobro de cupones de diversos bonos que tienen en su cartera.

Todos estos canjes tienen el mismo objetivo: postergar vencimientos inmediatos. Y por retrasar el cobro de utilidades, los inversores se llevarían como premio un bono que les asegura una tasa alta (será difícil que sea muy inferior al 12% anual) por varios años. Los analistas recibieron todas estas noticias con optimismo.

La directora para la Argentina de la calificadora estadounidense Standard & Poors, Diana Mondino, afirmó: “la baja de tasas tendrá mayor efecto en el sector privado, que tiene toda su deuda a tasa variable”.

El marco es favorable, dijo, sobre todo recordando que “la economía argentina sufrió mucho estos dos años y mostró una gran resistencia”.

A su vez, Marcelo Castro, gerente del Banco Río, estimó que el Gobierno tiene más margen de maniobra: “Podrá elegir entre usar el dinero del blindaje o acudir al mercado sin sufrir la presión de tener que pagar tasas exageradamente altas”.

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