<p>Por supuesto, el número clave es el total de transacciones. Su baja trasunta una traba doble: las entidades no quieren asumir riesgos y los potenciales deudores tampoco. Es un signo negativo para la economía, pues –según el departamento federal de hacienda- representa los préstamos de los quince mayores bancos privados.<br />
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En realidad, el panorama es más serio: más de la mitad de créditos en el segundo trimestre provino de refinanciar hipotecas y préstamos a empresas. No se trata de operaciones nuevas.<br />
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Por una parte, las entidades limitan créditos para no descapitalizarse, especialmente ante la acumulación de transacciones tóxicas. Por la otra, el sector privado sigue cancelando o postergando planes de expansión. El trasfondo es claro: el público –no sólo los “consumidores”- disminuye sus propios gastos para hacer frente a la recesión.<br />
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Esta mezcla de factores (el último en realidad es contraproducente) demora la recuperación de la economía física. Tanto es así que, a juicio de varios analistas, las carteras crediticias recién comenzarán a reaccionar dentro de un año.<br />
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El informe del Tesoro abarca gigantes como Bank of America, JPMorgan Chase o Citigroup más entidades regionales. Los quince bancos examinados tienen 47% de los depósitos garantizados por el estado y han percibido US$ 182.500 millones vía programa pro alivio de activos tóxicos (TARP). Las carteras de préstamos disminuyeron en trece de las quince entidades. BofA fue un caso emblemático: su masa de créditos se contrajo 3,6% en el segundo trimestre, o sea a US$ 942.000 millones.</p>
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En EE.UU. se achican las carteras totales de créditos
En enero-marzo, el conjunto de préstamos bancarios ascendía a US$ 4,33 billones, cifra que cedió 2,8%, a US$ 4,21 billones, en abril-junio. Pero las operaciones nuevas o renovadas pasaron de US$ 712.340 millones a 802.790 millones (+12,7%).