China: desmiente los famosos US$ 20.000 millones (9-XI)

La fuente que lanzó la cifra el 6 la desmintió el 9. Como se señalaba el viernes, las tratativas con Beijing se relacionan con la mejora del clima financiero alrededor de Argentina y programas, no con montos. Pero hay incógnitas.

9 noviembre, 2004

Beijing admitió el lunes conversaciones con funcionarios, técnicos y unos pocos empresarios spbre “áreas estratégicas de cooperación bilateral”, en palabras de Yang Yang, director de Información chino. Algunos medios “han mencionado cifras exageradas”, aclaró quien está en Buenos Aires armando la agenda para la visita del presidente Hu Jintao.

Cabe subrayar, sin embargo, que el viaje no se relaciona exclusivamente con Argentina, sino con el Mercosur. Jintao estará dos días en Buenos Aires, pero cuatro en Brasilia. Inclusive, circulaban en Montevideo rumores sobre un viaje relámpago de Kirchner y Tabaré Vázquez al socio dominante de la región.

Lo que sí se confirmó es que el gobierno debió llamarle la atención al canciller para que impusiera discreción, particularmente entre diplomáticos profesionales proclives a hablar demasiado con medios allegados a la interna de Cancillería. Además, Rafael Bielsa tuvo que archivar los roces con su colega chileno. La paupérrima réplica del alto funcionario al periodista Hugo Gambini –quien había puesto en su sitio los escritos que solía firmar Juan D.Perón- no cayó nada bien allende los Andes. Ni en Brasil, donde comparar al ex presidente argentino con Getúlio Vargas no gustó.

En otras palabras, los chinos prefieren toda la reserva posible y, además, tienen excelentes vínculos con Chile. En buena medida, porque la diplomacia y el marketing trasandino son de mejor calidad que los locales. Por ejemplo, las misiones chilenas a Beijing incluyen chinos étnicos, que se encargan del trabajo básico, pues conocen tanto el idioma como los peculiares códigos. Por el contrario, Argentina aún no sabe siquiera cómo tratar a los chinos radicados en el país.

Sea como fuere, desde el miércoles circulaban por el microcentro anticipos sobre eventuales anuncios respecto de China, que iba a hacer el presidente Néstor Kirchner. Aparte de acuerdos bilaterales entre ambos países en áreas como alimentos, energía o transportes, algunos operadores financieros arriesgaban que Beijing podría llegar a hacerse cargo de deudas argentinas con organismos internacionales. No directamente, claro, pero quizá mediante pases entre letras de la Tesorería norteamericana –tiene de sobra- y papeles argentinos, como parte de una mecanismos más amplio para revaluar internacionalmente el yüan.

Por cierto, durante el fin de semana y por filtraciones desde el aparato diplomático “profesional” y una entidad que reúne a jubilados de la carrera, trascendió “un paquete próximo a US$ 20.000 millones”, monto muy grande aun para un país con reservas internacionales próximas a los US$ 400.000 millones. Los rubros más mencionados eran un programa ferroviario con alto contenido tecnológico –tendiente a paliar la destrucción de la red, iniciada por Álvaro Alsogaray hace 43 años y completada en los 90-, programas viales, habitacionales y de telecomunicaciones.

Por supuesto, mientras parte de la izquierda hablaba de entreguismo y algunos empresarios de extranjerización industrial, columnistas allegados al sector financiero adoptaban posturas similares a las exhibidas respecto del canje de deuda, hasta que éste se puso en marcha. Curiosamente, nadie dijo palabra sobre consultas directas entre Buenos Aires, Brasilia, Santiago de Chile y Washington sobre la “apertura a China”.

Beijing admitió el lunes conversaciones con funcionarios, técnicos y unos pocos empresarios spbre “áreas estratégicas de cooperación bilateral”, en palabras de Yang Yang, director de Información chino. Algunos medios “han mencionado cifras exageradas”, aclaró quien está en Buenos Aires armando la agenda para la visita del presidente Hu Jintao.

Cabe subrayar, sin embargo, que el viaje no se relaciona exclusivamente con Argentina, sino con el Mercosur. Jintao estará dos días en Buenos Aires, pero cuatro en Brasilia. Inclusive, circulaban en Montevideo rumores sobre un viaje relámpago de Kirchner y Tabaré Vázquez al socio dominante de la región.

Lo que sí se confirmó es que el gobierno debió llamarle la atención al canciller para que impusiera discreción, particularmente entre diplomáticos profesionales proclives a hablar demasiado con medios allegados a la interna de Cancillería. Además, Rafael Bielsa tuvo que archivar los roces con su colega chileno. La paupérrima réplica del alto funcionario al periodista Hugo Gambini –quien había puesto en su sitio los escritos que solía firmar Juan D.Perón- no cayó nada bien allende los Andes. Ni en Brasil, donde comparar al ex presidente argentino con Getúlio Vargas no gustó.

En otras palabras, los chinos prefieren toda la reserva posible y, además, tienen excelentes vínculos con Chile. En buena medida, porque la diplomacia y el marketing trasandino son de mejor calidad que los locales. Por ejemplo, las misiones chilenas a Beijing incluyen chinos étnicos, que se encargan del trabajo básico, pues conocen tanto el idioma como los peculiares códigos. Por el contrario, Argentina aún no sabe siquiera cómo tratar a los chinos radicados en el país.

Sea como fuere, desde el miércoles circulaban por el microcentro anticipos sobre eventuales anuncios respecto de China, que iba a hacer el presidente Néstor Kirchner. Aparte de acuerdos bilaterales entre ambos países en áreas como alimentos, energía o transportes, algunos operadores financieros arriesgaban que Beijing podría llegar a hacerse cargo de deudas argentinas con organismos internacionales. No directamente, claro, pero quizá mediante pases entre letras de la Tesorería norteamericana –tiene de sobra- y papeles argentinos, como parte de una mecanismos más amplio para revaluar internacionalmente el yüan.

Por cierto, durante el fin de semana y por filtraciones desde el aparato diplomático “profesional” y una entidad que reúne a jubilados de la carrera, trascendió “un paquete próximo a US$ 20.000 millones”, monto muy grande aun para un país con reservas internacionales próximas a los US$ 400.000 millones. Los rubros más mencionados eran un programa ferroviario con alto contenido tecnológico –tendiente a paliar la destrucción de la red, iniciada por Álvaro Alsogaray hace 43 años y completada en los 90-, programas viales, habitacionales y de telecomunicaciones.

Por supuesto, mientras parte de la izquierda hablaba de entreguismo y algunos empresarios de extranjerización industrial, columnistas allegados al sector financiero adoptaban posturas similares a las exhibidas respecto del canje de deuda, hasta que éste se puso en marcha. Curiosamente, nadie dijo palabra sobre consultas directas entre Buenos Aires, Brasilia, Santiago de Chile y Washington sobre la “apertura a China”.

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