Argentina y Perú, los peores exportadores del año

Con 11% de caída cada uno, Argentina y Perú son los que más redujeron sus exportaciones en América Latina, mientras que Brasil, por su tamaño, resultó la economía que más contribuyó la merma regional, según UNSM.

26 marzo, 2015

 Al analizar las principales características y tendencias del comercio internacional, el Observatorio de la Economía Mundial de la Escuela de Economía y Negocios de la Universidad Nacional de San Martín señala en el boletín Nº 16 que en los últimos años, y a diferencia de los asiáticos, América Latina ha experimentado bajas en el dinamismo de su comercio exterior. En 2014 cumplió el tercer año consecutivo de caída de las exportaciones: 1,4 %.

 

El equipo de OEM, que conduce Jorge Remes Lenicov, con la colaboración de Anahí Viola y Patricia Knoll, destacó que Argentina y Perú mostraron las mayores tasas de reducción de las exportaciones (ambos 11 %), mientras que Brasil, por su tamaño, fue la economía que más contribuyó a la caída total.

 

Por su parte, las importaciones tuvieron una contracción de 2 %: si bien se presentó una recuperación de la demanda de Estados Unidos ésta se vio contrarrestada por la contracción de las ventas de la región al resto del mundo.

 

El mercado regional (dentro de América Latina) es el principal receptor de las exportaciones manufactureras de media y alta tecnología pero a nivel extra regional, no revisten mayor importancia con la excepción de México que exporta gran cantidad de manufacturas con alto contenido tecnológico, fundamentalmente a Estados Unidos.

 

Las exportaciones sudamericanas están concentradas en bienes intermedios básicos y semielaborados. Los intermedios con mayor contenido tecnológico representan una porción muy pequeña de las ventas a los mercados extrarregionales.

 

América Latina, a excepción de México y Centroamérica, tiene una participación limitada en las denominadas tres cadenas globales de valor: América del Norte (con base en Estados Unidos), Europa (con base en Alemania) y Asia (con base en Japón y China).

 

Sudamérica no es un proveedor importante de bienes intermedios no primarios para estas cadenas ni tiene un peso significativo como importador de bienes intermedios originados en los países que las integran.

 

Según CEPAL, la participación en las cadenas de valor puede conllevar múltiples beneficios para el comercio inclusivo, favoreciendo el crecimiento y la productividad.

 

Pero para lograr una mayor articulación interregional es indispensable adoptar políticas activas vinculadas a mayor inversión en infraestructura, en innovación y en ciencia y tecnología.

 

Las exportaciones sudamericanas están concentradas en los bienes intermedios básicos y semielaborados basados en los recursos naturales (tecnología baja y media-baja), mientras que las manufacturas de uso intermedio no basadas en recursos naturales tienen una participación muy reducida. Los bienes intermedios con mayor contenido tecnológico (tecnologías media-alta y alta) tienen una porción pequeña de las ventas externas.

 

El ingreso a las cadenas mundiales de valor puede ser un mecanismo potente para promover el cambio estructural, reducir la heterogeneidad estructural entre empresas de distintos tamaños, incrementar la productividad de la economía y generar empleo productivo.

 

Por eso es que muchos PED están cambiando el énfasis de su política de desarrollo desde la sustitución de importaciones (décadas del 50 y 60) y la promoción de las exportaciones (décadas del 70 y 80) hacia la búsqueda del eslabón adecuado para ingresar en cadenas mundiales productivas verticalmente integradas y escalar en ellas. Estas economías promueven tanto las inversiones extranjeras como las de empresas locales para desarrollar esas cadenas.

 

Características y tendencias del mercado mundial

 

Todos los países del mundo tienden a aumentar el comercio exterior porque consideran que se mejora la asignación de los recursos y eso permite generar más actividad y bienestar.

 

A pesar de ello, continúa la discusión sobre la causalidad entre aumento del PIB y apertura porque el último estudio realizado por el Banco Mundial daba cuenta que en la mitad de los casos el crecimiento del PIB genera más comercio y en la otra mitad es la mayor apertura la que genera el aumento de la actividad económica. Independientemente de ello, en la gran mayoría de los países aumentó el grado de apertura de sus economías.

