A las urnas con inflación alta salarios y consumo deprimidos

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Tanto los salarios, el empleo, la actividad, el consumo y la situación social han quedado más impactados que en las elecciones anteriores, tras una década de estancamiento, dos recesiones en 2018 y 2019, y la pandemia.

Eso, a pesar de que los principales números económicos que suelen incidir en el voto llegarán a la elección mostrando leves mejorías, según recuerda el informe de la consultora ABECEB.

Actividad y consumo deprimidos

De acuerdo a las estimaciones de ABECEB, el PBI mostrará una suba interanual de 7% en el tercer trimestre y probablemente en torno a 3% en el cuarto, pero su nivel en el segundo semestre de 2021 será todavía 3% menor que el recesivo segundo semestre de 2019 y nada menos que 9% inferior al PBI que había cuando se votó en las elecciones de medio término de 2017 (cuando ganó Juntos por el Cambio).

Con el consumo privado la diferencia es aún más marcada: aun mostrando una suba en torno a 4 o 5% interanual el mismo estará 19% por debajo de los niveles de consumo del segundo semestre de 2017 y 20% por debajo del nivel del segundo semestre de 2013, las elecciones de medio términos anteriores (donde Massa se impuso en Provincia de Buenos Aires)  

Inflación muy alta

Aunque probablemente veamos tasas de inflación mensuales un poco más bajas al momento de votar (algo por debajo de 3%) el votante irá a las urnas con una inflación algo superior al 50% anual hacia septiembre- noviembre inhibiendo una mayor recomposición de su ya muy alicaído poder de compra.

Para darse una idea en las elecciones de medio término de 2017 se fue a votar con una inflación anual de 23% anual: en las de 2013 de 25,2%, en la de 2009 de 12,9% (y en ambas el oficialismo perdió en Provincia de Buenos Aires), en tanto que en las elecciones de medio término de 2005 se fue a votar con una inflación anual de sólo 10,2%.

Salarios muy golpeados

Aun considerando la recomposición derivada de las paritarias recientes, que haría que el salario real del sector privado formal llegue al tercer trimestre de este año con una ligera suba interanual estimada del orden de 2%, sus niveles serán bajísimos: el poder de compra del salario será similar al alicaído nivel del recesivo 2019.

Resultará casi 12% inferior al de la elección de medio término de 2017 y casi 13 % inferiores a las de ocho años atrás (2013). Sin dudas un clima “salarial” muy diferente al votar en 2005 cuando el salario real crecía 10% anual, o incluso con el incremento del 4,5 en (y aun así en Provincia de Buenos Aires, De Narváez le ganó a Néstor Kirchner).

Pobreza y desempleo

 Si bien los niveles de pobreza pueden bajar un poco respecto del último dato oficial correspondiente al segundo semestre de 2020 que ubicó la pobreza en 42%, en un contexto en que la inflación en alimentos ha cedido un poco y se recomponen algunas fuentes de ingresos informales, es difícil que se aleje mucho del umbral de 40%.

Si bien el voto de los segmentos más desfavorecidos (en el Norte Argentino y en la Provincia de Buenos Aires) suelen inclinarse hacia al oficialismo, lo cierto es que nunca se fue a votar una elección de medio término desde los 2000 con niveles de pobreza tan elevados. Por su parte, la tasa de desempleo difícilmente vuelva a un dígito (incluso podría ser mayor a la esperada si la tasa de actividad sube y sale más gente a buscar empleo).

Es cierto que los factores extraeconómicos suelen pesar al momento de explicar un resultado electoral, pero que a la economía le vaya bien o relativamente bien, ayuda a los oficialismos a sumar votos. En este caso, el escenario económico no exhibe variables muy positivas, pero se verá cómo influye en las evaluaciones de los ciudadanos a la hora de elegir.

 

 

 

 

 

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