<p>Ahora que la Reserva Federal puede aportar efectivo urgente a una cantidad de firmas, bancas de inversión y otras categorías –política muy censurada por economistas y analistas serios-, otra Bear Stearns parece difícil. Pese al caso Lehman Brothers, que se le asemeja demasiado.</p>
<p>Sin embargo, habrá otros ciclos eufóricos y nuevos excesos. A menos que se cambie el modelo, señalaban expertos en gestión de riesgos convocados por Reuters para debatir perspectivas sectoriales. “Los profesionales de la especialidad debieran estar en los directorios”, afirmaba Lawrence Tabb, un consultor en la materia.</p>
<p>“Cuando entremos en otro ciclo eufórico –puntalizó-, ¿qué pasará? Pues que los afectados llamarán tarde al gerente de riesgos”. Por supuesto, Tabb y otros consignan al pasado la doble crisis actual (malas hipotecas, iliquidez), con cual pueden incurrir en un error.</p>
<p>En general, las firmas de valores siempre han intentado equilibrar entre ganar dinero y manejar los riesgos coadyuvantes. Pero explosiones como la doble crisis, amén de llevar el péndulo al segundo extremo, demuestran por lo menos imprevisión. La RF no podrá seguir siempre interviniendo para salvar a las bancas de sus errores, excepto que se modifique el modelo identificado con el capitalismo anglosajón.</p>
<p>Sin duda, “estos episodios pueden acarrear mayor grado de regulación y supervisión del mercado, por ello sería mejor que encarásemos la tarea desde adentro”. Así opina Thaddeus Rivelle, de Metropolitan West Asset Management. Pero hay un problema: “los ejecutivos superiores no tienen razones para oponerse a las manías del mercado. Particularmente, si les dan ganancias y redundan en altas bonificaciones anuales atadas al precio de títulos. Quienes no se suben a la calesita irritan a los accionistas y a la junta directiva”. Cuando ésta advierte que las moscas blancas tenían razón, es demasiado tarde.</p>
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Wall St.: la burbujas se repetirán si no se gestionan bien los riesgos
Las mismas firmas de valores hoy castigadas por sus malas apuestas debieran afinar prácticas y cánones remuneratorios. De lo contrario, se reiterarán problemas como los que llevaron a la actual crisis de liquidez.