Durante la reunión de gabinete del domingo (“yom rishón”, inicio de la semana judía), el primer ministro señaló tener “muchas reservas” sobre la viabilidad de una Palestina independiente. Vale decir, sin rechazarlo, condicionó el planteo de Barack Obama. <br />
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A juicio de varios observadores en Levante y Europa occidental, Netanyahú empieza a recorrer una especie de “camino de Canossa”, una reversión del desencuentro en Washington con el presidente norteamericano. El inesperado apoyo de Richard Cheney, ex vicepresidente, dejó el sábado en postura poco agraciada al dirigente israelí y quizá haya influido en su ablandamiento. <br />
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Salvo Cheney –que motoriza una “campaña sucia” republicana contra Obama-, en general se critica al primer ministro. En esencia, por “olvidar” que el desenlace lógico de cualquier negociación en Levante es la paz en Palestina, Israel y Líbano. <br />
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“Cuando logremos en acuerdo básico, también será sobre la terminología”. La derecha israelí, en efecto, siguen centrada en”Cisjordania y su economía”. Pero el término es equívoco: excluye Gaza pero no la multiplicación de colonias judías en territorio palestino. <br />
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Por supuesto, Tel Aviv –con bastantes razones- insiste en que los árabes, no sólo palestinos, admitan la existencia de Israel. No obstante, el gabinete sostuvo la postura del ministro de defensa, Ehud Barak, en cuanto a desalojar puestos militares en el perímetro de asentamientos judíos. La ONU, EE.UU., la Unión Europea y muchos países los consideran ilegales. <br />
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Al fin, Netanyahu cede a presiones de Obama
Por vez primera tras su segundo acceso al poder israelí, Benjamín Netanyahu un populista de derecha alguna vez procesado por corrupción- aludió explícitamente a un estado palestino. Aunque puso una serie de condiciones.