“No existe por parte de nadie la más mínima intención ni pretensión de extender ninguna situación conflictiva en relación con Siria”, puntualizó Aznar. Y agregó que se trata de activar “todos los elementos de cooperación para que la estabilidad en la zona sea una realidad y no solamente sea una aspiración de futuro”.
Por su parte, el vicepresidente Rajoy manifestó que lo más “sensato y equilibrado” es hacer una petición a Damasco “para que no acoja a Sadam Husein y a sus colaboradores”. “A partir de ahí, creo que las cosas van a volver a su cauce”, dijo, apuntando la necesidad de realizar un importante esfuerzo diplomático.
Y concluyó: “no hay ninguna amenaza de conflicto bélico y el Gobierno no tiene ninguna constancia de que Siria tenga armas químicas”.
Así la opinión moderada española se sumó a la que Gran Bretaña realizó este lunes. Ambas le muestran al presidente norteamericano, George Bush, que para una eventual invasión a Siria no contará con el apoyo que tuvo para la operación en Irak.
Quizás esto baste para desalentar al primer mandatario norteamericano o quizás sea el comienzo de un nuevo y arduo camino hacia la obtención del consenso necesario para llevar a cabo otra incursión militar.
“No existe por parte de nadie la más mínima intención ni pretensión de extender ninguna situación conflictiva en relación con Siria”, puntualizó Aznar. Y agregó que se trata de activar “todos los elementos de cooperación para que la estabilidad en la zona sea una realidad y no solamente sea una aspiración de futuro”.
Por su parte, el vicepresidente Rajoy manifestó que lo más “sensato y equilibrado” es hacer una petición a Damasco “para que no acoja a Sadam Husein y a sus colaboradores”. “A partir de ahí, creo que las cosas van a volver a su cauce”, dijo, apuntando la necesidad de realizar un importante esfuerzo diplomático.
Y concluyó: “no hay ninguna amenaza de conflicto bélico y el Gobierno no tiene ninguna constancia de que Siria tenga armas químicas”.
Así la opinión moderada española se sumó a la que Gran Bretaña realizó este lunes. Ambas le muestran al presidente norteamericano, George Bush, que para una eventual invasión a Siria no contará con el apoyo que tuvo para la operación en Irak.
Quizás esto baste para desalentar al primer mandatario norteamericano o quizás sea el comienzo de un nuevo y arduo camino hacia la obtención del consenso necesario para llevar a cabo otra incursión militar.