Eurodéficit: no a los gobiernos irresponsables

Eso sostuvo Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo (BCE). Horas antes, Suiza había anunciada que ya no aceptará bonos soberanos portugueses. ¿Qué harán ahora las tres calificadoras privadas que monitorean riesgos?

8 enero, 2011

<p>Entre una noticia y otra, saltaron las brechas de Portugal, B&eacute;lgica e Italia. Vale decir, las diferencias entre la tasa referencial alemana y los tipos locales. En la reapertura del lunes se esperaban extremos de hasta 190 puntos b&aacute;sicos. <br />
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En este momento, seg&uacute;n el Bundesbank, los costos adicionales de endeudamiento ascienden a 9,85% para Grecia, 4,31% para Portugal, 2,62% para Espa&ntilde;a, 1,87% para Italia y 1,19% para B&eacute;lgica. Aunque s&oacute;lo los tres mayores casos resultan alarmantes, la ortodoxa Berl&iacute;n no ve con tranquilidad al resto de la Eurozona. En particular, con Berna atacando a Lisboa.<br />
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Esta combinaci&oacute;n de se&ntilde;ales indujo a Trichet a &ldquo;aclarar&rdquo; que el BCE &ldquo;no puede sustituir a gobiernos irresponsables&rdquo;. Sin identificarlos &ndash;ya estaban haci&eacute;ndolo los medios-, advirti&oacute;: &ldquo;no tienen otra opci&oacute;n que cambiar pol&iacute;ticas para el saneamiento de las cuentas p&uacute;blicas&rdquo;. No sin cierta carga de ingenuidad, el funcionario recomendaba &ldquo;volver al pacto de estabilidad y crecimiento&rdquo;. Esto es, al acuerdo de Maastricht, hoy casi anacr&oacute;nico tras una larga serie de fracasos.<br />
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Trichet y otros promotores de la austeridad fiscal, resistida por la gente, inclusive con violencia callejera (Grecia, Espa&ntilde;a, Francia, Italia, Irlanda), persisten aconsejando la receta alemana. Vale decir, astringencia crediticia, baja de salarios reales y otros ingredientes de la cartilla monetarista. Para el jefe del BCE, &ldquo;es preciso retornar a esquemas que mejoren la productividad y la acerquen al modelo germano&rdquo;.<br />
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Sin embargo, el Bundesbank regresa al campo de batalla y vuelve a tomar masivamente t&iacute;tulos portugueses, griegos e irlandeses. Exactamente al rev&eacute;s de lo que pide Trichet. A criterio de observadores en Francfort o Bruselas, el BCE choca contra dos obst&aacute;culos: su receta ortodoxa no crea demanda real ni productividad (carece de facultades estilo Reserva Federal) y hoy afronta un plan chino para salvar a la Eurozona comprando bonos soberanos. Espa&ntilde;a ser&aacute; la prueba piloto.</p>
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