Acuerdo en el Mercosur: la industria no está conforme

Consideran que el acuerdo lácteo firmado con Brasil es un mal menor. Se quejan porque no se ha evaluado las pérdidas que sufrieron los industriales argentinos debido al conflicto.

16 febrero, 2001

Las industrias lácteas involucradas en la acusación de dumping que formuló el Departamento de Defensa de la Competencia de Brasil no están conformes con el acuerdo que ha firmado ese país con el Gobierno argentino (ver “se superó el acuerdo con los lácteos”).

Uno de los puntos que señalan los industriales nacionales es que la negociación no se ha medido el perjuicio a las exportaciones argentinas de leche en polvo.

“Ahora sólo esperamos que la instrumentación del compromiso de precios no ponga en riesgo el acuerdo mismo”, explicó Ricardo James, presidente del Centro de Industrias Lácteas.

En términos formales se convino tomar como referencia los valores que publica el Departamento de Agricultura de EE.UU. y respetar un precio mínimo de US$ 1.900 la tonelada (que podría ajustarse en caso de que el mercado cayera por debajo de 11% de ese valor).

Con esta propuesta, que entrará en vigor el 25 de este mes y se extenderá por tres años, los industriales argentinos evitaron la aplicación de aranceles sobre sus productos exportados a Brasil que oscilaban entre 6% y 46%.

Sin embargo, los empresarios sólo esperan que esta alternativa sea un mal menor. “No podemos afirmar que el conflicto llegó a su fin, sino que se encontró una alternativa para transitar el conflicto y eso ya implica un costo”, graficó uno de los industriales damnificados. En su opinión, “esto es resultado de un chantaje”.

Según el empresario, detrás de la investigación del gobierno brasileño “hay un claro intento de restringir el comercio”.

“Esto condiciona el ingreso de nuestros productos y no sabemos si podremos seguir presentes en ese mercado”, evalúa James.

Para evaluar cuánto está en juego, basta decir que entre enero y noviembre de 2000 el sector lácteo exportó por US$ 302 millones, que de esa cifra, US$ 212 millones correspondieron a negocios con Brasil y que en ese destino las ventas de leche en polvo sumaron US$ 171 millones.

Someterse a un acuerdo por tres años supone entrenarse en la arena política e incluso exponerse a una potencial devaluación del real. Por ahora nadie imagina cómo amortiguar ese impacto.

Las industrias lácteas involucradas en la acusación de dumping que formuló el Departamento de Defensa de la Competencia de Brasil no están conformes con el acuerdo que ha firmado ese país con el Gobierno argentino (ver “se superó el acuerdo con los lácteos”).

Uno de los puntos que señalan los industriales nacionales es que la negociación no se ha medido el perjuicio a las exportaciones argentinas de leche en polvo.

“Ahora sólo esperamos que la instrumentación del compromiso de precios no ponga en riesgo el acuerdo mismo”, explicó Ricardo James, presidente del Centro de Industrias Lácteas.

En términos formales se convino tomar como referencia los valores que publica el Departamento de Agricultura de EE.UU. y respetar un precio mínimo de US$ 1.900 la tonelada (que podría ajustarse en caso de que el mercado cayera por debajo de 11% de ese valor).

Con esta propuesta, que entrará en vigor el 25 de este mes y se extenderá por tres años, los industriales argentinos evitaron la aplicación de aranceles sobre sus productos exportados a Brasil que oscilaban entre 6% y 46%.

Sin embargo, los empresarios sólo esperan que esta alternativa sea un mal menor. “No podemos afirmar que el conflicto llegó a su fin, sino que se encontró una alternativa para transitar el conflicto y eso ya implica un costo”, graficó uno de los industriales damnificados. En su opinión, “esto es resultado de un chantaje”.

Según el empresario, detrás de la investigación del gobierno brasileño “hay un claro intento de restringir el comercio”.

“Esto condiciona el ingreso de nuestros productos y no sabemos si podremos seguir presentes en ese mercado”, evalúa James.

Para evaluar cuánto está en juego, basta decir que entre enero y noviembre de 2000 el sector lácteo exportó por US$ 302 millones, que de esa cifra, US$ 212 millones correspondieron a negocios con Brasil y que en ese destino las ventas de leche en polvo sumaron US$ 171 millones.

Someterse a un acuerdo por tres años supone entrenarse en la arena política e incluso exponerse a una potencial devaluación del real. Por ahora nadie imagina cómo amortiguar ese impacto.

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