La reacción negativa no parece obedecer a los números de corto plazo, sino a factores estructurales: la presión creciente de nuevos actores como Starlink y AST SpaceMobile, sumada al impacto de las medidas arancelarias impulsadas por la administración Trump, ha reconfigurado el escenario para la empresa, tanto en costos como en percepciones de valor futuro.
Aranceles y logística: un nuevo factor de riesgo
El director de investigación de Quilty Space, Caleb Henry, fue categórico: “Iridium es la primera empresa en cuantificar el impacto de los aranceles en el sector satelital. El mercado pudo haber reaccionado negativamente a un sector que presumía insensible a la actividad arancelaria”.
Los aranceles afectan, en particular, al hardware adquirido por Iridium en Tailandia y luego ingresado a Estados Unidos para su distribución. Ante esta situación, la compañía ha implementado un cambio logístico: ahora canaliza la distribución fuera de EE.UU. mediante un proveedor europeo, cuya identidad no ha sido revelada.
El CEO, Matt Desch, anticipó que los aranceles podrían significar una pérdida de entre US$ 3 y US$ 7 millones para los accionistas en el ejercicio 2025, dependiendo de la tasa final aplicable, que varía entre el 10% y el 36%. Aunque el analista de Cantor Fitzgerald, Colin Canfield, minimizó el impacto —estimándolo en cerca de un punto porcentual de las ganancias—, el mercado interpretó la noticia como una señal de alerta.
Diferenciación técnica en un mercado en disputa
Además de los obstáculos arancelarios, Iridium debe lidiar con un entorno competitivo donde predominan narrativas tecnológicas de fuerte atractivo especulativo. “Los vendedores en corto todavía no entienden cómo Iridium se diferencia de Starlink o AST SpaceMobile”, señaló Desch, aludiendo a la complejidad de explicar ventajas técnicas frente a propuestas más visibles pero menos especializadas.
Una de esas diferencias reside en el uso de espectro en banda L, una frecuencia con alta resistencia a interferencias, especialmente valorada en aplicaciones críticas como las señales de socorro marítimas. Starlink y sus rivales, aunque dominantes en ancho de banda y velocidad, no operan en esta banda, lo que limita su alcance en determinados segmentos.
Desch también relativizó el impacto inmediato de la tecnología direct-to-device (D2D). Afirmó que su adopción estará restringida por barreras regulatorias y necesidades específicas de los clientes, que en muchos casos demandan terminales especializados. Iridium, por su parte, planea comenzar sus propias pruebas D2D a lo largo de 2025.
Expansión estratégica: posicionamiento y sincronización
La reciente adquisición de Satelles, empresa especializada en servicios de posicionamiento, navegación y sincronización horaria (PNT), refuerza la cartera de Iridium, en particular para clientes institucionales. Este movimiento busca diversificar ingresos y ampliar la propuesta de valor más allá de la conectividad pura.
No obstante, como observó Henry, el mercado parece inclinado a privilegiar promesas más disruptivas. “Los argumentos de Iridium pueden no haber sido suficientemente convincentes para un mercado muy enamorado de AST SpaceMobile y la idea de reutilizar espectro celular desde el espacio”, explicó.
Tensiones presupuestarias y geopolíticas
A estos desafíos se suman los recortes en el presupuesto de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), que afectan la contratación de servicios satelitales por parte de organizaciones internacionales. Esta reducción —mencionada expresamente por Desch— compromete uno de los segmentos donde Iridium mantiene fuerte presencia institucional.
Así, la compañía queda expuesta a una doble presión: por un lado, costos más altos derivados de medidas proteccionistas; por otro, menor demanda proveniente del sector público. La respuesta ha sido, hasta ahora, una estrategia de adaptación logística, focalización tecnológica y defensa de su diferenciación en mercados críticos.
Perspectivas
Iridium se encuentra ante un dilema clásico de las industrias tecnológicas maduras: demostrar que su modelo de negocio, basado en la confiabilidad, el uso especializado y el posicionamiento institucional, puede convivir —y eventualmente prosperar— en un mercado cada vez más seducido por soluciones masivas y visualmente más atractivas.
En ese sentido, el corto plazo financiero resulta menos relevante que la capacidad estratégica de sostener su ventaja diferencial, y de comunicarla de manera eficaz a inversores que hoy premian velocidad por sobre estabilidad