sábado, 23 de noviembre de 2024

Mediaset, otro escándalo que pesa sobre Berlusconi

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“Mediaset manejó fondos en negro hasta 2002”, dictaminó la fiscalía de Milán. La empresa pertenece a Silvio Berlusconi, que por entonces ya era primer ministro. De ahí su nuevo intento de amañar la constitución y retener el poder.

Según la justicia, la causa involucra “apropiación indebida en complicidad con personas identificadas como pertenecientes a la compañía”. El expediente alude al grupo inicialmente llamado Fininvest y luego Mediaset; es decir, al holding controlado por Berlusconi. El giro de fondos secretos ya sumaba € 280 millones en 1996-2000. Ahora, se agregan maniobras en 2001-2.

Todo se relaciona con la compraventa de derechos televisivos en Estados Unidos, vía sociedades ficticias en Suiza y plazas extraterritoriales. Algunos familiares del primer ministro actuaban como testaferros. A cargo de sobornar funcionarios judiciales y tributarios estaba Cesare Previti, a quien el gobierno de derecha trata de salvar mediante leyes a su medida.

Ese procedimiento copia las maniobras para que Giulio Andreotti y otros fueran exculpados en el escándalo “Tangentopoli” (algo así como “Coimápolis”). En cuanto a Berlusconi mismo, también se lo acusa de “fraude fiscal, falsificación de balances u apropiación indebida de 103.000 millones de liras”. Resulta extraño que los fiscales sigan dando cifras en la vieja moneda.

El 28 de este mes se abre la audiencia preliminar ante el juez Fabio Paparella. Junto con el primer ministro comparecerán quince imputados, entre ellos el actual presidente de Mediaset, Fedele Confalonieri, un títere de Berlusconi. Esta combinación de circunstancias explica los desesperados intentos de Forza Italia para reformar la constitución y asegurar el predominio electoral de la derecha.

Según la justicia, la causa involucra “apropiación indebida en complicidad con personas identificadas como pertenecientes a la compañía”. El expediente alude al grupo inicialmente llamado Fininvest y luego Mediaset; es decir, al holding controlado por Berlusconi. El giro de fondos secretos ya sumaba € 280 millones en 1996-2000. Ahora, se agregan maniobras en 2001-2.

Todo se relaciona con la compraventa de derechos televisivos en Estados Unidos, vía sociedades ficticias en Suiza y plazas extraterritoriales. Algunos familiares del primer ministro actuaban como testaferros. A cargo de sobornar funcionarios judiciales y tributarios estaba Cesare Previti, a quien el gobierno de derecha trata de salvar mediante leyes a su medida.

Ese procedimiento copia las maniobras para que Giulio Andreotti y otros fueran exculpados en el escándalo “Tangentopoli” (algo así como “Coimápolis”). En cuanto a Berlusconi mismo, también se lo acusa de “fraude fiscal, falsificación de balances u apropiación indebida de 103.000 millones de liras”. Resulta extraño que los fiscales sigan dando cifras en la vieja moneda.

El 28 de este mes se abre la audiencia preliminar ante el juez Fabio Paparella. Junto con el primer ministro comparecerán quince imputados, entre ellos el actual presidente de Mediaset, Fedele Confalonieri, un títere de Berlusconi. Esta combinación de circunstancias explica los desesperados intentos de Forza Italia para reformar la constitución y asegurar el predominio electoral de la derecha.

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