Alexis II, un patriarca que operaba como alfil del Kremlin

Fue la primera cabeza de la iglesia ortodoxa rusa, la mayor de rito bizantino en el mundo, elegido libremente (1990). Pero, poco después, firmó un extraño pacto con Borís Yeltsin, de tipo esecialmente económico.

10 diciembre, 2008

El hábil Alexis recibió una iglesia pobre, con escasos fieles declarados y nulo poder. Por cierto, desde la unificación de las Rusias bajo Iván III (siglo XV) hasta el régimen soviético, la iglesia dependió del poder, según la tradición griega. El nuevo patriarca cambió las cosas.

Aquel pacto con Yeltsin significó recobrar inmensas propiedades confiscadas paulatinamente desde el siglo XVIII pero, sobre todo, la posibilidad de importar sin gravámenes aduaneros bebidas alcohólicas, cigarrillos y artículos suntuarios.

A igual que aparatos tan poco diáfanos como el fondo de veteranos de Afganistán o el de promoción deportiva, la iglesia hizo y sigue haciendo una pila de dinero. Cuando la muerte de Yeltsin puso en el trono al “devoto” Vladyímir Putin, su ascenso fue consagrado por el patriarca en la catedral moscovita.

Alexis II no se quedó ahí. Obtuvo el reconocimiento oficial de sólo cuatro religiones. A saber, la católica ortodoxa, el Islam, el budismo y el judaísmo, excluyendo el catolicismo romano, las iglesias protestantes (la luterana había sido autorizada por la alemana Catalina II) y los cultos shamánicos.

También el sucesor formal de Putin, Dmitri Miedvyédiev, tiene nexos con e patriarca vía su esposa, Svyetlana. Por supuesto, las relaciones entre Roma y Moscú no son muy buenas, pese al reciente reacercamiento. El proselitismo católico encuentra obstáculos, si bien tamoco los católc ortodoxos han logrado conversiones en masa, especialmente entre los jóvenes. Alexis II murió la semana pasada, a los 87 años.

El hábil Alexis recibió una iglesia pobre, con escasos fieles declarados y nulo poder. Por cierto, desde la unificación de las Rusias bajo Iván III (siglo XV) hasta el régimen soviético, la iglesia dependió del poder, según la tradición griega. El nuevo patriarca cambió las cosas.
<p>Aquel pacto con Yeltsin signific&oacute; recobrar inmensas propiedades confiscadas paulatinamente desde el siglo XVIII pero, sobre todo, la posibilidad de importar sin grav&aacute;menes aduaneros bebidas alcoh&oacute;licas, cigarrillos y art&iacute;culos suntuarios.</p>
<p>A igual que aparatos tan poco di&aacute;fanos como el fondo de veteranos de Afganist&aacute;n o el de promoci&oacute;n deportiva, la iglesia hizo y sigue haciendo una pila de dinero. Cuando la muerte de Yeltsin puso en el trono al &ldquo;devoto&rdquo; Vlady&iacute;mir Putin, su ascenso fue consagrado por el patriarca en la catedral moscovita.</p>
<p>Alexis II no se qued&oacute; ah&iacute;. Obtuvo el reconocimiento oficial de s&oacute;lo cuatro religiones. A saber, la cat&oacute;lica ortodoxa, el Islam, el budismo y el juda&iacute;smo, excluyendo el catolicismo romano, las iglesias protestantes (la luterana hab&iacute;a sido autorizada por la alemana Catalina II) y los cultos sham&aacute;nicos.</p>
<p>Tambi&eacute;n el sucesor formal de Putin, Dmitri Miedvy&eacute;diev, tiene nexos con e patriarca v&iacute;a su esposa, Svyetlana. Por supuesto, las relaciones entre Roma y Mosc&uacute; no son muy buenas, pese al reciente reacercamiento. El proselitismo cat&oacute;lico encuentra obst&aacute;culos, si bien tamoco los cat&oacute;lc ortodoxos han logrado conversiones en masa, especialmente entre los j&oacute;venes. Alexis II muri&oacute; la semana pasada, a los 87 a&ntilde;os.</p>
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