 

Para los países en desarrollo (PED) los resultados del comercio internacional en términos de crecimiento, empleo, productividad, salarios y reducción de asimetrías, dependerá de la política económica interna.

 

Porque cuando se actúa pasivamente abriendo la economía sin preparar una estrategia de aumento de las exportaciones y de desarrollo interior aparece el déficit comercial y la destrucción de ramas sectoriales y de empleo.

 

Además, cuando las exportaciones están concentradas en materias primas y/o en bienes de tecnología baja o media-baja que agregan poco valor, habrá dificultades para aumentar los salarios.

 

Finalmente, cuando aumentan fuertemente los precios de los productos básicos y no hay intervención estatal se revalúa el tipo de cambio y se perjudica al resto de las exportaciones (“enfermedad holandesa”). Si bien el comercio con el exterior siempre debe ser una decisión derivada de la política económica interna, conocer sus tendencias ayuda y mucho, para el diseño de una estrategia de desarrollo y poder insertarse positivamente en el mundo.

 

El crecimiento del comercio mundial total se desacelera

 

En los últimos 25 años el comercio de mercancías y de servicios creció más que el PIB, sin embargo, desde 2011 están avanzando a la misma tasa.

 

En 2014 el monto de las exportaciones de mercancías superó los 19.200 billones de dólares y el de servicios fue de aproximadamente 4.800 billones de dólares. Las exportaciones de bienes y de servicios crecen a tasas muy parecidas.

 

La desaceleración del comercio se debe a que va llegando a su fin el rediseño de los canales de abastecimiento, por parte de las empresas multinacionales, que permitió una fuerte ganancia de productividad.

 

Esta innovación se debió a la mayor liberalización del comercio a partir de la Ronda Uruguay (1994) y de la firma de decenas de Tratados de Libre Comercio (TLC), y a la integración de China y de los países de la ex Unión Soviética a la economía mundial.

 

Algunos consideraron que la desaceleración se debía a que después de la gran recesión de 2008/09, aumentó el proteccionismo, pero distintos estudios han demostrado que tales medidas afectaron sólo al 0,2 % del comercio.

 

En ausencia de nuevas reducciones arancelarias y de la incorporación de nuevos grandes países, sumado a la estrategia de las multinacionales (que se describe más abajo), se estima que la evolución futura del comercio se ralentizará y crecerá a tasas más parecidas al PIB.

 

Dos factores podrían provocar un fuerte aumento del comercio: por un lado, nuevos cambios bruscos en las estructuras productivas de grandes países, algo muy poco probable más allá de que en el largo plazo se registren cambios tendenciales.

 

Por el otro, que aumente el grado de liberalización de los sectores más protegidos: la agricultura -pedido por muchos PED-, los servicios -pedido por los países desarrollados (PD)- y algunos sectores industriales específicos de los PED donde los aranceles son muy elevados, pero la Ronda Doha está paralizada.

 

Si bien en los TLC estos temas se han tratado, todavía no hay TLC entre los grandes países con posiciones antagónicas precisamente en esos temas. Pero como dijo Krugman, si el comercio crece más o menos como el PIB no es ningún problema ni encierra signos de preocupación.

 

Aparecen nuevos actores: China, Asean5 y otros PED Otra característica es la aparición de nuevos actores.

 

La participación en el comercio mundial de los PED crece más que el de los PD: pasaron de representar el 33 % en 2000 a 48 % en 2013 (OMC), fenómeno que se debe fundamentalmente a China y Asean5.

 

Los PED tienen una participación superior en el comercio que en el PIB mundial, lo cual pone de manifiesto su cada vez mayor nivel de integración en la economía global. Si bien el comercio de los PED ha ido ganando participación, los PD siguen teniendo una mayor relevancia: en 2013 concentraron el 51 % del total mundial de mercancías y el 67 % en servicios (UNCTAD).

 

Hasta 2011 aumentó el grado de apertura de las economías nacionales.

 

En 2013, las economías con mayor grado de apertura comercial3 fueron Hong Kong, Singapur, Bélgica, Emiratos Árabes Unidos, Países Bajos y Malasia. Dentro de los primeros 20 puestos del ranking mundial, se encuentra sólo un país de América Latina: Chile.

