lunes, 2 de diciembre de 2024

Alarma a monetaristas el déficit fiscal estadounidense

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Olvidando los ocho desastrosos años de George W.Bush, los críticos de Barack Obama se muestran azorados ante los rojos fiscales. En su óptica, se pagan precios insalubres e insostenibles para sacar la economía de la recesión.

<p>La conjunci&oacute;n de d&eacute;ficit, afirman muchos legisladores republicanos, es indeseable e infla la deuda p&uacute;blica federal. Por tanto, surgen debates sobre cu&aacute;ndo y hasta que punto debiera empezar a limitarse la adicci&oacute;n de Washington a un endeudamiento peligroso por donde se lo mire.<br />
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Quienes resisten frenar gastos sostienen que ello condenar&iacute;a el pa&iacute;s a a&ntilde;os de desempleo masivo y tensi&oacute;n social. Exactamente lo que los republicanos precisan para dar vuelta sus pobres expectativas electorales. El sector proactivo esgrime la desocupaci&oacute;n para impulsar otro paquete de est&iacute;mulos sist&eacute;micos, sin parar mientes en un d&eacute;ficit que crecer&iacute;a con mayor fuerza.</p>
<p>Sigan gastando alegremente, oponen los monetaristas, y ll&eacute;vennos a una crisis de deuda, tasas altas, inflaci&oacute;n firme y d&oacute;lar en ca&iacute;da. Por el momentos, obran los factores uno y cuatro, porque impera la recesi&oacute;n. Los pesimistas temen que se haya emitido ya tanta deuda externa titulizada (letras, bonos) que prestamistas como China o Jap&oacute;n podr&iacute;an cerrar la canilla. <br />
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Ese riesgo o aun una simple restricci&oacute;n de compras, obligar&iacute;a a elevar intereses y castigar la econom&iacute;a norteamericana. Por otro lado, los grandes acreedores soberanos no parecen dispuestos a decisiones que, tambi&eacute;n, deterioren sus tenencias en divisas. Al menos, mientras el d&oacute;lar signa siendo unidad hegem&oacute;nica de reserva, comercio y tarifas. <br />
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Ortodoxos como la instituci&oacute;n Brookings se&ntilde;ala que &ldquo;no vivimos en una isla. Somos parte de una globalizaci&oacute;n econ&oacute;mica y hemos colocado deuda en forma sistem&aacute;tica&rdquo;. Los heterodoxos, en cambio, observan que esa globalizaci&oacute;n casi m&iacute;tica es solo financiera y comercial, como sucede desde el siglo XIX. <br />
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En su visi&oacute;n, seg&uacute;n la manifiesta Lawrence Mishel &ndash;analista vinculado al sindicalismo-, &ldquo;retroceder s&oacute;lo para frenar el d&eacute;ficit ser&iacute;a como privar de medicamentos a un enfermo agudo&rdquo;. En efecto, el rojo ha crecido en parte por el paquete de est&iacute;mulos (US$ 787.000 millones) pasado en febrero para recrear empleos, asistir a los estados y a los jubilados. Ninguno de esos fines es l&iacute;cito para Wall Street y sus expertos, aunque el d&eacute;ficit en verdad se agrega al generado bajo el gobierno Bush por motivos tan falaces como la guerra en Irak, que va costando m&aacute;s de US$ 400.000 millones, y la de Afganist&aacute;n-Pakist&aacute;n. <br />
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