Alemania: una mujer sume a la coalición en crisis prematura (2-XI)

En medio de negociaciones entre la derecha (UDC-USC) y el PSD, la izquierda de éste –Andrea Nahles- copó el partido. Renunció su líder, Franz Müntefering (vicecanciller en ciernes) y lo imitó Edmund Stoiber, aliado de Angela Merkel.

2 noviembre, 2005

Merkel, jefa de la derecha -se impuso por escasa diferencia, en las elecciones generales de septiembre- ha pedido una urgente reunión entre quienes lideran la Unión Democristana (su partido) y la Unión Socialcristiana (Stoiber, católico bávaro aliado). Las crisis del Partido Socialdemócrata y la USC son un grave problema, que se añade a otros y a la escasa experiencia de Merkel.

El sorpresivo ajuste de cuentas dentro del PDC responde, naturalmente, a la influencia que mantiene Oskar Lafontaine. El ex segundo de Gerhard Schröder en ese partido es enemigo de las reformas pro mercado auspiciadas por el ex canciller y su sucesora. A causa del lío, el gabinete en gestación se queda sin un tercio de los componentes, inclusive vicecanciller, ministros de Trabajo, Acción social, Interior, etc. Pero el gesto de Stoiber fue más allá: también abandonó la conducción de la USC, ahora en manos de Michaël Gloss.

Müntefering presentó la renuncia a la conducción del PDS, luego de que el ala izquierda impusiese su propio secretario general. Nadie esperaba que el comité del partido rechazase a Kajo Wasserhöver, en favor de Andrea Nahles (24 a 14 votos), enérgica líder de la izquierda y allegada a Lafontaine. Ahora es preciso buscar sustitutos de Müntefering como vicacanciller (tal vez, el brandeburgués Matthias Platzeck) y titular laboral (se habla de Kurt Beck, de Renania-Palatinado).

La actual situación es, si se quiere, curiosa y carece de precedentes en la Alemania posterior a 1871. Una mujer (Merkel) es virtual jefa del gobierno federal. Otra, Nahles –algunos le dicen “la Rose Luxemburg del siglo XXI”-, podría figurar en su gabinete. Con sólo 35 años, está dispuesta a manejar el PSD, si es necesario desplazando a Schröder, para reconstituir a alianza con verdes y nueva izquierda.

En tal caso, se hará trizas la “grosse Koalition” y los democristianos deberán buscar otras alianzas. Por supuesto, las reformas pro mercado irán al congelador, porque habrá cambiado el perfil del parlamento. Esto alarma a la Comisión Europea –en manos de conservadores-, que ya ha resuelto reunirse informalmente el miércoles. También afecta a las vecinas Polonia, donde ha triunfado el ala derecha de Solidaridad, y Austria (ahí la izquierda recobra posiciones).

Por su parte, Nahles no apoya a otros dos eventuales ministros de la tambaleante coalición: son demasiado derechistas y afines a la gran banca germana. Como si todo eso fuera poco, el partido Liberal recomendó a Merkel negociar con él y los verdes porque “el PSD es un caos”.

Merkel, jefa de la derecha -se impuso por escasa diferencia, en las elecciones generales de septiembre- ha pedido una urgente reunión entre quienes lideran la Unión Democristana (su partido) y la Unión Socialcristiana (Stoiber, católico bávaro aliado). Las crisis del Partido Socialdemócrata y la USC son un grave problema, que se añade a otros y a la escasa experiencia de Merkel.

El sorpresivo ajuste de cuentas dentro del PDC responde, naturalmente, a la influencia que mantiene Oskar Lafontaine. El ex segundo de Gerhard Schröder en ese partido es enemigo de las reformas pro mercado auspiciadas por el ex canciller y su sucesora. A causa del lío, el gabinete en gestación se queda sin un tercio de los componentes, inclusive vicecanciller, ministros de Trabajo, Acción social, Interior, etc. Pero el gesto de Stoiber fue más allá: también abandonó la conducción de la USC, ahora en manos de Michaël Gloss.

Müntefering presentó la renuncia a la conducción del PDS, luego de que el ala izquierda impusiese su propio secretario general. Nadie esperaba que el comité del partido rechazase a Kajo Wasserhöver, en favor de Andrea Nahles (24 a 14 votos), enérgica líder de la izquierda y allegada a Lafontaine. Ahora es preciso buscar sustitutos de Müntefering como vicacanciller (tal vez, el brandeburgués Matthias Platzeck) y titular laboral (se habla de Kurt Beck, de Renania-Palatinado).

La actual situación es, si se quiere, curiosa y carece de precedentes en la Alemania posterior a 1871. Una mujer (Merkel) es virtual jefa del gobierno federal. Otra, Nahles –algunos le dicen “la Rose Luxemburg del siglo XXI”-, podría figurar en su gabinete. Con sólo 35 años, está dispuesta a manejar el PSD, si es necesario desplazando a Schröder, para reconstituir a alianza con verdes y nueva izquierda.

En tal caso, se hará trizas la “grosse Koalition” y los democristianos deberán buscar otras alianzas. Por supuesto, las reformas pro mercado irán al congelador, porque habrá cambiado el perfil del parlamento. Esto alarma a la Comisión Europea –en manos de conservadores-, que ya ha resuelto reunirse informalmente el miércoles. También afecta a las vecinas Polonia, donde ha triunfado el ala derecha de Solidaridad, y Austria (ahí la izquierda recobra posiciones).

Por su parte, Nahles no apoya a otros dos eventuales ministros de la tambaleante coalición: son demasiado derechistas y afines a la gran banca germana. Como si todo eso fuera poco, el partido Liberal recomendó a Merkel negociar con él y los verdes porque “el PSD es un caos”.

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