jueves, 13 de noviembre de 2025

Sateliot logra un hito en IoT satelital y refuerza la apuesta europea por la conectividad global

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La empresa española completó la primera transmisión 5G IoT desde un dispositivo comercial estándar a través de su constelación de satélites LEO. El avance consolida una nueva etapa para las redes no terrestres y posiciona a Europa en la carrera por extender la cobertura más allá del 20% del planeta hoy conectado.

La conectividad global, esa promesa pendiente del siglo XXI, acaba de sumar un nuevo capítulo. Sateliot, operador satelital con sede en Barcelona, anunció que logró realizar la primera transmisión IoT 5G desde un módulo comercial de bajo consumo a través de su constelación de satélites en órbita baja. La prueba marca un antes y un después en la integración de redes terrestres y satelitales, y deja en claro que Europa también tiene cartas fuertes en el juego estratégico por la cobertura global.

“Es un momento comparable a la primera conexión de Starlink con un teléfono móvil”, afirmó Jaume Sanpera, CEO y cofundador de Sateliot. El paralelismo no es casual. En un mercado dominado por actores estadounidenses —SpaceX, Iridium, Amazon—, el avance europeo se inscribe en una agenda más amplia de soberanía tecnológica, digitalización del territorio y despliegue de redes resilientes.

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La prueba consistió en el envío de un mensaje de extremo a extremo utilizando el módulo nRF9151 de Nordic Semiconductor, una pieza clave en dispositivos IoT de bajo consumo. Sin necesidad de cambios de hardware ni configuraciones específicas, el dispositivo logró conectarse de forma transparente con la constelación LEO de Sateliot, replicando la experiencia de roaming celular. En otras palabras: como si se tratara de una red terrestre más, pero en el espacio.

Desde el punto de vista técnico, el logro valida la interoperabilidad con el estándar 5G NB-IoT Release 17, el primero del ecosistema 3GPP en incluir comunicaciones no terrestres (NTN, por sus siglas en inglés). Esta especificación es fundamental para garantizar que los dispositivos puedan alternar entre redes móviles y satelitales sin modificar su diseño ni cambiar su comportamiento de red.

“Durante años, la falta de cobertura global y armonizada ha limitado el potencial del IoT y el M2M”, explicó Øyvind Birkenes, vicepresidente ejecutivo de Nordic. “Este avance abre las puertas a desarrollos escalables, con bajo consumo y aplicables a múltiples sectores”, agregó.

En efecto, Sateliot ya proyecta aplicaciones para logística, agricultura, monitoreo ambiental, infraestructura crítica y defensa. En todos estos rubros, el acceso a conectividad más allá del alcance de las torres terrestres es una condición indispensable para el crecimiento. Se estima que apenas el 20% del planeta está hoy cubierto por redes móviles tradicionales. El otro 80% —océanos, desiertos, cordilleras, selvas— podría ser alcanzado ahora sin necesidad de desplegar infraestructura física.

Este avance se suma a una serie de hitos recientes de la compañía. Sateliot cerró en 2025 una ronda Serie B por €70 millones, complementada por un préstamo de €30 millones del Banco Europeo de Inversiones. Además, encargó la fabricación de cinco nuevos satélites a la española Alén Space, en el marco de un plan que prevé una constelación operativa de más de 100 unidades.

Desde el punto de vista estratégico, la empresa también ha firmado acuerdos con actores de defensa —entre ellos, Indra, accionista minoritario de Sateliot— para proveer servicios de conectividad a fuerzas armadas europeas en zonas sin cobertura terrestre. Con más de 400 clientes en 50 países y contratos por unos €270 millones, la startup busca escalar hacia ingresos anuales superiores a los €1.000 millones hacia 2030.

La competencia no será menor. Eutelsat, MediaTek y Airbus han realizado pruebas similares en el marco del programa IRIS² impulsado por la Unión Europea. Por su parte, compañías como AST SpaceMobile, Lynk y Starlink también avanzan en redes híbridas que combinan infraestructura orbital con servicios móviles.

Sin embargo, la clave puede estar en la estandarización y la interoperabilidad. Sateliot no apuesta por reinventar el ecosistema, sino por integrarse a él: ofrecer cobertura donde las redes actuales no llegan, con los mismos dispositivos, el mismo protocolo y una promesa central —más conectividad, sin más complejidad.

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