 

Los países más importantes que participan en el comercio son: Estados Unidos, China, Alemania y Japón. Estados Unidos es el mayor importador tanto de bienes como de servicios y el mayor exportador de servicios mientras que China es el mayor exportador de bienes.

 

Los países con mayor déficit comercial en valores absolutos en 2013 fueron Estados Unidos, Japón, India, Turquía, Reino Unido y Brasil mientras que los más superavitarios fueron China, Alemania, Arabia Saudita, Rusia, Qatar y Países Bajos.

 

Las multinacionales

 

A partir del inicio de esta nueva etapa de globalización, el comercio internacional se está articulando cada vez más en torno de las llamadas cadenas globales o mundiales de valor, cuyo desarrollo ha llevado a que los bienes intermedios ganen crecientemente importancia en el vínculo comercial entre los países.

 

Las más importantes cadenas mundiales de valor están dominadas por las empresas multinacionales, que aprovechan la baja de los costos de transporte y logística, la reducción arancelaria y la transferencia de tecnología.

 

Según la UNCTAD, el 80 % del comercio es generado y/o canalizado a través de las multinacionales que localizan las distintas etapas o tareas de producción en los países que tienen menores costos y mayor eficiencia.

 

Como resultado, el comercio de partes y componentes va ganando espacio en el comercio mundial; actualmente el 25 % del contenido de las exportaciones son importaciones y el 30 % de las exportaciones son partes componentes o bienes intermedios; ambos están creciendo. Esto también ayuda a explicar el constante aumento de la cantidad de multinacionales: en 1969 eran 7.000, en 1990 ascendieron a 24.000 y en 2013 eran 110.000 (UNCTAD).

 

Las empresas multinacionales mantienen en sus casas matrices la I&D, el diseño, la publicidad, las decisiones estratégicas, las referidas a las cuestiones administrativas, impositivas y financieras y los productos de muy alta tecnología; compran los componentes y bienes intermedios en otros países a través de sus filiales o terceras compañías aprovechando salarios relativos más bajos, cercanía a las materias primas y un ambiente económico favorable.

 

Sus casas centrales, en su mayoría, están radicadas en los PD más grandes y, desde hace un tiempo, China está siguiendo esos pasos.

 

En estos países están concentradas las exportaciones de productos con media-alta y alta tecnología y por cierto cuentan con las mayores inversiones en ciencia y tecnología. Por el contrario, y en términos generales, los PED se concentran en producir y exportar bienes con baja y media-baja tecnología.

 

El comercio de bienes intermedios que intervienen en las cadenas globales de valor se reparten por partes iguales entre los PD y PED; los países que más aumentaron su participación fueron Corea, China, India y Filipinas.

 

Esta participación es tanto para el comercio de mercancías como de servicios, cuando son medidos de manera directa e indirecta en las exportaciones de los bienes.

 

La participación de los PED se cuadruplicó en los últimos 25 años, proceso en el cual no han sido ajenas las inversiones externas directas (IED): en 2000 los PED recibieron el 20 % del total mientras que en 2012 recibieron más del 50 %.

 

No es fácil entrar en las cadenas de valor mundiales: se necesita producir bienes de calidad y eficiencia comparables con los mejores estándares internacionales, y tener un ambiente económico favorable y estable.

 

Por cierto que incorporarse a ese proceso trae beneficios (aumento de la actividad y de la productividad), pero no están exentos de riesgos: hay una mayor exposición a los ciclos del comercio mundial y a las decisiones de localización de las grandes empresas, se puede generar una carrera para reducir o flexibilizar las regulaciones internas, y puede provocar una mayor desigualdad interna por el diferencial de salarios entre los que participan y los que quedan afuera de ese proceso como también puede provocar una mayor oligopolización de la economía por el tipo de empresa que participa de este comercio.

 

La interdependencia sigue avanzando

 

Finalmente, otra de las características observadas es la creciente interdependencia económica entre los países.

 

Aumenta el grado de apertura comercial, se acelera el crecimiento de los flujos de IED, hay mayor transferencia de tecnología y crecen las migraciones.

 

Este proceso es precisamente la globalización, cuyos efectos positivos y negativos han sido tratados en el Boletín Nº 9 Del OEM.

 

También, este proceso conduce a que una crisis en grandes países se expanda por todo el mundo, tal como ocurrió con la última gran recesión de 2008/09.

 

 

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