Asediado por escándalos, Thomas DeLay abandonará el congreso

El diputado republicano por Tejas, ex jefe de bancada y operador clave del gobierno no buscará la reelección. Ante crecientes aprietos legales y el deterioro de George W.Bush, DeLay opta por hacerse a un lado, dicen que a pedido del partido.

4 abril, 2006

A doce años de haber contribuido a que los republicanos obtuviesen el control de la cámara baja, quien solía ser conocido como “el martillo”, por sus tácticas sucias y agresivas, da por terminada su campaña para ser reelecto este año por duodécima vez. De hecho, dejará su escaño ya en mayo. “Bush no lo necesita y el país ya no necesita a Bush”, comentó agriamente su ex asesor, Jack Abramoff, recién condenado a 70 meses de prisión por fraude y lavado de dinero.

La prematura decisión del diputado evidencia los severos problemas que afronta la Casa Blanca, a causa de una serie de escándalos, que afectan al dimitente, su colega senatorial y varios legisladores oficialistas. “Este anuncio marca de principio de un ajuste de cuentas, que pone al descubierto una cultura de la corrupción, prevalente entre los republicanos, que ha dominado Washington demasiado tiempo”. Eso sostiene Karen Finney, portavoz del partido Demócrata.

DeLay comunicó su resolución el lunes a su equipo y a la conducción del partido. Pero en corrillos de la interna se afirma que fue al revés: el sábado, dos autoridades republicanas le sugirieron que no buscase la reelección y abandonara el congreso. Bush y el vicepresidente Richard Cheney fueron puestos al tanto el domingo. Los medios recién se enteraron este martes.

A doce años de haber contribuido a que los republicanos obtuviesen el control de la cámara baja, quien solía ser conocido como “el martillo”, por sus tácticas sucias y agresivas, da por terminada su campaña para ser reelecto este año por duodécima vez. De hecho, dejará su escaño ya en mayo. “Bush no lo necesita y el país ya no necesita a Bush”, comentó agriamente su ex asesor, Jack Abramoff, recién condenado a 70 meses de prisión por fraude y lavado de dinero.

La prematura decisión del diputado evidencia los severos problemas que afronta la Casa Blanca, a causa de una serie de escándalos, que afectan al dimitente, su colega senatorial y varios legisladores oficialistas. “Este anuncio marca de principio de un ajuste de cuentas, que pone al descubierto una cultura de la corrupción, prevalente entre los republicanos, que ha dominado Washington demasiado tiempo”. Eso sostiene Karen Finney, portavoz del partido Demócrata.

DeLay comunicó su resolución el lunes a su equipo y a la conducción del partido. Pero en corrillos de la interna se afirma que fue al revés: el sábado, dos autoridades republicanas le sugirieron que no buscase la reelección y abandonara el congreso. Bush y el vicepresidente Richard Cheney fueron puestos al tanto el domingo. Los medios recién se enteraron este martes.

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