Las ventajas tributarias incluidas en una eventual “ley para prevenir ejecuciones de viviendas”, denuncian grupos de ciudadanos y gremialistas, “enmascaran beneficios a grandes empresas”. Por ende, las crisis hipotecaria y crtediticia que azotan Estados Unidos de aprovechan para cabildear en el Capitolio en pro de intereses creados: es preciso forzar esa ley antes de que las elecciones paralicen la actividad legislativa.
La versión senatorial revela una alianza “de facto” entre republicanos y democratas poco escrupulosos, vinculados a grandes constructoras al borde de la bancarrota. Como a las automotrices, la ley les permitiría obtener jugosos reembolsos impositivos deduciendo las pérdidas actuales de las enormes utilidades obtenidas hace algunos años.
Quienes apoyan el leonino proyecto, entre ellos el senador Max Baucus (demócrata, Montana), jefe del comité financiero, sostiene que se trata de buenas prácticas tributarias orientada a estimular una economía estancada. Pero inclusive la Casa Blanca se opone y los diputados demócratas excluyeron los aspectos impositivos de su propio proyecto.
Generak Motors, Ford y Chrysler, especialmente golpeadas, vienen presionando fuerte. Precisan conseguir desdeperadamente desgravaciones tributarias para mejorar caja. Sin una ley como la senatorial, ni podrán porque no han pagado, en los últimos años, suficientes impuestos para pretendner reembolsos. Alguien se preguntará qué tiene eso que ver con la criis hipotecaria. Nada.
Esas empresas y otras –American Airlines, Delta-Northwest, Goodyear, etc.- han celebrado esta semana febriles reuniones con senadores amigos. Las concesiones que buscan le costarían al erario público unos US$ 6.000 millones anuales hasta 2018. Este cabildeo se intensificará cuando sea necesario compatibilizar el proyecto senatorial con el de diputados.
Aun el senador Christopher Dodd (demócrata, Connecticut), autor del proyecto, ha exigido cambios. Para otros legisladores y los “lobbies”, es una dorada oportunidad que quizá no dure. Como anzuelo, el texto incluye estímulos tributarios a fuentes alternativas de energía: otrros US$ 6.000 millones anuales hasta 2018.
Por supuesto, muchos congresales que no han sido reelegidos fogonean el proyecto para asegurarse prósperos retiros. Probablemente ya no les quede tiempo.
Las ventajas tributarias incluidas en una eventual “ley para prevenir ejecuciones de viviendas”, denuncian grupos de ciudadanos y gremialistas, “enmascaran beneficios a grandes empresas”. Por ende, las crisis hipotecaria y crtediticia que azotan Estados Unidos de aprovechan para cabildear en el Capitolio en pro de intereses creados: es preciso forzar esa ley antes de que las elecciones paralicen la actividad legislativa.
La versión senatorial revela una alianza “de facto” entre republicanos y democratas poco escrupulosos, vinculados a grandes constructoras al borde de la bancarrota. Como a las automotrices, la ley les permitiría obtener jugosos reembolsos impositivos deduciendo las pérdidas actuales de las enormes utilidades obtenidas hace algunos años.
Quienes apoyan el leonino proyecto, entre ellos el senador Max Baucus (demócrata, Montana), jefe del comité financiero, sostiene que se trata de buenas prácticas tributarias orientada a estimular una economía estancada. Pero inclusive la Casa Blanca se opone y los diputados demócratas excluyeron los aspectos impositivos de su propio proyecto.
Generak Motors, Ford y Chrysler, especialmente golpeadas, vienen presionando fuerte. Precisan conseguir desdeperadamente desgravaciones tributarias para mejorar caja. Sin una ley como la senatorial, ni podrán porque no han pagado, en los últimos años, suficientes impuestos para pretendner reembolsos. Alguien se preguntará qué tiene eso que ver con la criis hipotecaria. Nada.
Esas empresas y otras –American Airlines, Delta-Northwest, Goodyear, etc.- han celebrado esta semana febriles reuniones con senadores amigos. Las concesiones que buscan le costarían al erario público unos US$ 6.000 millones anuales hasta 2018. Este cabildeo se intensificará cuando sea necesario compatibilizar el proyecto senatorial con el de diputados.
Aun el senador Christopher Dodd (demócrata, Connecticut), autor del proyecto, ha exigido cambios. Para otros legisladores y los “lobbies”, es una dorada oportunidad que quizá no dure. Como anzuelo, el texto incluye estímulos tributarios a fuentes alternativas de energía: otrros US$ 6.000 millones anuales hasta 2018.
Por supuesto, muchos congresales que no han sido reelegidos fogonean el proyecto para asegurarse prósperos retiros. Probablemente ya no les quede tiempo.