<p>Como preveían varios economistas serios, el efecto “estimulante” de los US$ 115.000 millones en reembolsos impositivos –otorgados por George W.Bush y Henry Paulson a las clases alta y media alta- se diluyeron en gastos suntuarios y especulación bursátil. Contra lo que suponen los ofertistas, el resto de la población no gozó de la bonanza.</p>
<p>La fuerza laboral ocupada –definida por un eufemismo, “payrolls”- repitió en junio la baja de mayo, 62.000 trabajadores. Tras elevarse por el mayor margen en veinte años, la tasa de desempleo llega a 5,5% de la población activa. Todavía no toca el máximo de la gestión Bush (6,1%), pero está lejos del 4,2% legado por William J.Clinton.</p>
<p>El incremento de la desocupación, la caída de precios residenciales y la nafta a US$ 1,05 el litro continúan deteriorando los ingresos reales del público y su capacidad de compra (que aporta 66% del PBI). A Wall Street, eso la alegra porque difícilmente la Reserva Federal eleve tasas referenciales. Pero estas cifran perjudican la campaña del candidato oficialista, John McCain, donde la economía ya era un tema casi tabú.</p>
<p>Según el departamento federal de trabajo, pues, durante la primera mitad de año se perdieron 438.000 empleos. Eso contrasta con una recreación de 546.000 en enero-junio de 2007.</p>
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Bajan empleo y salarios por sexto mes seguido en EE.UU.
El sector privado norteamericano completa un semestre de contracción en demanda laboral y remuneraciones. Por otra parte, en junio retrocedieron los servicios y aumentaron las señales de enfriamiento.